La indignación de los indignos

Hemos asistido durante meses y a través de los medios habituales, sobre todo, de los mal llamados “debates” televisivos, y que en realidad no son más que panfletos de corte fascistoide, y refiriéndose particularmente a la crisis y como consecuencia a los parados, a preguntas como: ¿dónde están los parados que no salen a la calle? ¿Por qué los cabreados no protestan ahora?

Jose Enrique Muñoz Blanco - Madrid
17/06/11 · 18:56
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Hemos asistido durante meses y a través de los medios habituales, sobre todo, de los mal llamados “debates” televisivos, y que en realidad no son más que panfletos de corte fascistoide, y refiriéndose particularmente a la crisis y como consecuencia a los parados, a preguntas como: ¿dónde están los parados que no salen a la calle? ¿Por qué los cabreados no protestan ahora?

El Sr. González Pons, vicesecretario general de Comunicación del Partido Popular (PP), y refiriéndose a los acontecimientos acaecidos recientemente en Egipto y concretamente en la Plaza Tahrir de El Cairo, llegó a decir con la gran solemnidad y semblante de parecer decir siempre la verdad, lo siguiente: “Españoles y españolas, ciudadanos hartos del paro y de la crisis económica, de la crisis de valores y de la crisis social y de la depresión institucional: habéis visto a Egipto. El pueblo cuando quiere puede. Y el pueblo español quiere”. Seguramente, el Sr. González Pons, no se había enterado todavía de que, a consecuencia de la represión, murieron más de 200 personas.

Y ahora, cuando los ciudadanos indignados o cabreados con el paro, los políticos acomodados, los “chorizos”, los poderes mediático y financiero, la inseguridad y precariedad laboral, las graves deficiencias en la enseñanza, la vivienda, el medio ambiente, la politización del Poder Judicial, la injustificada represión policial, y contra la injusticia social en general. Ahora, como decía al principio, resulta que, cuando por fin los ciudadanos indignados o cabreados se movilizan para reclamar lo que les parece justo (y sin duda lo es), aparecen los mismos voceros e indignos “salvapatrias” que, sin vergüenza aparente, están escandalizados y asustados por el evidente éxito que no ha hecho más que empezar, y que a pesar de los infiltrados, que solo se representan a ellos mismos, solo es el comienzo de una lucha pacífica para conseguir una verdadera democracia en nuestro país.

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