EUSKAL HERRIA // EL ABOGADO DE LA FAMILIA ACUSA A LA GUARDIA CIVIL DE SECUESTRAR Y TORTURAR AL MIEMBRO DE ETA
La guerra sucia planea sobre el caso Anza

La desaparición del miembro de ETA Jon Anza, hace 11 meses y en circunstancias sin aclarar, así como la aparición de su cadáver, ha despertado el espectro de la guerra sucia.

01/04/10 · 0:00
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HOSPITAL DE TOULOUSE. Unas cien personas presionaron para que un familiar de confianza de la familia participara en la autopsia. / Foto: Ekinklik.

 

La desaparición del miembro de
ETA Jon Anza, hace 11 meses y en
circunstancias sin aclara
r, así como
la sorprendente aparición de su
cadáver, el pasado 12 de marzo en
la morgue del hospital Purpan de
Toulouse, ha despertado el espectro
de la guerra sucia.

El hallazgo del cuerpo da por
respondida la pregunta "Non da
Jon" (¿Dónde está Jon?), que ha llenado
las calles del País Vasco durante
los últimos meses, pero deja
muchas incógnitas. La confirmación
de que el cadáver ha permanecido
durante diez meses en el
hospital –cuando los protocolos sanitarios
franceses prevén un máximo
de dos meses para cuerpos no
identificados– deja en entredicho
la versión oficial francesa y arroja
sombras sobre una investigación
que arrancó con la denuncia por
desaparición interpuesta por la familia

de Anza el 15 de mayo.

"Desaparición inquietante"

Sólo tres días después de la denuncia,
el 18 de mayo de 2009, la fiscal
de Baiona, Anna Kayanakis, abrió
una investigación oficial para esclarecer
una "desaparición inquietante".
Nueve meses después, el 14 de
marzo, y en una concurrida rueda
de prensa, el resoplido inicial de la
fiscal era el vivo espejo de su fracaso.
La acompañaba, guardando un
estricto mutismo, el comisario judicial
Patrick Leonard, cabizbajo y de
brazos cruzados. Sólo confirmaron
que el cadáver era el de Jon Anza,
asumieron los errores y despropósitos
sucesivos y se mostraron incapaces
de explicar por qué el cuerpo
no ha aparecido hasta ahora.

La versión de la Fiscalía francesa
presenta ahora una secuencia de
hechos según la cual Jon Anza habría
sido encontrado el 20 de abril a
las 11 de la noche, inconsciente, con
una ropa distinta a la que llevaba el
día de su desaparición, apoyado en
una jardinera del restaurante Hippopotamus
de la avenida Estrasburgo.

Localizado por la Policía municipal
fue trasladado al hospital, donde
moriría el 11 de mayo sin haber recuperado
la conciencia en ningún
momento. La versión oficial no tiene
ninguna respuesta para aclarar
qué pasó entre el 18 de abril –cuando
Anza tomó un tren en Baiona dirección
Toulouse para acudir a una
cita con miembros de ETA que nunca
se produjo– y el 29 de abril.

Cabe señalar que, sólo cuatro meses
antes de la desaparición de Anza,
el refugiado vasco Juan Mari Mujika,
según su propia denuncia, fue abordado
y secuestrado durante dos horas
por agentes españoles, que pretendían
que colaborase en la lucha
contra ETA. La investigación judicial
francesa en curso ya apunta a cuatro
números de móviles españoles, en
un contexto donde la presencia de
policías españoles en el País Vasco
francés se acrecentó tras el atentado
mortal contra dos guardias civiles en
Capbretton en 2007, hasta alcanzar
el centenar de agentes.

Además, según informó el diario
El Mundo, el mismo día –18 de mayo–
que la fiscal anunciaba la apertura
de la investigación, guardias civiles
abandonaron precipitadamente
las habitaciones que ocupaban
en el hotel Adaggio de Toulouse. En
la huida, dos de los agentes olvidaron
sus pistolas debajo del colchón.
La fiscal Kayanakis ha afirmado
que tenía conocimiento de estos hechos
pero que no los vincula con el
caso Anza por ser una "misión clásica"
de agentes antiterroristas españoles.
Las armas de los guardias
civiles fueron devueltas a través de
la comisaría de Toulouse y los agentes
implicados, que se registraron
en el hotel con su documentación
real, nunca fueron interrogados.

La fiscal descarta el robo

En ese confuso escenario, la fiscal
Ana Kayanakis anunció el viernes
19 que dejaba el caso, aduciendo la
complejidad del mismo, y que derivaba
el caso, como solicitaba la familia,
a los juzgados de Toulouse.
En la misma comparecencia, la fiscal
sólo descartó la versión sugerida
en su día por Pérez Rubalcaba,
que insinuó que Anza habría huido
con 300.000 euros que iba a entregar
a ETA. Kayanakis responsabilizó
al hospital Purpan de los errores
en la identificación, pero pocas horas
después el centro médico la desmentía
con un pormenorizado comunicado
en el que detallaba que
contactó con la policía hasta tres veces,
remitiendo la ficha completa de
Anza, en ese momento sin identificar,
a la Oficina de Desaparecidos.
El hospital afirma además que nunca
recibió aviso alguno de la Policía
judicial de Baiona. Y ello pese a que
había una investigación abierta y
que el anuncio de la desaparición
de Anza movilizó a centenares de
personas en mayo de 2009, que organizaron
brigadas de búsqueda colocando
fotografías en el recorrido
entre Baiona y Toulouse.

Once meses después, el cadáver
habría sido localizado en la morgue
de Toulouse, gracias al celo de un
trabajador según la versión final.
Pero nadie aclara lo sucedido entre
el 18 y el 29 de abril de 2009, dónde
estuvo Anza y dónde están sus pertenencias,
así como el supuesto dinero
que llevaba –fue encontrado
con un solo billete de 500 euros–.

El cadáver del militante de ETA
ha aparecido justo cuando empezaba
a ser un caso molesto y la
prensa francesa empezaba a hacerse
eco de un tema incómodo y señalaba
los indicios de la pista de la
guerra sucia española. Incluso el
libro publicado por el periodista
Jacques Massey a finales de febrero
(ETA, histoire secrète d’une guerre
de cent ans
) aporta datos sobre
la implicación de los servicios secretos
españoles, ya que sostiene
que fuentes de la Ertzaintza responsabilizan
a agentes españoles
de la desaparición, y apunta que
incluso hay escuchas telefónicas
sobre el caso.

«No descarto nada. No soy un ingenuo»

Tras 11 meses de movilizaciones
y denuncias, familiares
y allegados de Jon Anza
comparecieron en Baiona el
14 de marzo para anunciar
que se personan como parte
civil en la causa judicial.
El abogado Jon Enparantza
manifestó que no creen en
las casualidades, que sospechan
«que el cuerpo ha
sido escondido todo este
tiempo» y que la versión oficial
tiene una «absoluta
falta de credibilidad». Enparantza
afirmó que la «Guardia
Civil lo secuestró, torturó
y asesinó» y sugirió a la fiscal
Kayanakis que preguntase
«en las cloacas, porque
estamos frente a una cuestión
de Estado». El mismo
día, [la izquierda abertzale->http://diagonalperiodico.net/Una-nueva-esperanza-para-el.html]
enmarcó la muerte y desaparición
de Anza en un
«nuevo capítulo de guerra
sucia». Al día siguiente,
8.000 personas recorrieron
las calles de Donosti en
recuerdo de Jon Anza, tildando
a Rubalcaba de
mentiroso y situándolo como
máximo responsable.
Éste sólo se ha pronunciado
para amenazar con denunciar
a quien sostenga
que tras el caso Anza están
los cuerpos de seguridad
del Estado. Por su parte, el
comisario François Bodin,
director de la Policía Judicial
de Burdeos y responsable
de la investigación, afirmó:
«No descarto nada. No soy
un ingenuo. Contribuí a
tumbar a los GAL».

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