Creado en 1991, el Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES) es mucho más que una base de datos. Es un régimen de vida de extrema dureza aplicado a centenares de presos considerados conflictivos.
La sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo ha declarado nulo el primer apartado de la Instrucción 21/96 de Instituciones Penitenciarias (IIPP). Esta orden interna estableció la creación del Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES), una base de datos que recogía información individualizada de presos que, para la Dirección General de Instituciones Penitenciarias (DGIIPP), requerían un régimen de vigilancia “especial”.
Parece un simple acto administrativo,
pero en realidad el FIES es mucho
más que una base de datos.
Como recoge la sentencia del alto
tribunal, se trata de un conjunto de
“normas de seguridad y control relativas
a internos muy conflictivos o
inadaptados”. Es por eso que el tribunal
la ha anulado, no acepta que
una norma que regula los deberes y
derechos de los presos no tenga rango
de ley y evite así “unas garantías
en su elaboración y requisito de publicidad”.
Antonio Domínguez, del Colectivo Malatextos, expresaba lo
mismo, de otra forma, en una carta hecha pública recientemente: “El régimen FIES se creó en primera instancia mediante una circular para evitar el control parlamentario”. Puesto en marcha mediante una circular en 1991, y regulado posteriormente en la Instrucción 21/96 (ahora anulada), fue concebido como un instrumento de control para reclusos considerados como un potencial desestabilizador para el sistema penitenciario.
El régimen FIES
se empezó a aplicar básicamente a
varios centenares de fuguistas y participantes
en motines y protestas y a
presos de motivación política. Su
objetivo, frenar como fuera las durísimas
huelgas de hambre, protestas
y motines que estaban protagonizando
tanto presos sociales, organizados
en la APRE-r (Asociación de
Presos en Régimen Especial reconstituído),
como presos de ETA y
GRAPO para reclamar mejoras en
las prisiones.
Según numerosos testimonios, estar
bajo una “vigilancia especial” significa,
incluso para presos que pueden
estar en prisión provisional a la
espera de juicio, vivir encerrados entre
21 y 23 horas al día, en celdas de
3 x 4 metros, pudiendo salir, con mucha
suerte, en parejas (no son pocos
los presos que se encuentran solos
en una galería) a un patio de 10 x 15
metros. Además, como las condiciones
de vida las marca el director
de cada prisión, son muy comunes
las prohibiciones de visitas, de salidas
al patio, y los cacheos e inspecciones.
Y aunque a lo largo de los
años la dureza del régimen FIES ha
ido variando, lo usual es que los presos
sean cacheados todos los días a la entrada y a la salida de la celda: lo
que en la práctica supone cuatro cacheos
diarios. Sólo pueden tener en
su celda dos libros de lectura, dos revistas
y/o periódicos. No pueden almacenar
ninguna prenda de vestir
–inicialmente se les impuso monos y
chanclas para vestirse y calzarse–, ni
ningún tipo de objeto que revista la
celda de calor humano (fotos, etc.),
supuestamente para facilitar la labor
del registro que se realiza diariamente.
No cuentan con actividades programadas
de ningún tipo, se les controla
la correspondencia, y es habitual
que se les confisquen muchas de
las cosas que les envían del exterior.
Estas condiciones tan duras de
aislamiento constituyen el caldo de
cultivo para todo tipo de abusos
por parte de los carceleros. Según
recuerda un activista contra las cárceles,
“el módulo de la primera prisión
donde se llevó a la práctica el
régimen FIES, en el Dueso (Cantabria),
fue cerrado a raíz de la visita
del Defensor del Pueblo. Éste había
comprobado las condiciones a las
que estaban siendo sometidos los
cinco internos allí recluidos”.
Tras el varapalo del Supremo, Instituciones
Penitenciarias se ha limitado
a recordar que en febrero de
2006 la actual directora, Mercedes
Gallizo, firmó una nueva instrucción
penitenciaria que, bajo el título de
Protocolo en Materia de Seguridad,
derogaba la circular 21/96. Para
Instituciones Penitenciarias la decisión
judicial no afectará a los presos
sometidos a especial vigilancia.
Sin embargo, el Ateneo Al Margen
recuerda que la nueva instrucción
de Gallizo “tiene como objetivo la
reafirmación del FIES como medida
‘ajustada al ordenamiento jurídico
vigente’ y en consecuencia intenta
justificar la posición de Instituciones
Penitenciarias, que considera
este supuesto fichero ‘con exclusivo
carácter administrativo’. Lo mismo
opina Pilar Sánchez, la abogada que
en nombre de la asociación de apoyo
a las personas presas, Madres
Unidas Contra la Droga, llevó la denuncia
del FIES hasta el Supremo:
“Los FIES siguen existiendo, así como
el régimen de vida. La Instrucción
de Gallizo adolece del mismo
defecto que la 21/96”. Por su parte,
Julen Arzuaga, abogado de Behatokia,
observatorio vasco de derechos
humanos, sostiene que “como
todo en estas cuestiones de vulneración
de DD HH por parte del Estado, el quid, más que de forma,
es de contenido, de voluntad. Al
persistir la decisión política de exprimir
al máximo las medidas contra
los presos políticos vascos, se
mantendrán las restricciones de derechos
y las medidas más severas y
crueles, aún cuando se suspendan
los ficheros FIES”.
Por lo pronto, Instituciones Penitenciarias
ya puso en funcionamiento
en octubre el SISPE, por ahora
una gran base de datos con informaciones
íntimas y confidenciales sobre
62.000 presos y sus familiares.
Antonio Asunción
Nombrado director general de IIPP en 1988, cargo que ocupó durante cinco años, Antonio Asunción, militante valenciano del PSOE, fue el responsable de la creación del FIES. En 1991 fue investigado por el juzgado de instrucción número 9 de Sevilla acusado de delitos de tortura, rigor innecesario y prevaricación por haber ordenado en la prisión de Sevilla II mantener permanentemente atados a sus camas durante días a 13 presos acusados de un motín. Juzgado años más tarde, junto con otros cinco
responsables penitenciarios, fue considerado culpable, pero quedó en libertad con una fianza de 20 millones de pesetas.
Aislamiento
Según Shaw y Crossland (1981), el 40% de sujetos sometidos a privación sensorial estricta de más de ocho horas manifiestan distorsiones sensoriales
y alucinaciones de corta duración. En el aislamiento en prisión no se dan las condiciones estrictas de privación sensorial experimental, pero sí se produce una monotonía estimular que puede generar trastornos.
Los presos suelen referir, cuando salen del aislamiento, alteraciones sensoriales, especialmente en vista y oído. Pero lo más grave es que éstas
predisponen a la aparición de brotes psicóticos o trastornos.
Puerto III, Cádiz
Este centro penitenciario, inaugurado en junio de 2007, cuenta con 70 plazas de aislamiento. Entonces, la Asociación por la Defensa de los Derechos Sociales e Individuales (GGEBEADDSI) dio a conocer que “a los
14 ocupantes del módulo, entre ellos siete presos vascos y un anarquista, se les está manteniendo separados del resto y totalmente incomunicados, reduciéndose todo contacto humano (...) al trato con ordenanzas
y funcionarios”. Y recalcaban que “están siendo sometidos a un régimen extremo de aislamiento e incomunicación, como el que organismos internacionales califican de tortura, con efectos devastadores”.
Confusión en torno a Amadeu Casellas
La situación de Amadeu Casellas, de 48 años, era, al cierre de esta edición, confusa. El 20 de abril este preso libertario empezó una huelga de hambre para exigir que se cumplieran los acuerdos arrancados a la Administración penitenciaria catalana que permitirían su próxima excarcelación. Tras 26 días de protesta, Amadeu anunciaba el fin de la huelga porque se planteaba un cambio de estrategia en sus reivindicaciones y porque, afirmaba, pensaba haber conseguido desbloquear unas demandas mínimas, sobre todo en lo relativo a las comunicaciones con el exterior (llamadas telefónicas, visitas...). Sin embargo, pocos días después el preso comprobó que la administración seguía bloqueando sus comunicaciones. Durante el fin de semana del 23 y 24 de mayo, sus familiares y allegados, que lograron verle, afirmaron que está decidido a reiniciar la huelga de hambre.
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