No ha pasado ni un año y ya empiezan a sonar propuestas para una nueva reforma laboral. La última, la idea genial de la CEOE para terminar con el paro juvenil: un contrato especial para jóvenes con sueldo equivalente al salario mínimo.
La CEOE ha propuesto un contrato especial para jóvenes que tendría como referencia el salario mínimo interprofesional (645,30 euros). Al parecer, resulta difícil contratar respetando los convenios.
No esperaba esto de la CEOE. Parece que no quieran lo mejor para el país. Estamos en crisis y no podemos mantener privilegios absurdos y liberticidas como las pensiones, los subsidios de desempleo, los médicos, las escuelas, el agua corriente, el derecho a huelga, los pantalones cómodos, el café de media mañana ni, por supuesto, los salarios.
Los sueldos son un lastre para el libre mercado. Si los eliminamos, los costes empresariales se verán reducidos y esto sin duda estimulará la creación de empleo. Es muy sencillo y quien no lo entienda, es que simplemente no sabe de matemáticas. Si ingreso 2.000 euros al mes y cada trabajador cobra 1.000 euros, sólo puedo contratar a dos trabajadores. En cambio, si los trabajadores cobran 0 euros, puedo contratar a infinitos empleados. Con lo que el problema del paro y del cierre de empresas se terminaría de inmediato.
Es más, incluso mejorarían las condiciones de trabajo, ya que si un empresario puede contratar a cuantos empleados necesite sin preocuparse por el precio, desaparecerían las horas extra e incluso podríamos reducir la jornada laboral.
No sé en qué pensaban todos esos despilfarradores que decidieron que
podían formar una familia y vivir en un piso de 60 metros cuadrados La economía debe tratarse con rigor científico, dejando los sentimientos a un lado. Claro que es mejor cobrar que no cobrar. Y también es mejor ir a trabajar a lomos de un unicornio alado en lugar de ir en metro. Pero (sorpresa) los unicornios alados no existen.
Seguro que hay aprovechados que prefieren quedarse en el paro, sin tener en cuenta que no hay nada más importante en la vida que trabajar, ya que el trabajo nos realiza como personas y como empleados, y permite además que se hagan realidad al menos los sueños de algunas personas (los empresarios). Obviamente, los comunistas prefieren que no se hagan realidad los sueños de nadie, por puro egoísmo. Pero digan lo que digan, siempre será mejor que veinte personas sean felices a que no lo sea nadie. Sólo un envidioso, un resentido, evitaría a toda costa la felicidad ajena.
Todo esto es aún más cierto en tiempos de crisis. Cuando hay bonanza, se puede repartir, siempre que el empresario lo considere positivo y sin obligaciones que no hacen más que restringir la libertad del mercado. Pero ahora no es el momento. Hay que afrontar las circunstancias en las que nos encontramos.
Muchos han querido vivir por encima de sus posibilidades y no han sabido ahorrar cuando tenían un sueldo, a pesar de que esto podía llegar a ocurrir. No sé en qué pensaban todos esos despilfarradores que decidieron que podían formar una familia y vivir en un piso de 60 metros cuadrados. ¿Acaso se creían millonarios? Y ojo, que algunos se iban una semana de vacaciones, incluso fuera del país, o se compraban un coche.
Locos. Todos locos.
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