- SIN CONSUELO. Miles de jóvenes no podrán ser voluntarios hasta por lo menos 2020.
Tuve una corazonada: Tombuctú
2016. Perdí el conocimiento en Cibeles,
soñé con Las Reinas Gigantes
de Maracatú vacilando a un Oso
descentrado y con una hormigonera
- SIN CONSUELO. Miles de jóvenes no podrán ser voluntarios hasta por lo menos 2020.
Tuve una corazonada: Tombuctú
2016. Perdí el conocimiento en Cibeles,
soñé con Las Reinas Gigantes
de Maracatú vacilando a un Oso
descentrado y con una hormigonera
en el lugar del Madroño. A la mañana
siguiente los titulares de los
periódicos delataban una profunda
falta de imaginación. Todos decían:
“Río rompe el corazón de Madrid”.
Alguno podía haber dicho al menos
“La corazonada se quedó en nada”
o “Río se ríe de la corazonada”,
“Hoy hace un día estupendo, en
2016 ya veremos” o “¿Cuándo coño
va a empezar el otoño?”.
Me encanta el gusto por lo de la
leña y el árbol caído de nuestra malrollista
sociedad publicitaria. El secretario
de Estado para el Deporte,
Jaime Lissavetzky, ha apuntado
que las futuras elecciones municipales
en la capital española serán
un hándicap a tratar antes de promover
un nuevo proyecto deportivo.
Bueno, hombre, pues habrá que
eliminarlas. Faltaría más. Si lo que
son los equipamientos ya están alicataítos
de suelo a techo. Ea. Por
una lucha intestina en un partido
nos vamos a quedar con la ‘Paja
Mágica’ sin usar. Sí, hombre.
Pobres cariocas, la que se les viene
encima. Creo que me llamarán
ceniza por decir que me lamento
por los morros de Río. Y encima
Gallardón vendrá con que quedamos
segundos y que si volvemos a
hacer el oso con Madrid 2020. Y es
que, señorías: el espíritu olímpico
consiste en destruir una ciudad.
Pero he de reconocer que iba pegada
a la radio del coche como si deseara
oír que se los habían adjudicado
a Madrid. Si es que juegan con la
emoción, los muy perversos. Y en esta
sociedad tan sobreexplotada e insatisfecha
la gente como que anda
cortita de emociones, te proponen
una emoción así, prolongada en un
día entero y hasta un rey silabeando
como siempre fonemas guturales
–que digo yo que si un día empieza
a decir ‘gua gua’ o ‘miau miau’
no va a pasar nada–. Semifinales.
Algo así como meterse un cuartito
de MDMA, con su poquito de mal
viaje, pero luego el bajón pero de
tranqui, la plaza de Oriente –enclave
simbólico donde los haya–, vacía, todos
pa’casa y a ensuciar otra plazuela
donde haya megafonía y nada nos
recuerde a corazones, manos amorfas
y cejas como depiladas pero sin
depilar. Es decir, la efigie de ‘Titus
Gallardónicus’, ese personaje a día
de hoy infinitamente más interesante
que Lula, ese Alberto Calígula con
manos de seminarista y corazón de
Joven Castor, ese personaje chespiriano
que un día despertará y encontrará
la cabeza de caballo sobre la almohada
y todos diremos: “El que
con Esperanza se acuesta...”.
Lo bueno de que te den los Juegos
Olímpicos es que te abren la
ciudad al mar una barbaridad, y
luego te construyen un par de rondas
que no mejoran muchísimo el
trafico. Pero el pueblo es sabio y le
importa esto de los Juegos un Pimientaco
de Padrón. Sentido común
que se llama. Y añado de mi
propia cosecha: si creyera que la
solución pasa por el capitalismo...
pues sería capitalista.
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