ELECCIONES EN CATALUÑA / DEMOCRACIA SIN PARTICIPACIÓN
LOS POLÍTICOS... ¿CADA VEZ MÁS AISLADOS?

Mientras el esperpéntico teatro electoral acapara el panorama mediático, los
movimientos sociales sacan a la palestra una realidad no recogida en los debates.

09/11/06 · 0:31
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EL FORAT DE LA VERGONYA.
La policía desalojó un espacio
recuperado por los vecinos./ Kiuba

En un gag de un conocido programa
de humor de TV3, Ángel Acebes imitaba
al Bruce Lee del anuncio de
coches en que aconseja “dejar de entender
la realidad” para “ser realidad”.
El gag se refería a la versión
popular del 11-M, pero seguramente
el chiste sería aplicable a toda la clase
política catalana. Hasta las elecciones,
en que la abstención impuso
de nuevo la realidad más común.

Estas elecciones autonómicas catalanas
han sido las segundas en la
historia con mayor abstención. Y
no sólo esto, el voto en blanco se ha
duplicado, el nulo triplicado y la lista
Escons Insubmissos (Escaños
Insumisos), que postula dejar vacías
las actas que consiga, ha cuadruplicado
papeletas. Es evidente
que la brecha entre clase política y
ciudadanía se agranda.

Este factor es explicado por muy
diversas razones por expertos de todo
tipo, pero es innegable el divorcio
entre los debates electorales y las
preocupaciones sociales. Excepto en
el tema migratorio, donde se ha impuesto
la ‘línea dura’ en la mayoría
de programas políticos.

Según la última encuesta del CIS,
la principal preocupación en Catalunya
es la vivienda, en torno a la
cual se está forjando un nuevo movimiento
social. La respuesta de la clase
política ha sido, precisamente, evitar
a toda costa la cuestión, llegando
a suspender una cumbre ministerial
europea y desatando una tormenta
mediática con tal de no reconocer
que no tienen ni una sola respuesta
al problema. Así, se generó una absurda
teoría en torno a los ya famosos
“250 violentos”, capaces de
“arrasar” la ciudad condal en sólo
unas horas y de “mantener en jaque”
a todos los cuerpos de seguridad e
instituciones con tan sólo un cohete
de feria y unos globos con pintura.

Si esto conseguirá dañar este incipiente
movimiento ya se verá,
pero es seguro que no ha mejorado
la credibilidad de los candidatos.
Así, cuando Artur Mas prometió
en un mitin pagar la mitad del
alquiler a las parejas jóvenes cosechó
una sonora carcajada entre
sus propios militantes.

Pero el cierre de espacios de debate
no sólo ha sido formal, sino
también legal. Así lo ha decidido la
Junta Electoral de Barcelona, con
la aprobación del Tribunal Superior
de Justicia de Catalunya, que
ha prohibido la celebración de manifestaciones
durante la campaña
electoral porque “podían condicionar
la libre opinión del derecho a
voto”. Estas decisiones han sido duramente
criticadas por los colectivos
afectados: policía autonómica,
estudiantes y la organización SOS
Racisme. Esta última, que pretendía
pedir el derecho a voto para los
inmigrantes, denunció la “falta de
sensibilidad” de la Junta Electoral
hacia una campaña que “hace meses
que está en marcha, y que no es
específica del período electoral”.

Según Marco Aparicio, profesor
de derecho constitucional en la
Universitat de Girona, esta doctrina
“intensifica la lectura democrática
centrada sólo en el proceso electoral
y los partidos”, lo que es “muy grave”,
pues, “aunque es difícil entender
que estas manifestaciones condicionen
el derecho al voto, aunque
esto fuera así tampoco sería un motivo
para prohibirlas”, pues en campaña
electoral “todo el mundo tiene
derecho a expresar su opinión”.

A pesar de las prohibiciones y los
chaparrones mediáticos, los movimientos
sociales se han expresado
hasta el mitin final, concretamente
el del PSOE, en el que una chica se
encaramó a la tarima desde donde
hablaba Zapatero y desplegó una
pancarta contra la tortura, solidarizándose
con un joven leridano que
la sufrió en 2003 tras ser detenido
por los Mossos d’Esquadra.

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