“La SGAE pide 12 euros al día a un
peluquero por poner la radio. Al
principio creyó que era una broma”.
Este titular, que apareció en
Europa Press el 6 de noviembre,
fue reproducido en las web de medios
como RTVE, Antena 3, El periódico,
Periodista Digital, La
Razón, etc. ¿Quieren saber qué pasó
con el peluquero? Vayan directamente
al final de esta página.
La historia de una dependienta de
una tienda inglesa que había sido denunciada
por ‘la SGAE inglesa’ (que
“La SGAE pide 12 euros al día a un
peluquero por poner la radio. Al
principio creyó que era una broma”.
Este titular, que apareció en
Europa Press el 6 de noviembre,
fue reproducido en las web de medios
como RTVE, Antena 3, El periódico,
Periodista Digital, La
Razón, etc. ¿Quieren saber qué pasó
con el peluquero? Vayan directamente
al final de esta página.
La historia de una dependienta de
una tienda inglesa que había sido denunciada
por ‘la SGAE inglesa’ (que
no se llama así sino PRS) por tararear
canciones de Beyoncé o Paquita
Rico mientras vendía jabones con
forma de flor, tuvo también el eco de
decenas de páginas que claman a
diario contra las SGAE del mundo.
No sabemos qué tiene esta Sociedad,
‘La Sociedad’, para que, según
Las Provincias, los internautas
españoles –suponemos que también
las españolas– “odien más” a
la SGAE que a la mismísima Hacienda.
Los expertos consultados
en los foros coinciden en que, por
encima de todo, tiene una marca
que para las nuevas generaciones
significa más que la suma de los
nombres del Conde Don Julián,
Long John Silver y la Bruja Avería.
“La tuna deberá pagar a la
SGAE”, “Ramoncín contra El Jueves”
o “El retorno de los chupópteros
madridistas” son algunos de los
títulos que engordan el filón de novedades
que ha generado en torno
a sí este negociado entre abogados
y artistas creado en 1941 para gestionar
los derechos de los cómicos
que sobrevivieron a Franco. Una
veta que aumenta al mismo ritmo,
mitad pop mitad tecno, al que crecen
los beneficios de un puñado de
autores entre los que debe contarse
el pollo del rey frito.
En 2007, el 1,73% de los autores
asociados se llevaron el 75% del reparto
de ingresos por derechos, casi
223 millones de euros, un porcentaje
similar al que indica que sólo
2.000 de los 94.000 artistas socios de
la SGAE lo son de pleno derecho, es
decir, pueden votar unas cuentas
que arrojaron el año pasado un pasivo
de 471.568 euros del ala.
SGAE quiere a internet
La cotización de sus noticias en el
termómetro de noticias Menéame
también sube. Hay un experimento
sencillo que demuestra hasta qué
punto sólo oír el nombre de La Sociedad
hace brotar una sonrisa de
incredulidad ante tanto descaro. Si
usted se dirige a la web meneame.
net, con noticias seleccionadas
por internautas de a pie, y elige las
preferidas de esos usuarios, se comprueba
el tirón de la infausta sociedad
que siempre suponemos que dirige
Teddy Bautista. De las 5.000 noticias
sobre la SGAE casi 1.600 han
sido votadas para que sean conocidas
por el pueblo llano; de las 10.000
que contienen la palabra ‘Zapatero’
sólo 979 han sido dignas de la efímera
fama que supone haber sido
meneada por cientos de usuarios.
“Que hablen de uno aunque sea
bien”, dijo un autor antes. “Que hablen
de nosotros en menéame” deben
añadir los jefes de la SGAE.
“Es un abuso y una injusticia” declaró
al Periódico de Catalunya el
peluquero que había puesto un recopilatorio
de Marlango que le había
grabado su hijo en un CD
Verbatim. No obstante, a pesar de
su justa indignación, el diseñador
capilar, como muchos otros antes,
prefirió pasar por el aro y apoquinar
el canon, de entre 6 y 12 euros, que
le presentó la innombrable. “Un
consejero me ha dicho que no me
meta en líos y pague”, confesaba a
la prensa. Peor que ese consejo fue
que su noticia ni siquiera subió a la
portada de Menéame. De ser así
probablemente La Sociedad le hubiera
perdonado. De una forma u
otra su objetivo ya estaría cumplido.
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