MEMORIA // EL GOLPE DE ESTADO EN CHILE EN 1973
El otro 11 de septiembre

Cuando los aviones del Ejército chileno, comandado
por Augusto Pinochet, bombardearon el Palacio de la
Moneda, cayó una utopía que se estaba haciendo
realidad: la vía chilena a una sociedad socialista.

12/06/06 · 20:38
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// NICOLÁS

Estos días se ha conmemorado
otro 11-S, el de 1973,
el chileno. Ese día murió
Salvador Allende y murió
un sueño: el de un país que giraba
hacia una sociedad más justa y solidaria,
un proyecto político que se encaminaba
hacia el socialismo. Ese 11
de septiembre nació la muerte, la dictadura
en Chile.

“No veo por qué tenemos que
mantenernos al margen y observar a
un país convertirse en comunista por
la irresponsabilidad de su propio
pueblo”, declaró unos meses antes
Henry Kissinger, premio Nobel de la
Paz en 1973. Él era el secretario de
Estado del Gobierno Nixon, que en
las elecciones financió a la derecha y
durante el mandato de Allende envió
fondos para desestabilizar el país. Al
final tuvieron que usar la fuerza.

Salvador Allende, nacido en 1908,
fue elegido presidente por una mayoría
de chilenos en 1970, con la coalición
de izquierdas Unidad Popular.
Este médico de padres progresistas
y natural de Valparaíso
participó en la fundación del Partido
Socialista Chileno en 1933. Después
fue parlamentario y senador y, con
el Gobierno de Aguirre Cerdá, ministro
de Sanidad (1939).

A partir de la proclamación de
Allende como presidente comenzaron
las reformas, centradas en el
equilibrio social, la nacionalización
de las materias primas más importantes
y las grandes industrias, la
aceleración de la reforma agraria y
el aumento de los sueldos de los trabajadores.
El Gobierno sufrió el boicot
del empresariado de transportes
y de diversas industrias. El Ejército,
que en principio acataba la normalidad
constitucional, poco a poco fue
tendiendo hacia la preparación del
golpe de Estado, sobre todo con la
destitución de cargos leales a la legalidad
por parte de generales de sectores
intransigentes.

Con el transcurrir de los meses, la
crispación social fue creciendo por
la falta de abastecimiento y, sobre todo,
por la corriente de opinión de los
principales diarios, controlados por
la derecha y financiados por la administración
Nixon. Aun así, la mayor
parte de la sociedad defendía la “vía
chilena al socialismo”.

El 11 de septiembre, Allende iba a
anunciar un referéndum para que la
población decidiese si seguía en la
presidencia. El Ejército decidió adelantar
el golpe de Estado, que venía
preparando desde hacía meses. Esa
mañana tanques y aviones bombardearon
el Palacio de la Moneda, donde
se encontraba el Gobierno.

“Tienen la fuerza, podrán avasallarnos,
pero no se detienen los procesos
sociales ni con el crimen ni con
la fuerza. (...) Mucho más temprano
que tarde, se abrirán de nuevo las
grandes alamedas por donde pase el
hombre libre, para construir una sociedad
mejor. ¡Viva Chile!”, fueron
las últimas palabras de Allende a través
de Radio Magallanes, minutos
antes del bombardeo.

El presidente acabó con su vida
pegándose un disparo. Cuando entraron
los soldados sublevados ya estaba
muerto.

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