CHILE // IDENTIFICAN AL ASESINO DE VÍCTOR JARA
Lo que permanece
JPG - 28.9 KB
AHORA YA SE SABE QUIÉN FUE.
El asesino de Víctor Jara trabajaba
como funcionario en el Ministerio
de Trabajo. Un grupo de gente fue
hasta allí a llevarle la ‘sanción
social’ que los tribunales no
han sabido darle. Edwin Dimter
27/07/06 · 23:07
Edición impresa
JPG - 28.9 KB
AHORA YA SE SABE QUIÉN FUE.
El asesino de Víctor Jara trabajaba
como funcionario en el Ministerio
de Trabajo. Un grupo de gente fue
hasta allí a llevarle la ‘sanción
social’ que los tribunales no
han sabido darle. Edwin Dimter
figuraba como “exonerado”. // J.Z.

En 1981, el poeta polisario
Ahmed uld
Semamit es herido
de muerte en la batalla
de Imiric-Li. Lo encuentran
muerto en las dunas sin
que hubiera podido llegar a la
orilla del mar. Antes de morir
ha escrito un poema: “Las
canciones arrebatadas llenando
los poros sublevados,/
el estrépito de las armas,/ las
interminables avenidas del
desierto/ la primera vez que
vi la sangre”. Ocho años antes
el cantautor y director de
teatro Víctor Lidio Jara es
torturado y asesinado en
Santiago de Chile. Estando
preso escribe también un último
poema: Somos cinco
mil. En él dice: “¡Qué espanto
causa el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con
precisión artera sin importarles
nada. La sangre para ellos
son medallas. La matanza es
acto de heroísmo”.

Víctor Jara acudió el 11 de
septiembre -el día del golpe
de Estado de Pinochet- a la
Universidad Técnica de Estado
para cantar en un acto
en que participaría el presidente
Allende, pero los militares
rodean la universidad
y le llevan al Estadio de Chile
donde es reconocido por un
oficial al que los presos apodan
‘el príncipe’. Éste indica
a los guardianes que “se lo
reserva para él”. Lo llevan a
un túnel de vestuarios y le
dan una paliza, le parten una
costilla y le patean el estomago.
Esa noche, entre sus compañeros
presos, escribe el
que será su último poema.

En 1990 la Comisión Verdad
y Reconciliación determinó
que el cantautor fue
acribillado a balazos el 16 de
septiembre en el Estadio
Chile -que en el año 2003 fue
rebautizado como Víctor Jara-
y abandonado en una cuneta.
Cuando su compañera
Joan lo identificó dos días
después en el depósito municipal
de cadáveres, aparte
de los 34 impactos de bala,
estaba cubierto de moratones,
tenía las muñecas rotas
y las manos aplastadas a culatazos.
Por mucho que indagó,
jamás quisieron decirle
quiénes habían matado a
su marido. En diciembre de
2004 se procesó al teniente
coronel Mario Manríquez
Bravo al mando del dispositivo
militar instalado en el
Estadio de Chile. Pero faltaba
el autor material.

La Comisión Funa -dedicada
a revelar las identidades
de los militares involucrados
en violaciones de los
derechos humanos- averiguó
su nombre en marzo, organizó
una manifestación y
fue a buscarlo a su trabajo.
El ‘Príncipe’ se llama Edwin
Dimter Bianchi, teniente del
ejército aquel septiembre de
1973. Recibió adiestramiento
‘especial’ en la Escuela de
las Américas y fue liberado
el mismo día del golpe pues
estaba preso por una “intentona”
anterior. Lo denunciaron
públicamente y la gente
con la que trabajaba no le
ayudó lo más mínimo al saber
de quién se trataba.

La Justicia Popular, en espera
de convertirse en otra cosa,
de momento, es un dedo
que le señala como culpable.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

separador

Tienda El Salto