- Foto: Toni Arnau / Ruido
La alarma de un magnetófono
recorre las calles de Barcelona.
Detrás, corriendo, saltando
o bailando, más de un
centenar de manifestantes secunda
la marcha. Muchos visten
mallas fosforescentes o de
- Foto: Toni Arnau / Ruido
La alarma de un magnetófono
recorre las calles de Barcelona.
Detrás, corriendo, saltando
o bailando, más de un
centenar de manifestantes secunda
la marcha. Muchos visten
mallas fosforescentes o de
rejilla, cintas brillantes en el
pelo y chándales de colores
chillones. El objetivo es atraer
las miradas, poner los ojos de
la ciudadanía en el mobbing
inmobiliario, un fenómeno escasamente
conocido, pero
que forma parte central del
problema de la vivienda.
Para ello nada mejor que
llamar la atención. Lo consiguieron.
Los organizadores,
un grupo autodenominado
Guerrilla de la Vivienda, decidieron
parodiar una carrera
popular. La idea: correr contra
la especulación, marchar
por los barrios de Barcelona
en denuncia por el acoso de
las constructoras. El lema:
“Footing contra el mobbing”.
Desde la organización se insiste
en la idea de que el mobbing
“no es sólo el asustaviejas”
ni la presión directa sobre los
vecinos para que desalojen sus
casas. Josep, uno de los convocantes,
concreta: “Por mobbing
entendemos desde las hipotecas
prohibitivas o los alquileres
imposibles hasta todo el proceso
de especulación en las áreas
urbanas”. Para evidenciarlo, el
dorsal de cada participante hacía
referencia a la especulación.
Algunos petos reflejaron
las 300.000 viviendas vacías en
Barcelona. Otros aludían a los
3.675 desahucios registrados
en 2002, o bien al aumento de
un 150% en el precio de la vivienda
desde 1997. Son sólo
algunos de los “datos horripilantes”
denunciados por la
Guerrilla. Y la marcha recorrió
los lugares donde se plasman
esas cifras en un particular viaje
por lo peor de Barcelona.
La carrera comenzó en la
propia oficina contra el mobbing,
un organismo que, en
opinión de Josep, sirve “como
lavado de cara” a la Generalitat,
ya que existe una gran
cantidad de mobbing legal
contra el que la Administración
no hace nada. El siguiente
punto fue un solar
abandonado. Hasta hace poco
había allí dos piscinas frecuentadas
por los vecinos.
Ahora lo sustituirá un macroedificio.
De allí se pasó a centros
sociales en riesgo de desalojo
y también al MACBA, el
museo de arte contemporáneo
al que se denuncia por haber
servido de coartada para las
remodelaciones urbanísticas
sufridas en sus alrededores.
Como última estación, el
footing terminó su recorrido
en la plaza del Raval, considerada
como uno de los epicentros
especulativos de Barcelona
y donde la agrupación de
Víctimas del Civismo celebraba
una jornada contra la
Ordenanza Cívica del Ayuntamiento.
La Guerrilla, parodiando
la estética de la lucha
armada, leyó entonces su comunicado.
Sus miembros,
encapuchados con gorros de
colores, alertaron de que la
ciudadanía vive hoy una guerra
para vivir en casas y pisos.
Para el Ayuntamiento dejaron
un mensaje de despedida. Si
hay algo incívico, declararon,
es el precio de la vivienda.
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