el consejero de interior de catalunya se queda solo
Debe entenderlo, sr. Saura

El consejero de Interior de la Generalitat y presidente de IpCV, Joan Saura, ha visto cómo su mano derecha, Joan Delort, le ha pegado un buen recorte al código de ética que prometió para suavizar a los Mossos d’Esquadra.

14/06/10 · 0:00
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Barcelona, 26 de mayo, unos cuantos periodistas, enclenques quizá por culpa de sus magros sueldos, se visten de mossos d’esquadra, sujetan con sus manos lánguidas el escudo y la porra reglamentarios y se ponen delante de los verdaderos mossos, que para la ocasión se transforman en figurantes de una secuela de Robocop: banderas negras con la ‘A’ de anarquía, seguramente incautadas, y muchas ganas de insultar a un palmo de la cara a la docena de periodistas que se ha prestado a la pantomima. La gracieta sale en el telediario de Antena 3 y unos cuantos medios la reproducen al día siguiente. El redactor de ABC, que ha captado el mensaje, resume el objetivo de la iniciativa, que es que unos y otros se “entiendan mejor”.

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¿Por qué no se entendían mossos y periodistas? En marzo de 2009, 27 informadores fueron apaleados por los hormonados mossos durante las protestas contra el plan Bolonia. El Colegio de Periodistas pidió entonces una investigación a Joan Saura, consejero de interior de la Generalitat y presidente de Iniciativa per Catalunya Verds, por las cargas policiales llevadas a cabo durante las manifestaciones. Como suele pasar en estos casos, Saura tuvo que despedir a alguien para no tener que irse él y se cargó a su secretario de Seguridad de Interior, Rafael Olmos. El sustituto que eligió es Joan Delort, quien, como Olmos, ha ostentado cargos en los Gobiernos de CiU, el PSC y ahora en el tripartito.

Defensor de la privatización de las fuerzas del orden y del kubotán

–considera este punzón una buena forma “de practicar una detención, ya que sólo crea un punto de dolor”–, Delort ha decidido ponerse en la piel del propio Saura. En vista de que su jefe está dejando el convento, Delort, a quien El País ha comparado con el francés Fouché, ha reducido con sus manejos de 121 a 88 los artículos del código de ética redactado por el ex fiscal anticorrupción Jiménez Villarejo. Así se desinfla el proyecto estrella del político de Iniciativa para lavar la imagen de los Mossos d’Esquadra, por los suelos tras su actuación en las manifestaciones contra Bolonia; por las torturas en la comisaría de Les Corts emitidas en televisión; o por el caso de dos mossos que fueron detenidos en enero como sospechosos de haber formado una banda que robaba en comercios y en el metro de Barcelona.

El código de ética ha tropezado con los arreglos del Consejo de Policía, formado por la cúpula del cuerpo, personas de Interior y los sindicatos gremiales, que han decidido que de ética policial está feo hablar. Y si a Saura se le ocurre decirles cómo tienen que hacer su trabajo, Delort tiene la solución: le coloca un casco y una porra y le lanza a cuatro de los suyos vestidos de antisistemas del tercer reich hasta que se le afloje el esfínter. Todo sea porque unos y otros se “entiendan mejor”.

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