- Foto: Plataforma Ciudadana Refinería No
“No a la Refinería”. El lema
que en los últimos meses encabeza
decenas de protestas
en Extremadura volvió a dejarse
escuchar en las calles de
piedra de Cáceres. La manifestación,
- Foto: Plataforma Ciudadana Refinería No
“No a la Refinería”. El lema
que en los últimos meses encabeza
decenas de protestas
en Extremadura volvió a dejarse
escuchar en las calles de
piedra de Cáceres. La manifestación,
celebrada el pasado 6
de mayo, quiso mostrar el rechazo
social a las industrias
contaminantes en Extremadura.
Son varios los motivos
para protestar. “Grita NO a
Almaraz, a las térmicas y a la
Refinería”, se instaba en la
convocatoria. Miles de manifestantes
así lo hicieron. Cinco
mil personas volvieron a clamar
contra la instalación de
una refinería de petróleo en
la comarca vinícola de Tierra
de Barros, cuna de los vinos
Ribera del Guadiana y una de
las regiones de mayor riqueza
agrícola de la Comunidad.
El proyecto petroquímico,
sin plan ambiental previo,
supone un objetivo ambicioso.
Sus promotores la definen
como “el mayor proyecto
industrial de la historia de
Extremadura”. Está en juego
una inversión de 1.500
millones de euros, lo que ha
llevado a Rodríguez Ibarra a
abrazar la Refinería Balboa
como la iniciativa estrella de
esta legislatura.
La idea, sin embargo, no genera
el mismo entusiasmo en
buena parte de Extremadura.
La oposición cobra fuerza sobre
todo en las tres localidades
de Badajoz donde más se dejarán
sentir los efectos de la
Refinería. Tan sólo desde Los
Santos de Maimona, Villafranca
y Fuente del Maestre,
se fletaron 19 autobuses hasta
la marcha de Cáceres.
No es la primera vez. En el
último año la contestación social
se ha hecho presente con
manifestaciones en las principales
ciudades de la comunidad
extremeña. Y el movimiento
contra la Refinería ha
servido, a su vez, como punto
de encuentro de distintos colectivos
sociales hasta hace
poco algo apagados en la región.
“Tengo 40 años y no había
conocido aquí un movimiento
ciudadano tan potente,
de diferentes creencias e ideologías
políticas, unidos sólo
para decir no a una industria
que está fuera de los tiempos”,
explica Leonardo Clemente,
portavoz de la plataforma ciudadana
‘Refinería No’.
Según Clemente, para llevar
a cabo las protestas, se procura
“que las movilizaciones
sean una fiesta de la ciudadanía”.
Las marchas se amenizan
así con música, tambores y, últimamente,
cabezudos que representan
a algunas de las personas
más implicadas en un
proyecto acusado por varias
asociaciones de ser una “bomba
ecológica” para la región.
Esta vez en Cáceres se parodió
al propio Rodríguez Ibarra,
al empresario Alfonso Gallardo
y la delegada del Gobierno,
Carmen Pereira. Para Pablo
Ramos, coordinador de Ecologistas
en Acción de Extremadura,
conviene estudiar las
complicidades entre estas tres
personas para conocer los intereses
que existen detrás del
proyecto. Alfonso Gallardo es
el mayor empresario de la región
y al mismo tiempo el mayor
beneficiario de subvenciones
por parte de la Junta de
Extremadura. Poseedor de
una cementera y una fábrica
siderúrgica, ha recibido el 73%
de las ayudas a las PYMES
que concede la Junta. A ello se
suma el 20% de apoyo público
que concede el Ejecutivo autonómico
a los 1.500 millones
que cuesta de la Refinería.
El caso de Carmen Pereira
termina de cerrar el círculo. La
delegada del Gobierno es a su
vez compañera sentimental de
Francisco Fuentes Gallardo,
sobrino y heredero de la fortuna
de Alfonso Gallardo, al
tiempo portavoz del PSOE extremeño
y uno de los colaboradores
más estrechos de
Ibarra. Todo ello, sospechan
desde la plataforma, puede haber
influido en el exceso de celo
con el que se han reprimido
a los manifestantes contrarios
a la Refinería. “Se ha llegado a
poner una denuncia por dar
voces a un señor que es mudo”,
afirma Clemente, quien a
pesar de todo no quiere insistir
en cómo las relaciones familiares
influyen en la política
extremeña. “Se podría incidir
mucho en esto, pero no queremos
ser maliciosos. Vamos a
ser inocentes, pero eso sí, tampoco
queremos que nos traten
como si fuéramos ingénuos”.
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