Si hay algo que me duele profundamente es la renuncia del Papa, eso y darme en el dedo meñique del pie cuando me levanto por la noche para ir al baño. La Santa Sede está en clara decadencia y ha olvidado sus tradiciones. ¿Dónde queda envenenar papas? ¿¡Dónde!? Yo me niego a que el papa dimita. Un papa no dimite, un papa conspira y se mantiene al margen de las guerras mundiales, pero nunca, jamás, dimite. Además, apenas lleva ocho años de papado. ¿Qué tipo de pensión le quedará? Benedicto, con esos años cotizados no te da ni para café, macho. Se te va a ir la mitad de la pensión en Sintrom.

Considero, además, que esta renuncia es una irresponsabilidad, ya que vuelve a confrontar a las dos facciones del Vaticano, los Lannister y los Stark. Aunque esta confrontación no será bélica, ya que el Vaticano no tiene ejército, sólo a la Guardia Suiza. La Guardia Suiza es un carnaval de arlequines tristes sin maquillaje. Yo no digo que las alabardas y los yelmos no fuesen la vanguardia bélica del siglo XVI, pero contra un tanque no tienen nada que hacer. Así que las dos facciones del Vaticano se confrontarán con insultos, peinetas y, a lo mejor, un cardenal le pondrá a otro la zancadilla cuando vaya a maitines. Vamos, lo que viene siendo un choque de trenes.

Cabe destacar la gran aportación de Benedicto a la fe cristiana con sus encíclicas Deus caritas est, Spe salvi, Caritas in veritate y Lorem ipsum. Todas ellas escritas en latín para llegar al pueblo y al Adobe Illustrator. Destaco así su defensa de España en el cristianismo al decir que los reyes magos eran de Triana y su, también, defensa del sida en África. Al parecer el sida es una tontería, una nimiedad, comparado con ponerse un capuchón de látex en el pene porque... pues no sé muy bien, porque cuando se escribió el Deuteronomio no existían los preservativos de látex. Ni la Playstation. Qué coñazo la época en la que se escribió el Deuteronomio.

Este papa ha sido calificado ­injustamente de duro y conser­vador por los sectores más progresistas de la Iglesia, lo que en sí es un oxímoron de libro. O puede que me equivoque y realmente haya un sector muy progre­sista en la Iglesia que abogue por ­comer carne los viernes de Cuaresma.

El papa twittero

El caso es: ¿cómo se puede calificar de conservador a Benedicto XVI? Vale que en su juventud tonteó con el nazismo, pero ya sabemos cómo son los jóvenes, pasionales y locuelos. ¿Acaso no dijo Jesucristo: “El que esté libre de haber sido partidario de un genocidio que tire la primera piedra”? No sé, Jesucristo dijo tantas cosas.

Además, es twittero. ¿Quién no ha hecho chanza con el Holo­causto en Twitter? A mí estas acusaciones me parecen cogérsela con papel de fumar. Algo que pareció sorprender mucho a los medios es que Benedicto fuese el primer papa twittero, el hecho de que antes no hubiese Twitter no se contempló como la causa de este hecho. Lo que importa de esto es que si el papa tiene Twitter significa, por lógica básica, que dios tiene Twitter. Y he aquí la grandeza de Benedicto, nos da la posibilidad de charlar con dios por mención, en pijama y comiendo pizza. Gracias, su santidad, por esta oportunidad.

Benedicto XVI, gran papa, tuitstar y emperador sith, ha decidido abandonar la infalibilidad, algo que me trae por el camino de la amargura, porque no me imagino qué clase de persona renuncia a ser infalible por un apartamento en Mallorca, paseos matutinos por la playa y jugar a la brisca los domingos en el porche. Quizá ha discutido con dios.