- Foto: Eva Máñez
Tras un mes de atropellos y
macabras barbaridades, la alcaldesa
de Valencia, Rita Barberá,
se ve obligada a cesar
sus planes de construir 1.000
nichos sobre el lugar donde
- Foto: Eva Máñez
Tras un mes de atropellos y
macabras barbaridades, la alcaldesa
de Valencia, Rita Barberá,
se ve obligada a cesar
sus planes de construir 1.000
nichos sobre el lugar donde
23.000 represaliados de la dictadura
fueron enterrados en
fosas comunes del cementerio
de Valencia, un espacio
cubierto de césped del tamaño
aproximado de un campo
de futbito. La sepultura alberga
víctimas de los dos bandos
de la Guerra Civil y no posee
ninguna placa ni elemento
que la identifique. Ya en enero
el Forum per la Memoria
había solicitado que se señalizase
este lugar y se le sacase
de la clandestinidad.
En abril el Ayuntamiento del
PP comenzó las obras para ampliar
en 1.020 los nichos del cementerio
de Valencia sobre una
de las fosas donde podría haber
enterradas 5.039 personas. Ante
las críticas de los familiares de
los republicanos enterrados y
de la posición política la concejala
responsable de cementerios,
Mª Jesús Puchalt, afirma
que no hay restos humanos que
investigar ya que “se hacen exhumaciones
continuas”. El 2 de
mayo un periódico local muestra
las fotografías donde se ve
un hueso de pelvis humana en
el lugar de las obras. El caso llega
al Congreso y el consistorio
prohíbe la entrada de fotógrafos
y periodistas al cementerio de
Valencia, al tiempo que pide
“respeto para los muertos”. Días
después el juzgado número dos
ordena la suspensión cautelar
de las obras. Mientras toneladas
de tierra han sido transportadas
por la noche hasta una cantera
de Sagunt. Concejales de IU siguen
a los camiones y descubren
montañas de huesos en
la tierra trasportada. Las fotografías
de los restos óseos son
publicadas en todos los periódicos.
Inmediatamente el Ayuntamiento
de Sagunt devuelve a
Valencia las 800 toneladas de
tierra y amenaza con denunciar
a Rita Barberá ya que les habían
asegurado que era tierra vegetal.
Barberá afirma que todo ha
sido un error del palista y anuncia
una “investigación exhaustiva”
al tiempo que defiende su
intención de construir los nichos
sobre los restos óseos argumentando
que “no conozco
ninguna norma que me lo impida”.
El 10 de mayo la ministra
de Cultura advierte que intervendrá
para defender la fosa.
Finalmente, tras numerosas
denuncias de entidades cívicas,
asociaciones y todos los grupos
de la oposición, el 26 de mayo
Barberá anuncia que no construirá
los nichos en el lugar de
las fosas y que volverá a cubrir
el terreno con césped. El Forum
per la Memoria reivindica placas
identificativas y algún tipo
de monolito o monumento, pero
el Ayuntamiento se niega a
realizarlo. Mientras, a poca distancia
de allí se está comenzando
a construir una iglesia, junto
a la Ciudad de las Artes y las
Ciencias, que será según sus
promotores “la primera parroquia
que estará dedicada a los
Beatos Mártires Valencianos
que murieron en la persecución
religiosa de 1936”. Pero para
Rita Barberá y sus socios del PP
es la izquierda la que quiere
“provocar crispación en el pueblo
con debates que recuerdan
el dolor”, tal como declaró a la
prensa el 8 de mayo.
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