Los mercados lo tienen claro, quien está
con ellos no conoce lo que significa "crisis".
Y además lo quiere compartir.
Es harto probable que quienes idearon
la campaña publicitaria de Bankia
invitándonos a convertirnos en
banqueras tuvieran otra cosa en
mente pero yo, perturbado quizá por
haber leído el Manifiesto comunista,
La conquista del pan y 13 rue del
Percebe, pronto empecé a imaginar
a mi vecina del 2º C riendo a carcajadas
como un villano de película de
‘serie B’ mientras el banco desahuciaba
al vecino del 2º A, o al kioskero
con un traje a medida como los de
Rodrigo Rato encendiéndose un puro
con un ejemplar de DIAGONAL
en llamas y otras escenas similares.
Reconozco que mi mente es poco
de fiar, pero no sé si la campaña ha
sido muy acertada. Dudo que la gente
de mi entorno, a la que de todos
modos le suele sobrar mes a final de
sueldo, se sienta muy atraída por la
idea de hacerse banquera. Bien es
cierto que hay poca gente dispuesta
a reconocer en público ser de mi entorno,
y que muy normal no es, pero
viendo cómo se repiten las imágenes
de vecinas y vecinos evitando desahucios
y cómo la creatividad popular
se ensaña con la publicidad de Bankia
no da la impresión de que esté
de moda eso de hacerse banquero.
Mariano Rajoy anunció una soleada
mañana en Mérida que cambiará
la asignatura Educación para la ciudadanía
por otra en la que inculque a
niños y niñas el “espíritu emprendedor”
para que, suponemos, al hacerse
mayores aplaudan cuando vengan
a quitarles su casa o les despidan para
aumentar un poco los beneficios
de la empresa, que es lo que parece
que demandan los mercados. Últimamente
hay gente que parece tener
demasiado claro lo que supone
ser banquero, y eso no es bueno para
la economía. Usted debe poner sus
ahorros al servicio de los que saben,
y no preguntarse de dónde vienen
esos cuatro duros que recibe por su
inversión, no vaya a ser que se entere
y se le atraganten las dos semanas
de vacaciones en Torrevieja.
Y es que Rodrigo Rato, predecesor
de Dominique Strauss-Kahn en el
FMI, no es el ratoncito Pérez, y comparte
con Emilio Botín e Isidre Faine
un muy escaso parecido con cualquier
personaje que traiga la imagen
de la generosidad a nuestras mentes.
Hay pocas formas amables y solidarias,
si es que las hay, de ganar 8.818
millones de euros en un año, como
hizo el Banco Santander en 2010, y
Emilio Botín no compró sus acciones
con lo que ahorró trabajando en una
pequeña peluquería de barrio, como
nos podría llevar a imaginar uno de
los anuncios de Bankia.
En el fondo, y quien conoce mi nivel
de ruindad lo sabe, ocurre que
tengo envidia. No tengo mil euros para
acciones de Bankia, ni me llega
para comprarme un sombrero de copa
o un puro medianamente digno
para dar el pego. La envidia de perroflautas
y progres (a quienes Bankia
quiere atraer poniendo ‘bankeros’
por todas partes) es lo que ha llevado
al Reino de España a la situación
actual, la que ha arrastrado a
Grecia a caer en desgracia... Cualquier
persona de bien sueña con hacer
felices a los mercados, privatizar
todo, recortar derechos sociales y
aplaudir al FMI, pero hay gentes que,
no contentos con hacer el mal, encima
se dedican a intentar que los demás
sean como ellos, se indignen y
molesten en las plazas.
Nunca he visto
una foto de Bakunin o Marx sonriendo,
y en cambio miren lo felices
que están los banqueros con sus beneficios
en plena crisis. Aprendan.
comentarios
3