INCLUSO EN PRISIÓN MADOFF HA ROTO EL MERCADO DE LAS COLADAS
Ante todas ustedes, el fabuloso hombre pirámide

Bernard Madoff se ha convertido en el héroe de la prisión de media seguridad de Carolina del Norte en la que cumple su condena de 150 años de cárcel.

Su nueva mansión es el lugar en el
que más jalean la estafa piramidal de
Madoff con la que hizo desaparecer
18.000 millones de dólares. Y cuando
algún interno le reprocha el timo,
el propio ladrón responde sin tapujos:
“Que se jodan mis víctimas. Yo
les aguanté durante 20 años y ahora
tengo que cumplir 150”.

30/06/10 · 14:28
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Bernard Madoff se ha convertido en el héroe de la prisión de media seguridad de Carolina del Norte en la que cumple su condena de 150 años de cárcel.

Su nueva mansión es el lugar en el
que más jalean la estafa piramidal de
Madoff con la que hizo desaparecer
18.000 millones de dólares. Y cuando
algún interno le reprocha el timo,
el propio ladrón responde sin tapujos:
“Que se jodan mis víctimas. Yo
les aguanté durante 20 años y ahora
tengo que cumplir 150”.

El Robin Hood del mercado financiero
del siglo XXI robaba a los ricos
para… para dárselo a otros ricos en
concepto de intereses, lo que no era
nada llevadero. “Era una pesadilla”,
–declaraba Madoff durante la investigación
del fraude–, “ojalá me hubieran
cogido hace seis u ocho años”.

Y es que todos sabemos lo persistente
que es la gente adinerada
cuando se trata de conseguir beneficios
sin doblar la espina. “La gente
me tiraba el dinero. Venía un tío que
quería invertir y, si le decía que no,
me respondía: ¿Qué pasa, mi dinero
no es lo bastante bueno?”, explicó
Madoff a uno de los compañeros de
módulo, según desvela un reportaje
publicado recientemente en The
New York Magazine. De hecho, el
propio Madoff alegó durante sus interrogatorios
que su único error fue
tener demasiado éxito. Los fondos
de capital riesgo no tardaron en
acudir al olor de los jugosos intereses
que ofrecía.

Así es, el implacable tiburón financiero,
el terror de Wall Street, el hombre
pirámide, finalmente había sido
desahuciado por el Gobierno, siempre
conspirativo ante los patriotas
que saben que hay que hacer lo que
hay que hacer.

Bernie, como es conocido por sus
compañeros de la prisión de Butner,
se convirtió en todo un ídolo cuando
llegó allí, el 14 de julio del año
pasado, y muchos internos intentaban
entablar amistad con él e incluso
le pedían autógrafos. “Todos querían
besarle el culo”, asegura uno de
los internos, ya en libertad. Incluso
logró que otro preso le hiciera la colada
del mes por 8 dólares, rompiendo
una vez más el precio del mercado,
fijado en 10 dólares.

Pronto Madoff trabó amistad con
otros reclusos de Butner. En esa prisión
se encuentran encerrados lo que
las autoridades penitenciarias denominan
presos “blandos”, condenados
que no podrían sobrevivir en
otros centros: violadores, pedófilos y
chivatos. También hay presos un tanto
especiales, como Jonathan Pollard,
judío estadounidense condenado
por espionaje por vender secretos
militares a Israel, o Carmine Perisco,
jefe de la familia Colombo, una de
las Cinco Familias que controlan el
crimen organizado en Nueva York.
Precisamente con Pollard y Perisco
fue con los que Madoff entabló una
relación más estrecha.

En un nuevo episodio del hombre
pirámide –¿el último?– cuentan las
leyendas que la nariz rota y las fracturas
de costillas con las que acudió
en diciembre a la enfermería son por
una pelea provocada por su arrogancia.
Sin embargo, hasta Madoff sabe
que para hacerse respetar no es bueno
implicar a los funcionarios de prisiones
en las riñas internas, así que
oficialmente la causa de sus lesiones
es que le dieron la medicación equivocada
y se desmayó. Tendríais que
ver cómo acabó el otro.

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