MADRID: CONCENTRACIÓN MENSUAL DE LA PLATAFORMA CONTRA LA IMPUNIDAD
“Gracias a los recuerdos podemos combatir”

La Plataforma contra la Impunidad del Franquismo se reúne todos los jueves en el centro de Madrid para demandar “verdad,
justicia y reparación”.

- La vuelta a casa de Cecilio Gallego

09/02/11 · 8:00
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El edificio de las campanadas, donde
la mayoría de los ciudadanos del
Estado español centran sus miradas
para despedir el año, ocultó en sus
sótanos torturas y ejecuciones.
Después de 1939, este lugar albergó
la temida Dirección General de
Seguridad del Estado
: la policía política
del Franquismo.

Para continuar con la movilización
de miles de personas, en abril,
cuando el Supremo frenó la investigación
de los delitos durante el franquismo
,
surge la Plataforma contra
la Impunidad del Franquismo que
ya cuenta con el respaldo de una
veintena de asociaciones y alrededor
de un centenar de personas.

“¿Cómo
podemos llamar democracia a un
país que tiene un rey heredado del
Franquismo?”

Todos los jueves a las 19h se reúnen
en la Puerta del Sol
, inspirados
por las Madres de la Plaza de Mayo,
de Argentina. Llevan fotografías de
familiares y personalidades como
Lorca o Miguel Hernández, banderas
republicanas y pancartas con reclamos
de justicia. A modo de ritual
caminan en círculo, gritan consignas
y guardan un minuto de silencio
en recuerdo a los desaparecidos; que
suman 113.000.

Es el caso del abuelo paterno de
José Luis Mateos, de la fundación
Andreu Nin que forma parte de la
Plataforma. Cuenta que Gregorio
Mateos Maroto, de origen asturiano,
“fue condenado a muerte y fusilado
el 5 de agosto de 1939 en la Isla de
San Simón”, en la ría de Vigo.
Cuando entraron las tropas franquistas
en Gijón el 21 de octubre 1937,
abandonó su tierra por mar. “El barco
pesquero, llamado Gaviota, fue
capturado en alta mar por el almirante
Cervera. Los trasladaron a
Ribadeo y de ahí a Baiona. Los más
de tres mil asturianos fueron llevados
al campo de concentración de
Camposancos
, en la desembocadura
del río Miño”, relata Mateos.

Como supo José Luis por las actas
del consejo de guerra que recibió su
familia, allí estuvo hasta que fue condenado
a muerte junto a sus “compañeros
de paredón: dos anarquistas
de la CNT otros dos del partido comunista
y tres del partido socialista”,
incluido él. Se les acusaba de rebelión
militar, “como a todos”
. Además,
a Gregorio, le acusaban de “haber sometido
a penurias a las personas de
orden del pueblo”. Su nieto asegura
que se sospechó que los tiraron al
mar, “pero lo que más crédito ha ganado
es que están en una fosa común
en el cementerio de Pereiro (Vigo)”.
José Luis aclara: “No son unas batallitas
de nuestros abuelos. Sin recuerdos
no podemos afrontar ninguna
modificación del futuro
”. Matiza
que ‘víctimas’, “en sentido amplio,
somos todos” porque “tenemos una
democracia muy frágil, donde los poderosos
de ayer siguen dirigiendo los
destinos del país”. “Así –dice– son los
límites de esta democracia”.

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PUERTA DEL SOL. Concentración en Madrid de la Plataforma contra la impunidad. Olmo Calvo

Más tajante es Ángela Fernández,
también de la Plataforma: “Es una
farsa que han constituido los que
mueven los hilos, los franquistas, y
esa izquierda oficial que nos ha vendido”.
Y se indigna al pensar: “¿Cómo
podemos llamar democracia a un
país que tiene un rey heredado del
Franquismo?” En este sentido reconoce
que no acepta la Constitución
ni la monarquía, ni los “los enjuagues
de gobiernos repugnantes”.
El padre de Ángela fue dado de baja
por el Ejército republicano al contraer
la tuberculosis; la madre se dedicó
a cuidarle hasta que murió en
1955. Su tío paterno, Palmiro Fernández
López, del partido comunista,
fue apresado al terminar la guerra.

En 1959 se le indultó por haber
pasado más de 20 años en prisión.
Ángela recuerda visitar a su tío “al
frigorífico” –la cárcel de Burgos– y
cómo “las monjitas” le decían que
estaba “contaminada” y que era “escoria”.
Aún hoy, conserva con nostalgia
el libro de Espartaco que su tío
Palmiro envió con las cubiertas de la
Biblia, burlando a los funcionarios.
Para salir adelante sin una pierna
por un accidente, Palmiro trabajó como
limpiabotas. En su entierro “no
hubo manera” de que Ángela y su
hermano arrancaran el crucifijo del
ataúd, pero sí “se le cubrió con la
bandera comunista”.

Entre sus recuerdos destaca que
ser del bando derrotado tenía consecuencias
en la vida cotidiana. En una
ocasión, se quedó mirando la cabeza
de un cerdo y “el carnicero, que era
un fascista”, le preguntó “¿Te resulta
familiar?” También en el colegio,
cuando fallabas en alguna asignatura,
se achacaba a que “eras de una
familia de rojos”. Estas humillaciones
estaban influidas por las teorías
de Antonio Vallejo Nájera, psiquiatra
de la dictadura que pretendió demostrar
la inferioridad mental de los
marxistas.

A pesar de esta persecución durante
la infancia, el germen de resistencia
permanece. Ángela cree que
“no tiene justificación pero ha merecido
la pena porque estábamos del
lado de la libertad”. José Luis añade
que “no es una lucha por el recuerdo”
sino con él: “De recuerdos estamos
hechos, con recuerdos combatimos”.
Esta es la idea que refleja No
olvidar
, uno de los poemas que un
habitual de los jueves, Enrique
Manso, regala a quienes pasean por
la Puerta del Sol. “Los que no lo olvidarán/
serán los niños/ que lo llevarán
más años/ en busca de alivio”.

RESPUESTAS COLECTIVAS DESDE SOL

Salidas a la opresión

La moral pública de inicios del Franquismo se
impuso con la doctrina de la Iglesia. Enviar una
carta a un familiar desde la cárcel sólo era posible
con una confesión previa. Aún así, los sobres
se abrían. En los años '50, cuando los jóvenes
se juntaban demasiado al bailar, la estricta mirada
de un párroco avisaba a un guardia civil para separarlos.

A estas coacciones y al deber de obedecer y de subordinación, se unían
otras dificultades para las mujeres 'derrotadas' como el no cobrar la pensión
de viudedad y huérfanos del bando vencido. En este sentido, tuvieron
que ingeniárselas para poder sacar a su familia adelante. Es el caso
de la madre de Ángela, quien se vio obligada a mentir para conseguir un
trabajo, ya que las casadas no podían tener vida laboral. Tuvo que acudir
al estraperlo y «mendigar» al cura del barrio por unos gramos de penicilina
que éste le negó porque, según él, «los rojos no se lo merecen».

Propuestas contra la impunidad

Esta Plataforma ha redactado un decálogo que
sintetiza «las exigencias de verdad, justicia y
reparación», para impedir «que la memoria de
los vencedores siga institucionalizada
como
'memoria oficial'».

Entre las demandas están: la inaplicación de la
Ley de Amnistía de 1977 «sin que se reconozca legitimidad alguna a
cualquier ley de punto final»; la creación de una Fiscalía especializada;
la retirada de simbología franquista; la ilegalización de partidos y
organizaciones políticas de naturaleza fascista; y la nulidad de las
condenas y sentencias de los tribunales franquistas.

Otras demandas
son, alcanzar la memoria colectiva con su máxima difusión en el sistema
educativo; señalizar y mantener los lugares de la Guerra y la lucha
antifranquista; declaración de un día oficial y homenaje a las víctimas
del Franquismo e impulsar una nueva Ley de Memoria.

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