PANORAMA // OPOSICIONES INTERNAS Y DIFERENCIAS SOBRE EL PAPEL DE ESTADOS UNIDOS EN EL MUNDO
Vuelve el movimiento antiguerra a EE UU

El huracán Katrina y la campaña de Cindy Sheehan
han revitalizado el movimiento antiguerra. DIAGONAL
habló con dos de sus protagonistas: John Catalinotto,
miembro del International Action Center (IAC), y con
Fernando Suárez, de Military Families Speak Out (MFSO).

14/05/06 · 20:12
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/ Stanley Rogouski

El movimiento de oposición a la guerra
de Iraq en EE UU pasa por uno
de sus mejores momentos desde que
comenzó la invasión al país asiático
en marzo de 2003. La campaña por
el regreso de las tropas estadounidenses
liderada por Cindy Sheehan,
madre de un soldado muerto en Iraq,
y los estragos del Katrina a su paso
por los estados del Golfo de México,
han sido dos catalizadores de un movimiento
que parecía aletargado y
que en estos momentos se caracteriza
por la rabia desatada contra Bush,
según declaró a este periódico John
Catalinotto, miembro de IAC, una organización
“antimilitarista” y “antiimperialista”
fundada en 1991 tras
la primera Guerra del Golfo.

La multitudinaria marcha que llevó
a cerca de 300.000 personas a manifestarse
el 24 de septiembre frente
a la Casa Blanca evidenció que el descontento
por la guerra de Iraq va en
aumento (según algunas encuestas
ya alcanza al 60% de la población) y
que en este movimiento confluyen
muchas y muy diferentes motivaciones.
Bajo el “Traed las tropas a casa,
ahora” que encabezaba la manifestación
protagonizada por Cindy
Sheehan, se conglomeraron personas
con intereses diversos. Mientras
algunos grupos critican el intervencionismo
de EE UU en Iraq, Afganistán
o Haití, otros no necesariamente
cuestionan la política internacional
de su país. Son muchos los estadounidenses
que, según Catalinotto,
se están posicionando contra
esta invasión debido al dinero público
que se pierde en la contienda, a la
situación y el creciente número de
bajas de soldados, a que conocen la
oposición mundial contra la unilateralidad
de EE UU o al sufrimiento de
miles de ciudadanos tras el huracán
Katrina.

El abandono sufrido por la población
de Nueva Orleans y de otras ciudades
afectadas por el huracán ha
provocado la ira contra un Gobierno
que consideran más preocupado por
invadir un país lejano que por proteger
a su propia ciudadanía. Ha evidenciado
“que al Gobierno no le importa
la gente pobre, especialmente
la gente negra y pobre. ¿Cómo se va
a preocupar por la gente pobre de
Iraq?”. En las últimas semanas ha
crecido el enfado de este movimiento
“más pacifista que antiimperialista”,
en palabras de Catalinotto. De las
pancartas de la manifestación de
Washington DC que proferían insultos
a Bush y acusaciones por crímenes
de guerra al presidente y a otros
políticos republicanos, Catalinotto
destaca la que portaba una mujer
afroamericana y que resume el sentir
de muchos estadounidenses: “Nunca
un iraquí me abandonó en el tejado
para que muriera”.

Desde el Military Families Speak
Out (Familias de Militares Alzan la
Voz), un colectivo creado en 2002
ante la amenaza de invasión de Iraq
y que hace campaña por el regreso
de las tropas desde que empezó la
guerra, se achaca esta rabia y el creciente
número de gente que pide el
fin de la guerra a que, tras el Katrina,
además de la lenta respuesta del
Gobierno, “la población se vio desprotegida
ya que la guardia nacional
no se encontraba para prestar el auxilio
necesario, por encontrarse desplazada
en Iraq”. Son palabras de
Fernando Suárez, miembro del
MFSO y padre de Jesús Suárez, marine
muerto en Iraq. Como él, cerca
de 2.000 personas que forman este
colectivo se organizan a lo largo del
país vía Internet para poner fin a una
invasión que creen infundada, ilegal
y basada en las “mentiras del señor
Bush”. El descontento por el goteante
número de bajas en el Ejército y
por las malas condiciones en las que
los soldados trabajan es, además, eje
de su campaña y piedra angular de
la oposición civil a una invasión que
se ha complicado mucho más de lo
previsto.

El MFSO habla de más de 1.900
muertes de norteamericanos en Iraq,
sin contar con los soldados heridos
en combate y fallecidos en hospitales
de Alemania o EE UU. Fernando
Suárez critica “la cerrazón de información
por parte del Gobierno” y
apunta que las condiciones de los soldados
“son realmente lamentables”,
ya que “no tienen el equipo de protección
necesario” y que a veces sobreviven
“con una botella de agua al
día, con una ración de comida y durmiendo
en verdaderas condiciones
suicidas”. Además, malos salarios,
moral baja y en muchos casos, falta
de comprensión de su misión en Iraq.
Los suicidios se han convertido en
un grave problema entre las filas del
ejército, y mientras el Pentágono sólo
ha confirmado 17 casos, se teme
que sean muchos más los que regresan
a sus casas y se suicidan sin que
sean contabilizados. Por otro lado,
los familiares de militares fallecidos
se encuentran “totalmente desprotegidos
y muchos de nosotros sentimos
que insultan la memoria de nuestros
hijos con esas actitudes”. Actitudes
tales como la ausencia absoluta de
asistencia psicológica o médica para
los que han sufrido una pérdida en la
guerra o como la norma de dar menos
ayuda económica a las familias
que no entierran a sus parientes en
un panteón militar.

Debilidad de EE UU en Iraq

En la sociedad estadounidense los
medios de comunicación y las autoridades
son los encargados de transmitir-
o de no transmitir- la dramática
realidad de la ocupación de Iraq.
La desinformación es la tónica dominante
y alrededor del 90% de la población
(según estimaciones de John
Catalinotto) “está mal o muy mal informada
sobre la guerra, aunque siguen
estando en contra de la misma”.
Son cada vez más los que intentan
buscar fuentes de información alternativa
para conocer lo que ocurre en
este conflicto. Cada vez más furiosos.
Y cada vez exigen más explicaciones.
No obstante, el posicionamiento
de esta sociedad frente la
guerra sigue siendo complejo: “El
Gobierno y el Partido Republicano
están a favor de la guerra. El Partido
Demócrata no se ha posicionado en
contra pero critica a Bush por la manera
de gestionar la guerra, por su liderazgo.
Existe una pequeña movilización
de derechas que intenta confrontar
al gran movimiento antiguerra.
Pero hay un movimiento pacifista
mucho más grande y también un
número elevado de personas que se
muestran pasivas o a las que no parece
que les importe”.

Según el representante del IAC en
el extranjero, la administración Bush
se enfrenta a un grave dilema, ya que
no puede ganar la guerra en Iraq pero
una retirada de las tropas sería
“una vergüenza colosal”. Cada día
que pasa, la política imperialista de
EE UU se debilita más a causa de la
resistencia iraquí. Se trata de una situación
muy peligrosa porque ha llevado
a la coalición EE UU-Gran
Bretaña a intentar ganar la guerra
mediante la fragmentación de Iraq
(entre chiíes, kurdos, suníes). Pero
esta situación de desgaste es la que
está teniendo un efecto revulsivo en
EE UU. Tras las movilizaciones del
24 de septiembre hay convocada una
gran huelga nacional para el 1 de diciembre.
Y mientras tanto, grupos
como el IAC o el MFSO siguen trabajando
a diario. Fernando Suárez
continúa dando charlas y organizando
eventos con mensajes de reconciliación
entre el pueblo musulmán y
el norteamericano, e informando a
los jóvenes para “evitar que se alisten
en el Ejército y para explicarles
la otra cara de la guerra, no la que
Bush quiere que se conozca”, con la
esperanza de que algún día, como
en Vietnam, las tropas se vean obligadas
a regresar. Por su parte, la organización
de John Catalinotto tiene
la intención de unir el movimiento
que hay en contra de la guerra con el
movimiento de asistencia a los damnificados
del Katrina mediante la acción
directa masiva y cotidiana.
“Creo que el movimiento crecerá y
continuará siendo combativo. Pero
yo soy un optimista”.

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