EL TRIBUNAL PERMANENTE DE LOS PUEBLOS 'JUZGA' A REPSOL POR LOS CRÍMENES EN COLOMBIA
Un tribunal para las multinacionales

El 16 de junio se celebró
en Madrid una sesión
del Tribunal Permanente
de los Pueblos destinado
a juzgar simbólicamente
los abusos de Repsol YPF
en Colombia.

05/07/07 · 0:00
Edición impresa
JPG - 41 KB
MADRID. Sala del Tribunal Permanente de los Pueblos, el 16 de junio. En primer plano, Adelso Gallo, uno de los testigos.

“Hasta mediados de los años ‘80,
Arauca (Colombia) era una región
desconocida para el Gobierno y para
las compañías multinacionales.
Pero el descubrimiento del campo
petrolero de Caño Limón modificó
la vida en el departamento. Provocó
la desaparición de la laguna de Lipa,
el desplazamiento de los indígenas
guahibos, la militarización de la zona
y la destrucción del ecosistema”.
Dicho campo, operado por la transnacional
estadounidense Oxy y en
el que participa Repsol YPF, es un
ejemplo de lo que ha significado para
Arauca el desarrollo: “La destrucción
de muchas cosas para construir
menos cosas”.

Así relataba Adelso Gallo, miembro
de las Organizaciones Sociales
de Arauca, los efectos que ha tenido
en esa región colombiana la llegada
de las multinacionales petroleras.
Éste y otros testimonios pudieron
escucharse el pasado sábado 16 de
junio en Madrid, en el transcurso de
una audiencia del Tribunal Permanente
de los Pueblos que estuvo dedicada
a juzgar simbólicamente a la
empresa multinacional española
Repsol YPF por los efectos negativos
de su presencia en Colombia y
en el resto del mundo. En dicha audiencia
tomaron la palabra miembros
de diversas asociaciones, investigadores
sociales, ecologistas,
documentalistas, defensores de los
derechos humanos y personas afectadas
por la presencia de la petrolera
en su territorio, que coincidieron
en acusar a Repsol de contribuir a
la destrucción ambiental del planeta
y al desplazamiento de diferentes
poblaciones indígenas, fomentar el
robo de recursos en países del Sur y
operar en lugares donde se cometen
violaciones de los DD HH.

Colombia: campo de pruebas

La audiencia, aunque trató abusos a
lo largo del planeta, se centró de forma
específica en el caso colombiano.
Como contó César Carrillo, ex
presidente de la Unión Sindical
Obrera (USO) de Colombia, ése es
“un país con inmensos recursos naturales...
que están en poder de las
compañías multinacionales”. Por
ello, compañías transnacionales como
Oxy, BP, Texaco y Repsol YPF,
entre otras, son las que dominan la
explotación de los hidrocarburos,
en una nación en la que el petróleo
representa el 25% del total de las exportaciones
legales. Eso sí, en
Colombia, que es escenario del conflicto
armado más antiguo de América
Latina y, como dijo Carrillo, “es
donde más sindicalistas se asesinan
de todo el mundo”, la presencia de
las multinacionales petroleras está
relacionada con la persecución a los
movimientos sociales, el deterioro
de los ecosistemas y el hostigamiento
a las culturas indígenas. Las zonas
de Colombia que poseen recursos
valiosos, como el petróleo, son
las más militarizadas y las que tienen
un mayor índice de violaciones
a los derechos humanos.

En este contexto, Repsol ha centrado
sus actividades en el departamento
de Arauca, fronterizo con
Venezuela, donde está presente en
casi todos los campos que cubren la
región. Como, por ejemplo, en el citado
Caño Limón, en el que, por su
participación del 35%, Repsol ha
adquirido una corresponsabilidad
en crímenes de lesa humanidad al
prestar apoyo al Ejército norteamericano
y financiar a unidades militares
que acumulan denuncias en
materia de derechos humanos.

Entre ellas, la Brigada XVIII que, tal
y como afirmó Germán Suárez, dirigente
de la USO, tenía el cometido
de “vigilar a los trabajadores petroleros
para evitar que crearan sindicatos”.

O también en la zona del
pozo Capachos, que, después de
que Repsol anunciara la existencia
de crudo en 2002, sufrió el auge del
paramilitarismo en los dos años siguientes.

Y, en 2005, tras el incremento
de los crímenes contra la población
civil y de los niveles del desplazamiento
forzado, Repsol comenzó
a producir petróleo. Por último,
qué decir del campo Catleya,
en el que Repsol está tratando de
asegurarse nuevas reservas de hidrocarburos
crudo sin tener en
cuenta que esa área de exploración
se superpone con resguardos indígenas
u’was.

En definitiva, como se encargó
de recordar Adelso Gallo, “la represión
a las organizaciones sociales y
a la población civil ha sido muy
fuerte en Arauca” y, por ello, “en los
últimos años, la región ha batido todos
los registros de asesinatos y violaciones
a los derechos humanos”
de toda Colombia. Y, en todo ello,
“la responsabilidad es compartida
entre las multinacionales petroleras
y el Estado colombiano”, como dijo
Suárez, ya que “no podrían haber
acabado con los pueblos indígenas
y los ecosistemas locales sin
el entreguismo de los sucesivos
gobernantes que ha habido en el
país”. De lo que se trata es de que,
como recoge la sentencia final del
tribunal, “en el caso de Colombia
se ha venido constatando que las
empresas trasnacionales han operado
en un contexto de violencia
estructural y violaciones constantes
de los derechos humanos, del
que no sólo no se han desmarcado
sino que, en muchos casos, han
contribuido a favorecerlo”.

Conciencia ética de los pueblos
_ El Tribunal Permanente de los Pueblos
(TPP), que tuvo su origen en
1966 con el llamado 'Tribunal Russell'
y el juicio a los crímenes de
cometidos en la guerra de Vietnam,
se constituyó formalmente en 1979.
Está integrado por un amplio número
de miembros nombrados por el Consejo
de la Fundación Internacional
Lelio Basso por el Derecho y la Liberación
de los Pueblos, y sus juicios
están basados en las convenciones
internacionales y de alguna manera
representan la conciencia ética de
los pueblos.

Antes del capítulo Colombia, el TPP
se ha reunido en 36 ocasiones para
juzgar situaciones de muchos países
y pueblos, hechos de genocidio o
instituciones internacionales como el
Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

separador

Tienda El Salto