Recuerdo cuando, medio a hurtadillas, empecé a meter ropa de segunda mano en casa. Mi criterio como compradora aún no estaba formado y muchas de las piezas que para mí significaban estatus en el mundillo subcultural trash, para mi madre no eran más que una amalgama de fibras podridas y chinotes. La santa mujer tenía razón. Pero lo que ella aún no sabía (ni yo tampoco, para qué os voy a engañar) es que llevar prendas usadas era toda una hazaña subversiva. Me di cuenta con los años, cuando me convertí en la ceniza que todo lo politiza que soy a día de hoy.

Resulta que, cada vez que compras un jersey de segunda mano o lo pillas en una tienda gratis, Inditex deja de vender uno nuevo, y cada vez que Inditex pierde, pierde una multinacional, y cada vez que una multinacional del mal pierde, cada vez queda menos para que pete todo.

Y algunas personas, a estas alturas del campeonato, sólo deseamos ver elmundo arder. Entiendo que el rollo decrecentista asceta puede tirar p’atrás a algunos (a mí la primera), pero si es por joder a Amancio, dame la hoja que firmo.

Desde luego, y sé que lo estáis pensando, vestir únicamente con prendas de segunda mano es complicado, sobre todo si tienes un estilo sobrio, o si las obligaciones laborales te exigen un dress code oficinista-de-Zara. No preocuparse. Para suplir las carencias del second hand tenemos dos opciones: ese concepto tan trendy que es la moda sostenible o jodernos y no ser todo lo coherentes que nos gustaría (admitámoslo, es imposible ser coherente al 100% viviendo enMatrix).

¿Problemas? En muchas ocasiones lo que nos venden como sostenible quizás lo sea en los materiales (algodón ecológico, tintes molones), pero no en la parte humana del proceso. 100% Organic Cotton, sí, lo que quieras, pero luego la prenda ha sido confeccionada en un sweatshop bangladeshí.

No hay más que mirar la etiqueta del precio. Si la ropa es muy barata, busca, busca, que algo turbio hay detrás. El eterno problema de las masas populares que queremos vestir de manera responsable es que si la prenda esmuy sostenible, será sosteniblemente más cara, y no nos lo podremos permitir.

¿Seguro? No: es mejor gastar más en prendas de calidad hechas con transparencia. ¿Por qué?: “Yo es que soy muy obrero y paso de gastarme mucho dinero en marcas porque no soy un pijo”. ERROR. ¿Acaso es mejor adquirir un zapato en cualquier cadena de fast fashion por 25 euros, que durará como mucho dos años, fabricado en condiciones de semiesclavitud, que un zapato fabricado en Alicante (no olvidemos que la huella ecológica también es un factor a tener en cuenta) por cien euros, que durará más de diez? No confundamos el pijerío y la ostentación marquista con la compra sesuda y racional.

Mucha gente se sorprendería al comprobar que los productos de alta gama salen de la misma fábrica que los productosmás baratos. Con todo esto no estoy llamando al boicot a la industria textil, sino a la reflexión: xº Convirtámonos todos en consumidores críticos, y que tiemble Amancio.