ANTONIO CASAS
GEÓLOGO Y PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA
"Si no se puede asegurar un plan de emergencia, habría que evacuar ya a la población de Sangüesa"

Ante los recientes deslizamientos en el embalse de Yesa, que han provocado grietas incluso en algunas casas de la zona y que han obligado al traslado de algunos vecinos y vecinas, Antonio Casas alerta sobre la inestabilidad de las laderas del embalse, así como de los riesgos de las obras de recrecimiento que podrían acabar colapsando la presa, con resultados catastróficos para la población aguas abajo.

, Pamplona
31/05/13 · 13:45
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Ante los recientes deslizamientos en el embalse de Yesa, que han provocado grietas incluso en algunas casas de la zona y que han obligado al traslado de algunos vecinos y vecinas, Antonio Casas alerta sobre la inestabilidad de las laderas del embalse, así como de los riesgos de las obras de recrecimiento que podrían acabar colapsando la presa, con resultados catastróficos para la población aguas abajo.

Hace apenas unos días, se publicaban dos noticias aparentemente contradictorias en un periódico local. En una, el Gobierno de Navarra afirmaba que los datos de movimiento de los ejes de la presa de Yesa eran de 1,5 milímetros al mes, mientras en otra, tú mismo hablabas de que la ladera derecha se estaba deslizando a una media de 180 mm al mes... ¿Cuál es entonces la situación real?

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) no está siendo nada transparente, ya que los informes que yo tengo son los suyos. Ellos, los que lo han medido son quienes dicen que ha habido un movimiento de 180 mm al mes. Si hubiesen sido tan solo unos movimientos milimétricos, no habrían aparecido las grietas que se han producido en la urbanización. Lo que se ve son deformaciones en las casas y grietas en suelos y paredes. Para provocarlas, se necesita un movimiento apreciable, que yo creo que se corresponde con los casi 20 centímetros que han detectado los inclinómetros.

Los vecinos y vecinas hablan de que hay un ocultamiento por parte de la CHE de información... ¿Qué información crees que es esa?

El problema es que la CHE tiene mucha más información que la que sueltan, sobre todo datos de auscultación de la presa, de cuánto se está moviendo, de cómo son esos movimientos o de cual es la profundidad de los deslizamientos. Pero por otro lado, hay también incapacidad para interpretar la información de los datos que aparecen.

Con esos datos, ¿tú qué lectura haces?

Ahora, el desplazamiento total de toda la ladera ha sido de unos 20 cm. Pero no es lo mismo pasar de 0 cm a 20 cm, que, pongamos por caso, de 20 a 40 centímetros de desplazamiento. Es mucho más sencillo esto último. Digamos que cuando se empieza a movilizar la ladera, lo más difícil es pararla. Si se ha roto la cohesión de la roca, ya es cuestión de suerte que eso no se mueva. El calibre de lo que se está desplazando hacia la presa es de unos siete hectómetros cúbicos, que son 14 o 15 millones de toneladas. Ese deslizamiento no se detiene de cualquier manera. Además, como la presa actual no es una presa de gravedad, sino una presa rígida, con ese movimiento, si se llegan a desplazar bloques de la presa entre sí, se puede llegar a producir una vía de agua. Si sucede eso, y teniendo en cuenta lo que ha ocurrido en otros lugares, el colapso de la presa sería catastrófico.

¿Cuáles serían las consecuencias de un desplazamiento de la ladera derecha del embalse?

La deformación de la presa y su colapso. Estamos hablando, además, de un embalse que tiene casi 500 hectómetros cúbicos de capacidad. Este volumen, vertido en el río Aragón, con poblaciones que están aguas abajo a muy poca altura sobre el río, como es el caso de Sangüesa... la llegada de una inundación así sería una catástrofe en número de víctimas.

¿Han servido de algo las obras de emergencia que se pusieron en marcha en febrero?

El problema es que han intentado aplicar el manual de taludes. Tengo un deslizamiento, ¿qué hago? Lo primero, deforestar. Han deforestado prácticamente toda la ladera para que las plantas no retengan el agua del suelo y no suba el nivel freático. Pero no se puede detener un deslizamiento como este de forma rápida. La última medida que proponen es hacer la presa nueva, porque dicen que sujetará el deslizamiento, pero eso no es evidente. Una presa no es una obra de contención, no es un muro, tiene estructuras delicadas dentro, que en el caso de movimiento, se deformarían y no funcionarían. Proponen una serie de contenciones, pero lo que hemos visto es que todas las pantallas de hormigón que se hicieron por encima del nivel de presa actual no han servido para nada e incluso han empeorado las condiciones. Cambian la circulación de agua dentro de la ladera, y esto puede provocar la subida del nivel freático y empeorar el deslizamiento. Están dando palos de ciego y sin estudiar los problemas a fondo. Hasta ahora, se consideraba que el lado inestable era la ladera izquierda, la que tiene más cicatrices y evidencias de deslizamiento. Se pensaba que era esa y decían que la derecha solo tenía pequeños movimientos, era segura...y al final la que se mueve es la derecha. Esto lo que nos está diciendo es que el conjunto de materiales del embalse es inestable y que el objetivo de cualquier actuación que se haga es estabilizarlo. Es decir, todas estas actuaciones que van haciendo, sin un estudio imparcial claro, acaban siendo huidas hacia delante.

¿Por qué no se hacen esos análisis imparciales?

Ahí no sabría decir el porqué. Por lo que he visto en otras grandes obras, cuando se encarga el estudio geológico, es simplemente para corroborar que la obra se puede hacer. No se hacen estudios previos para ver qué dicen y, en función de eso, decidir si se hace o no, o en qué determinadas condiciones. Esto es igual que el estudio de impacto ambiental, se hace como un mero trámite, porque la obra ya saben que la van a hacer, como sucedió con el embalse de Yesa o el de Itoitz. Al final, es un trámite más.

¿Cuál debería ser la intervención a corto plazo?

La situación es muy problemática, has desestabilizado la ladera derecha y la izquierda tampoco es estable. El problema es que, como ya dijimos varios especialistas, este afán de recrecer el embalse pone en peligro la presa actual. Ahora mismo, no se puede bajar el nivel del embalse de forma rápida, porque sí, disminuyes la cantidad de agua que puede salir de forma catastrófica, pero, a la vez, lo que hace esa bajada rápida es impedir que el nivel de agua sujete la ladera, que es una de sus funciones. Habría que mantenerlo como está o ir bajándolo muy despacio, de forma que se viera cómo se comporta la ladera.

Lo más grave es el tema de la seguridad. Durante el tiempo que ha durado este proceso, del que nos hemos enterado finalmente por las grietas en la urbanización, había ya problemas de los que no se les ha avisado a los habitantes de Sangüesa. Hemos visto en otros informes de la CHE que desde julio del año pasado ya había problemas. Hay que hacer que el plan de evacuación funcione con una perfección matemática, ya que en el caso de que hubiese una catástrofe, el agua tardaría en llegar a Sangüesa una media hora y subiría hasta la cota 410. La población tiene que estar entrenada para funcionar como un reloj, de forma que en cuanto suene la sirena, la gente salga de sus casas y suba a la parte alta del pueblo. Si no se puede asegurar que se puede hacer esto, habría que evacuar ya a la población de Sangüesa que se vea que no puede llegar a esa cota segura en un tiempo razonable de la crecida.

Publicaste un análisis de la situación del embalse en Diagonal en 2007. ¿Qué cambios ha habido desde entonces?

He ido viendo que yo decía, “la ladera izquierda es inestable, la ladera derecha también”. Entonces me contestaban que no, que todo eso eran catastrofismos, que las laderas eran estables. La Confederación y el Ministerio encargaron informes al Colegio de Geólogos que corroboraban que las dos laderas eran estables. A pesar de eso, en 2006 se mueve una ladera, y dije, “el material no está funcionando como vosotros decís que está funcionando” Y eso es lo que ha pasado ahora. Siguen diciendo que la presa es estable, pero la realidad es más testaruda y dice que las laderas se pueden deslizar. Cada vez que pasa algo pasa, es para darnos la razón a nosotros.

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Antonio Casas, en una exposición en la zona de Sangüesa. / Archivo Diagonal
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