ACTIVISTA Y AUTOR DE ""60 PREGUNTAS, 60 RESPUESTAS SOBRE LA DEUDA, EL FMI Y EL BANCO MUNDIAL
“Si no hay una salida anticapitalista a esta crisis, habrá una salida capitalista”

Este profesor belga lleva
años escribiendo sobre la
deuda externa, las desigualdades
Norte-Sur y la
acción de organismos
como el FMI o el Banco
Mundial. Ahora habla con
DIAGONAL sobre las
causas de la actual crisis.

16/03/10 · 0:09
Edición impresa

En la presentación de su libro 60 preguntas,
60 respuestas sobre la deuda,
el FMI y el Banco Mundial, el historiador
y economista belga Eric
Toussaint nos habla de la crisis que
atraviesa Occidente. Este doctor en
ciencias políticas, y miembro del
Consejo Internacional del Foro
Social Mundial, explica algunas de
las claves para entender la actual
crisis económica.

D.: ¿Cómo se explica que, pese a una
reducción del salario real desde el
año 1982 hasta 2007, el consumo en
los países del Norte haya tenido un
nivel de crecimiento alto?

ERIC TOUSSAINT: Durante todo ese tiempo, el
consumo de masas se ha sostenido
gracias al endeudamiento privado.
Los que permitieron esto son las
empresas capitalistas del sector del
crédito que otorgaron líneas de crédito
más voluminosas. Lo hicieron
a través de un montaje totalmente
artificial de instrumentos de deuda
e, inesperadamente, la cadena del
endeudamiento privado en EE UU
se rompió en el eslabón más débil,
que era el sector del crédito hipotecario
en un segmento del mercado
que era el de las hipotecas subprime:
los sectores de la población
más frágiles que aceptaron endeudarse
en condiciones extremas, con
tasas de interés bajas los dos primeros
años y pasando a 13% de interés
anual los siguientes años. Este
sistema de endeudamiento funcionaba
mientras la burbuja inmobiliaria
seguía creciendo, mientras el
valor de la vivienda subía.
En EE UU era posible refinanciar
su deuda cada dos años basándose
sobre el nuevo valor de la vivienda
que había aumentado. Todo esto era
sin contar con una sobreproducción
de vivienda en el año 2006 y la caída
en 2007 del valor de la vivienda que
generó la crisis de las subprime.
Para resumir, hemos asistido, con
la crisis financiera de los años 2007-
2008, a una crisis de la deuda privada,
que se está transformando ahora
en una crisis de la deuda pública del
Norte porque el Gobierno de EE UU
–pero también el Gobierno británico,
belga o francés– rescató a la banca
privada regalando dinero. Ahí es
cuando la deuda privada se transformó
en deuda pública. El sector público
asumió el coste del rescate.

D.: ¿En qué situación nos hallamos ahora?

E.T.: Llegamos a un círculo vicioso
en el cual para rescatar a la banca
privada se endeudan los Estados y
financian ese endeudamiento pidiendo
préstamos a la misma banca.
La explosión de la deuda pública
obliga a los Gobiernos a disminuir
el gasto público, a reducir el gasto
en las universidades, reducir las
subvenciones a la salud pública, limitar
las inversiones en infraestructuras
públicas, congelar los salarios
de los funcionarios. Por eso
hemos vuelto a un discurso de ajuste
estructural en los países del
Norte y sólo estamos empezando a
enfrentarnos a la situación.

D.: ¿Cómo se encuentra el sector inmobiliario?

E.T.: Respecto a la crisis inmobiliaria,
sabemos que en el Estado español
la vivienda está todavía sobrevalorada
en un 50%. En Inglaterra lo
está en un 30% y en Irlanda en un
30%. Es decir, la crisis inmobiliaria
no ha terminado. Quizás en EE UU
haya tocado fondo. Por otro lado,
empieza ahora la crisis inmobiliaria
del sector comercial con la quiebra
en Dubai de un proyecto de edificios
comerciales. Sabemos que la deuda
contratada por el sector privado en
el sector comercial es enorme y que
esa crisis del sector comercial va a
crecer con la crisis económica.
Algunas empresas de servicios van
a tener que cerrar oficinas.

D.: ¿Cuáles son las especificidades
de la crisis española?

E.T.: En el Estado español no ha habido
la misma crisis bancaria que en
la mayoría de los países occidentales
–como en Inglaterra, EE UU o
Bélgica– donde el rescate ha sido
masivo. Quizás se produzca en un
futuro cercano cuando veamos que
el BBVA o el Banco Santander, que
hasta ahora no parecían tan afectados,
puedan estarlo también.

D.: ¿Se está acabando el sistema capitalista?

E.T.: El sistema capitalista atraviesa
una crisis muy grave. En el pasado
este mismo sistema ya pasó por
crisis muy severas y es importante
entender que, si no hay una salida
anticapitalista a esta crisis, habrá
una salida capitalista. La salida capitalista
a la crisis se basa solamente
en aumentar la presión sobre el
trabajo y pasar la factura a los asalariados.
Ha sido siempre la misma
solución. Incluso puede haber una
salida capitalista neokeynesiana.
Lo que llama la atención es que
en 2008 la crisis era tan profunda
que los Gobiernos de derecha y los
ideólogos del capitalismo atravesaron
una crisis de confianza. Temieron
una salida anticapitalista porque
veían que lo que se avecinaba
era una auténtica crisis del capitalismo.
Ellos lo saben, lo niegan en
las grandes entrevistas de televisión,
pero, leyendo el Financial
Times o The Economist, uno puedo
decir que no se equivocaban. Se
imaginaron que, desde las bases de
la izquierda, surgiría una denuncia
del capitalismo, pero no ocurrió. La
izquierda tradicional acompañó el
rescate de la banca. Sarkozy, que
llegó a hablar de refundar el capitalismo
en algunas entrevistas, no ha
vuelto a hablar del tema porque no
encontró una denuncia suficientemente
fuerte como para refundarlo.
¿Por qué refundar algo que la gente
puede seguir aguantando?


“La crisis de credibilidad de la izquierda”

ERIC TOUSSAINT: No comparto
la idea de que las propuestas
ofrecidas por las
izquierdas son demasiado
radicales y que son rechazadas
por ese motivo. El problema
fundamental es que la
mayoría de los pueblos del
Norte afrontan una crisis de
confianza en la política. Es
una crisis de credibilidad de
la izquierda, una crisis del
proyecto de la izquierda, pero
no porque sea demasiado
radical sino porque durante
las campañas electorales la
izquierda hace promesas de
izquierda y, estando en el
poder, implementa programas
de derecha. La izquierda
acaba ejecutando políticas
sociales neoliberales y eso
provoca frustración y pérdida
de confianza. Además, como
la izquierda tradicional no
ofrece unas críticas claras
del sistema, las confusiones
se generalizan. Estas confusiones
se deben también a la
influencia de los medios de
comunicación dominantes. El
objetivo de estos medios es
crear confusiones, maquillar
los datos, dar falsas explicaciones,
y la izquierda, que
antes daba explicaciones claras
sobre la crisis, no las
está dando, e incluso ha
abandonado sus propios diarios.
¿Cuántos diarios de
izquierda existen en Europa
comparando con hace 30
años? Para mí, el verdadero
problema no es que las propuestas
sean demasiado
radicales. El problema real es
la pérdida de credibilidad.

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