La Semana de Apartheid Israelí se celebra un año más en los territorios ocupados. A nivel local e internacional se vuelve a llamar la atención sobre la necesidad del boicot a los productos de Israel como medida de presión contra las politicas represivas contra el pueblo de Gaza.
Por noveno año consecutivo ha comenzado en Gaza la Semana del Apartheid Israelí cuyo principal objetivo es denunciar a nivel internacional el sistema de apartheid con el que Israel está sometiendo a la población palestina. Esta iniciativa sirve también como llamamiento de apoyo de la campaña internacional de boicot a productos israelíes.
Con la participación de más de 250 ciudades, repartidas por todos los continentes, la Semana del Apartheid comienza cargada de actividades culturales, charlas, mesas redondas, manifestaciones y protestas. Este año, además, está dedicada a los palestinos prisioneros en cárceles israelíes.
Igualdad, justicia y libertad
“Wrong in South Africa, wrong in Palestine” (Malo en Sudáfrica, malo en Palestina), dice la canción The New Black (El nuevo negro) que ha sido la banda sonora en la apertura de la Semana del Apartheid en Gaza. Los organizadores han destacado que la historia se repite y "el conocido eslogan: ‘Igualdad, justicia y libertad’ no debe quedarse en el olvido porque hoy en día Israel está cometiendo los mismos actos racistas y opresivos que años atrás sufrieron los ciudadanos negros en Sudáfrica".
Haidar Aid, uno de los fundadores del movimiento para el boicot de productos israelíes y participante en la sesión de inaguración de la tiene claro que “la solidaridad internacional, junto con la resistencia popular palestina, realizará lo que la resistencia contra el régimen de segregación racista en Sudáfrica hizo”. Aid afirma que el aumento en la participación de esta edición ha sido gracias al esfuerzo realizado desde el comienzo por muchas ONG y que, desde que esta iniciativa viera la luz hasta hoy en día, la repercusión ha sido tal que el último informe de la organización de investigación Rei’ut, financiada por el gobierno israelí, habla del impacto de la campaña de boicot y de la semana de apartheid misma como un peligro clave que deslegitima la política sionista. De hecho, muchos países han comenzado a exigir etiquetado específico para aquellos productos que, exportados por Israel, provengan de asentamientos.
70 poblaciones apartadas
Israel se anexionó Cisjordania ilegalmente en 1967, dividiéndola en más de 70 cantones aislados del resto de la ocupada Palestina, separados de las zonas donde habitan los ciudadanos israelíes de primera. De modo que, en su propia tierra, los palestinos no poseen libertad de movimiento y en cualquier momento pueden irrumpir en sus casas patrullas israelíes que realizan redadas nocturnas (normalmente a partir de la media noche) y en las que detienen tanto a adultos como a niños sin distinción de trato. El pasado lunes 5 de marzo comenzaron a funcionar en Cisjordania las primeras líneas de autobús especiales para palestinos, un símbolo más de que el apartheid israelí sigue creciendo.
Boicot a Israel
“Lo más importante para nosotros es que las universidades que llevan a cabo campañas de normalización [proisrael] dejen de tratar de igual modo al oprimido y al opresor. Que no intenten maquillar los crímenes racistas de la ocupación”. Las palabras de esta activista palestina de Gaza, Iman Asurani, coordinadora de la campaña académica de boicot a Israel, subrayan una de las mayores dificultades que encuentran los organizadores de la Semana del Apartheid y, por ende, las dificultades con las que tropieza la causa palestina. El apoyo incondicional de los Estados Unidos, supeditado a un lobby sionista que cobra cada vez más fuerza, hace que cualquier acción israelí, incluso aquellas que violan claramente los tratados internacionales (Tratados de Oslo, Cuarta Convención de Ginebra…) quede sin impunidad.
Sin embargo, también en Estados Unidos se levantan voces contra las políticas segregacionistas y racistas de Israel, aunque en muchas ocasiones llega también la represión gubernamental contra estas. “En mi propio país, Estados Unidos, incluso hemos visto iglesias que boicotean los productos de los asentamientos israelíes y organismos estudiantiles universitarios que votan por la liquidación de negocios israelíes. Muy recientemente, la Universidad de California ha readmitido a estudiantes que habían votado por esta liquidación de negocios israelíes”, comenta Joe, un activista estadounidense que lleva viviendo en Gaza más de dos años.
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