ENTREVISTA // YASHA MACCANICO, DE LA RED MIGRAEUROP
“En Rosarno ha habido una limpieza étnica”

Yasha Maccanico es integrante de la red Migraeurop y
miembro de la misión de visita que se ha entrevistado con
los inmigrantes expulsados tras la revuelta de enero.

25/02/10 · 0:00

 

El 7 y 8 de enero, Rosarno fue escenario
de una revuelta de los inmigrantes
de la zona
, hartos del racismo
y de condiciones laborales cercanas
al esclavismo. La única medida
tomada por las autoridades, después
de la “caza del inmigrante”
iniciada por la población local, fue la
expulsión de la mayoría de los jornaleros
subsaharianos a otras zonas,
en particular a Bari, y la reclusión de
muchos de ellos en Centros de Internamiento
para Extranjeros
. Hablamos
con Yasha Maccanico, integrante
de la red Migraeurop, y miembro
de la misión internacional de visita
que se ha reunido con los migrantes
expulsados el pasado 15 de enero.

DIAGONAL: ¿En qué ha consistido
la misión internacional?

YASHA MACCANICO: Hemos visitado
los dos centros en Bari en los
que se encuentran los trabajadores
migrantes evacuados de Rosarno.
Estaban representados los Parlamentos
Europeo e italiano y tres organizaciones
en representación de la
red Migreurop. En primer lugar queríamos
averiguar qué había pasado
en Rosarno y hablar con los evacuados;
y en segundo, comprobar su situación
actual en Bari. También nos
importaba saber por qué había gente
en el centro cerrado (CIE, centro de
identificación y expulsión), mientras
que la mayoría había sido trasladada
al centro de acogida (CARA, centro
de recepción de solicitantes de asilo).

D.: ¿Cuáles son los relatos mas frecuentes
de los migrantes de Rosarno?

Y.M.: Los relatos recogidos fueron
muy duros. En primer lugar, las condiciones
de vida y de trabajo en los
campos, con jornadas de hasta 13
horas a 25 euros o de un euro por cada
caja de fruta recogida. Según
cuentan, se despertaban al amanecer
y esperaban ser escogidos al lado
de la carretera. En el duro lugar
de trabajo en el campo, se encontraban
aislados de otras nacionalidades:
los africanos subsaharianos
eran el último eslabón, por detrás de
los magrebíes y los europeos del
Este. Las mismas duras condiciones
se repetían en las estancias donde
vivían: fábricas abandonadas sin
condiciones higiénicas ni calefacción.
En cuanto a los disturbios, los
inmigrantes explican que se rebelaron
porque sabían que, además de
los insultos habituales, los rosarneses
habían disparado contra algunos
de ellos. A finales de 2008 había pasado
lo mismo. Los del CARA me
preguntaban: “¿Por qué nos tratan
así, si llevamos a cabo un trabajo para
ellos? Somos personas, tenemos
familia...”. Los del CIE se sentían engañados,
ya que los policías les habían
dicho que subieran en los autobuses
en los que les evacuaron para su
protección, y se les había asegurado
que no serían expulsados. De los 320
evacuados hacia Bari, 46 migrantes,
internados en el CIE, tienen trámite
de expulsión por no tener los documentos
en regla.

D.: ¿Cuál es la situación actual de estos
inmigrantes?

Y.M.: En el CARA quedaban pocas
decenas de ellos, ya que es un centro
abierto y muchos ya habían salido
hacia Nápoles o Roma. Según
dijeron, se encuentran bien y sólo
esperan decidir lo que quieren hacer
antes de irse, a pesar de estar
conmocionados por lo ocurrido.
Los del CIE se sienten traicionados,
como si estuvieran en una cárcel,
“secuestrados”, según dijo uno
ellos. No han encontrado representantes
de sus embajadas; tienen
contacto con el personal del centro,
con miembros de asociaciones
como el OIM y asistencia legal. Sin
embargo, no parece que les hayan
entrevistado como víctimas del
ataque o de la explotación laboral
que sufrieron.

D.: ¿Cuáles son sus perspectivas?

Y.M.: Los del CIE están desesperados
y esperan que haya alguna posibilidad
de no ser expulsados. El ministro
de Interior, Roberto Maroni,
dijo que se expulsaría a todos los
irregulares y que los que habían sufrido
lesiones obtendrían un permiso
humanitario. Pero los miembros de
la delegación llegamos a la conclusión
de que son víctimas de explotación
laboral por no decir esclavismo,
de violencia y de una limpieza étnica
de facto, por muy fuerte que suene la
expresión, ya que se ha tratado de
echar a todos los trabajadores africanos
subsaharianos y no a otros grupos.
Habría formas para evitar que
se les expulse, ya que han sido testigos
de actividades delictivas de las
que eran víctimas. Al parecer, las
asociaciones que están activas sobre
el terreno están analizando esta posibilidad.
Los del CARA están preocupados
por la falta de hogar, trabajo
y dinero, por el hecho de que los
disturbios han interrumpido lo que
era un circuito que les veía moverse
de cosecha en cosecha entre las diferentes
regiones del sur, y por el miedo
que ha provocado el odio que han
conocido en su contra.

D.: ¿Cuáles son las conclusiones más
importantes de la visita?

Y.M.: La conclusión más importante
es que son víctimas y, por lo tanto,
no había que detenerlos en el CIE,
ni tampoco expulsarles, sobre todo
si consideramos que se les había
asegurado que esto no pasaría. En
caso contrario, la evacuación se podría
equiparar a una redada en busca
de indocumentados. Se les ha tratado
desde el comienzo como culpables
de la revuelta, pero lo que han
sufrido va mucho más allá de lo que
han hecho. En segundo lugar, está
claro que en algunos campos de las
regiones del sur se práctica el esclavismo,
aunque no es un fenómeno
únicamente italiano si recordamos,
por ejemplo, los acontecimientos de
hace una década en El Ejido. En tercer
lugar, en Rosarno ha habido un
problema de segregación de los trabajadores
africanos, y los disturbios
se han saldado con algo equivalente
a una “limpieza étnica”, sin muertos,
pero con un segmento de la población
expulsado por su raza y por
haberse rebelado tras sufrir muchos
abusos. Es un precedente peligroso.

COMPLICIDAD Y SILENCIO A LOS DIEZ AÑOS DE LOS ATAQUES RACISTAS DE EL EJIDO

_ WINNIE (SOC ALMERIA)

Han pasado diez años desde los
llamados «sucesos de El Ejido».
Llama la atención la terminología:
los sucesos, una noción que
realmente suena neutral, para
hablar de lo que en realidad fueron
ataques racistas contra la
comunidad marroquí y gente relacionada
con ella.

Esta rabia contra una minoría
tiene mucho que ver con la
dependencia que siente la
población autóctona de la
gente inmigrada, en donde se
hallan las raíces de la prosperidad
de los últimos 20 años.
La mano de obra barata, casi
gratuita, que hizo posible el
ascenso de toda una región
marcada por el mar de plástico
es a la vez la mala conciencia
de buena parte de la sociedad.
Realmente es difícil
hablar del tema, aunque todos
saben perfectamente lo que
ocurre. «Racismo aquí no hay»,
dicen, y sigue un discurso perfectamente
racista, reproduciendo
prejuicios de todo tipo.
Está claro: continúa la segregación
casi total de la población
inmigrante, la política no
hace mucho caso, los ayuntamientos
de la zona, incluso los
partidos, no quieren ver el problema.
De alguna manera se
espera que vuelva a pasar.
Esta preocupación, compartida
por el [Foro social de Almería->http://fsalmeria.org/], ha
llevado a conmemorar y analizar
durante una semana, con charlas,
tanto en El Ejido como en
Almería capital y en la universidad,
los actos racistas producidos
en El Ejido hace una década.
Era algo imprescindible.
No sólo se dio un espacio
donde hablar francamente del
incumplimiento de las promesas
por parte de las autoridades
que fueron negociadas después
de los ataques y como consecuencia
de la huelga general
por parte de los inmigrantes,
sino también analizar con profundidad
histórica y política el
sentido estratégico que tenían
los ataques. Una conclusión de
los debates es que a través de
los ataques fue destruido lo que
se había construido en los años
anteriores: una red de inmigrantes
organizada, es decir, una
organización de inmigrantes
capaz de defender sus derechos.
Con esa ofensiva se lograba
un recambio profundo de trabajadores,
algo de lo que se
aprovechaba la patronal.
El discurso racista, muchas
veces ejercido en público por el
alcalde de El Ejido, Juan Enciso,
no perdió muchas oportunidades
para mostrar su acuerdo
con todo tipo de medidas contra
la población inmigrante.
Enciso, que comparte su actividad
pública con la de empresario
agrícola, espera hoy en día
su sentencia por un delito de
corrupción.

La ausencia total de las autoridades
y de la administración en
los actos conmemorativos era
flagrante y a su vez inquietante.
Sigue la tendencia a ocultar, a
no querer ver el grave déficit de
comprensión de lo que puede
ser democracia.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

separador

Tienda El Salto