Con beneficios de 845 millones de euros anuales, los
balances de Repsol olvidan las numerosas denuncias
por su alto impacto ecológico y sobre la salud. Marc
Gavaldà repasa las causas abiertas contra la petrolera.
El pasado 6 de noviembre, medio millar
de indígenas guaraníes iniciaron
una movilización hasta el campo petrolero
Margarita, en Bolivia, para
protestar contra Repsol. El objetivo:
bloquear la ruta de acceso a la zona
petrolífera en protesta ante el uso de
sus tierras por parte de la empresa.
Es sólo un último ejemplo de los
conflictos que genera en América
Latina Repsol-YPF, una compañía
con actividades en regiones de enorme
diversidad ecológica, y habitadas
por comunidades indígenas que se
ven a veces obligadas a abandonar
sus modos de vida tradicionales.
Para Marc Gavaldà, ambientólogo
y experto en la empresa española,
estas zonas podrían bautizarse como
‘Repsolandia’. Así ha titulado su último
libro, donde describe “territorios
colonizados por las compañías petroleras,
que ejercen un poder que
supera a los Estados”. Tras su viaje
“pozo a pozo, por la Patagonia y
Bolivia”, Gavaldà habló con DIAGONAL
sobre algunas de las acusaciones
que pesan sobre la compañía.
DIAGONAL: ¿Cuáles son las causas
más graves contra Repsol?
MARC GAVALDÀ: Son bastantes.
En Bolivia tiene pendiente causas
por contrabando y falsificación de
documentos. También en Ecuador
se da otro caso de fraude a las arcas
públicas por evasión de impuestos.
Pero en Bolivia tiene incluso una denuncia,
aunque no ha sido procesada,
por homicidio. En junio de 2005,
en un pozo de Repsol en el campo de
Surubi, unos campesinos que estaban
pescando murieron quemados
por las llamas provocadas por la deflagración
de gas de un venteo ilegal
que estaba haciendo Repsol.
Otro caso importante es el que se
está llevando en Arauca, en Colombia.
Amnistía Internacional denunció
la participación de Repsol en financiación
de grupos paramilitares.
En 2002 visité en la zona el pozo
Capachos. Allí ingresó Repsol y en la
misma época ingresaron los paramilitares.
Era un departamento socialmente
muy movilizado, pero se fue
desmembrando a medida que entraron
las petroleras y de forma paralela
los grupos paramilitares, que en
ocasiones realizaron incluso magnicidios.
En concreto mataron a dos
senadores que representaban a
Arauca. Acabaron con ellos por sus
desavenencias con todo lo que estaba
pasando: el plan Colombia, la imposición
de una base militar de
EE UU en Arauca y también la entrada
de las petroleras.
D.: ¿Qué casos se dan en Argentina?
M.G.: Allí tiene una demanda civil
en Neuquén por parte de dos comunidades
mapuche. Se piden más
de 440 millones de dólares para reparar
el impacto, tanto cultural, sanitario
como medioambiental, que
se ha generado en estas comunidades.
Estamos hablando de un yacimiento
que es el más grande tanto
en reservas de gas como de petróleo
de Argentina. Repsol lo adquirió
a través de la privatización de
YPF y hay una contaminación brutal.
En Neuquén toda la gente que
vive allí extrae agua de los pozos.
Con la contaminación, al sacar
agua del pozo, le pones un fósforo
y ves que es inflamable. Es agua
mezclada con gasolina. Esta causa
judicial ya lleva años, desde el ‘99.
Es una de las causas que enfrenta
Repsol y que sirve como referencia
a nivel internacional [días después
de esta entrevista, a mediados de
octubre, Repsol perdía la demanda
y reconocía los daños].
Además, hay una causa judicial
levantada por los ex trabajadores
de YPF. Ellos dicen dos cosas. Primero:
que Repsol privatizó ilegalmente
YPF. La compra se hizo en
Nueva York un día antes de que
apareciera en el Boletín Oficial del
Estado. Y segundo: que se vendieron
ilegalmente las acciones que
habían comprado los trabajadores.
D.: Ésta es una muestra de cómo
Repsol adquiere nuevas empresas
en momentos de crisis.
M.G.: Bueno, no es que Repsol
compre sus filiales aprovechando
las crisis, más bien genera crisis.
En Bolivia se aprovechó de un Estado
totalmente desmantelado.
Eso permite que sucedan cosas
como en 2004. En Argentina hay
nueve gasoductos fronterizos,
pero no hay autosuficiencia energética.
En 2004 se produce una
crisis energética. El Gobierno argentino
negocia con el de Bolivia
para tener gas más barato. ¿Qué
sucede? El gasoducto es de
Repsol. El gas lo pone Repsol. La
filial boliviana de Repsol le vende
gas más barato a la filial argentina
de Repsol. Pero cuando llega
después a Argentina, Repsol sube
los precios y vende el gas mucho
más caro al consumidor.
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