HUELGAS EN ATENTO / PANORAMA DE LA PRECARIZACIÓN QUE VIVEN LOS TELEOPERADORES DE LA FILIAL DE TELEFÓNICA
Rebelión de teleoperadores subcontratados

La huelga en todos los
centros de Atento del
16 de abril dejó ver las
prácticas de
deslocalización y la
situación de sus
trabajadores a ambos
lados del Atlántico.

26/04/07 · 0:00
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PROTESTAS EN ARGENTINA. Trabajadores de Atento participan en una manifestación en Buenos Aires en junio de 2006/Olmo Calvo

Es el primer día de entrenamiento
en el recién inaugurado
call center de Atento
Colombia. Los colores chillones
de las mesas, boxes y carteles
deslumbran a los afortunados que
han conseguido atravesar el proceso
de selección. Todos se miran expectantes.
La entrenadora, una joven
española de apenas 25 años enviada
por una plataforma de Atento
España (que cobra exactamente lo
mismo que cuando era teleoperadora)
entrena a las futuras generaciones
de teleoperadores. Entre segura
y seductora, augura un porvenir inimaginable
y habla de un vertiginoso
arribo al Primer Mundo para tantos
jóvenes colombianos. Sin embargo,
esta sensación de idilio comienza a
desvanecerse al saber que trabajarán
diez horas por día, que de esas
diez sólo les serán pagadas aquellas
en que estén tomando llamadas. Es
decir, si un día no entra ni una llamada,
no se les pagará ni un sólo peso.

Mientras, del otro lado del Atlántico,
en una plataforma de Atento
Madrid, subcontrata de Telefónica,
el Gerente comunica a 100 teleoperadores
el cese de actividades en la
planta. La empresa no se explaya sobre
las razones del cierre. Tan sólo
esboza una “reducción en el caudal
de llamadas”, que no parece corresponderse
con el ritmo con el que llegaban
las últimas semanas, y tampoco
anima ninguna solución al problema.
La única salida parece ser tomar
los ocho días de indemnización por
año trabajado y no chistar.

Entre los trabajadores, la sensación
es ambigua y la soluciones que
se vislumbran son tan complejas e
implican a tantos actores que muchas
veces se hace difícil identificar
un único responsable al que pedir explicaciones:
Telefónica, Atento, las
gobernaciones provinciales, nacionales,
los sindicatos mayoritarios
(CC OO y UGT)... La lista parece interminable
y sólo hablamos de las
fuerzas implicadas en España.

Cuando el conflicto llega a los medios
las excusas comienzan a sucederse
a una velocidad meteórica:
“Los centros de llamadas en España
sencillamente han dejado de ser ‘viables”,
“hemos perdido competitividad”,
“el Cliente (léase Telefónica)
ha rescindido su contrato”.

Todos dicen lo mismo. A los ‘trabajos’
se los llevó el viento. 179 menos
en A Coruña, 120 en Córdoba y
Valencia, 90 en Getafe, 300 en Elíptica.
En lo que va del año ya son
3.000. Pero la deslocalización no sólo
es internacional, también es regional.
En León se abrió hace poco un
nuevo centro de atención de llamadas
con subvenciones públicas mientras
se cerraban otros en centros urbanos.
Además, desde que Telefónica
fue privatizada, ésta redujo su
plantilla de 70.000 a 30.000 trabajadores
mediante un proceso de externalización
y subcontratación que
aún no acaba. Es en este proceso
cuando Telefónica crea Atento, una
empresa dedicada a la subcontratación
de aquellos ex empleados de la
empresa madre. Así, un teleoperador
que cobraba de 2.000 a 3.000 euros
ahora cobra 500 o 700.

Ni esto bastó. Los despidos masivos
comenzaron a darse cíclicamente,
legitimados por un Convenio de
Telemárketing muy “comprensivo”
con los intereses corporativos y las
demandas del mercado, gobiernos
provinciales y nacionales que llaman
a la mediación y a rebajar “la tensión
del conflicto” prometiendo salidas
“en algún sentido” (también muy dispuestos
a otorgar toda clase de subvenciones
a las empresas), y sindicatos
mayoritarios que se vuelven cómplices
a cambio de beneficios para sí.

En este último conflicto sólo la
CGT llamó a una huelga estatal en
Atento, realizada el pasado 16 de
abril, acompañada por manifestaciones
frente a gobiernos provinciales
implicados y locales de Telefónica.
El lunes pasado, bajo un solazo de
abril, unos centenares de personas
se concentraron frente a la Fundación
Telefónica en Gran Vía, para
protestar contra los despidos cantando
lemas y repartiendo volantes informando
a los clientes sobre los
atropellos cometidos por la empresa.
Entre los volantes que repartían uno
de ellos rezaba: “Los trabajadores y
trabajadoras de ATENTO somos la
voz de los servicios de Atención al
Cliente del Grupo Telefónica ...[y sin
embargo no tenemos]... relación laboral
reconocida con la empresa a la
que usted está llamando”.

Si bien el nivel de seguimiento fue
elevado (90% en A Coruña y
Valencia, 70% en Madrid y Sevilla y
65% en Barcelona) y la noticia fue
ampliamente recogida por los medios,
la empresa aún no ha dado respuesta
de ningún tipo a las demandas
que incluyen la reincorporación
de los despedidos y el cese de la deslocalización.
Atento se limitó a decir
la semana pasada que sólo negociaría
sobre los despidos actuales (y los
que vendrán) con los sindicatos mayoritarios
(CC OO y UGT), alegando
una supuesta filtración de información
fuera de la mesa negociadora,
por lo que a partir de ahora pondría
como condición la firma de un compromiso
de confidencialidad.

Del otro lado del Atlántico, en
Atento Colombia, hoy los teléfonos
no paran de sonar. Se han trabajado
las diez horas seguidas. Muchos de
los clientes han preguntado si ellos
no estaban en huelga (de la que no
estaban ni enterados), e incluso algunos
les han comentado que apoyaban
su causa. La huelga en España
ha sobrecargado las líneas en Argentina,
Colombia y otras filiales de
Atento desperdigadas por el mundo.
Ya se han denunciado estas prácticas
desde sindicatos, pero el poder
legislativo no ha actuado o lo ha hecho
con extrema timidez. Lo cierto
es que la empresa mientras pueda
continuar haciéndolo persistirá en
estas prácticas, y que la deslocalización
no parece poder enfrentarse
desde un sólo lado del océano. Para
poder hacer mella en estas empresas
habrá que comenzar a coordinarse
con otros frentes.

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