ANÁLISIS // LA MÁQUINA DEL CRECIMIENTO Y DE LA DESIGUALDAD
Radical transformación del paisaje social

Ni la ciudad industrial de los ‘60 y los ‘70, ni la inmóvil guardería de funcionarios descrita desde Galdós: la metrópolis madrileña se ha insertado
en la economía global como centro financiero, logístico y estratégico de relativo éxito. La fuerte proletarización de mujeres e inmigrantes,
así como la emergencia de una nueva clase directiva, caracterizan este nuevo paisaje social.

17/04/08 · 0:00


Que Madrid no es la vieja
ciudad industrial que algunos
conocimos de niños,
con sus pequeños talleres,
sus grandes fábricas y sus episodios
relativamente frecuentes de
huelgas obreras, es algo tan evidente
como que tampoco su economía gira
en torno al empleo de las administraciones
públicas. Lo que sin embargo
nos deja perplejos es que no existan
fórmulas para decir lo que en Madrid
constituye y discrimina su sociedad,
aquello de lo que vive su gente y que
en parte la constituye en grupos sociales
diferenciados.

Se trata de intentar comprender
cómo se estructura socialmente una
metrópolis que se ha hecho mucho
más rica y compleja, pero en la que
no cabe ninguna concesión a frases
como las de que aquí “ya no existen
clases sociales”, o que “todos somos
de clase media”. El análisis se dirige
a estudiar si la desigualdad social en
Madrid se produce de acuerdo a posiciones
laborales y sociales particulares.
Este análisis es indisoluble de
las grandes transformaciones que ha
atravesado la región, como pueda ser
su incorporación privilegiada a la
economía global, la aparición de un
puñado de empresas multinacionales
que tienen su sede en Madrid o la
incorporación de más de un millón
de migrantes transnacionales. En este
sentido, parecen ser tres los factores
que producen el nuevo cuerpo
social de la metrópolis madrileña:

1. La emergencia de una nueva
clase directiva que, por su dependencia
de los circuitos centrales de la globalización,
hemos llamado clase global
o global class. Son los directivos
y ejecutivos de las multinacionales
españolas que crecieron en la década
de 1990 con las políticas de privatización
y de la agresiva expansión
internacional que tomó como primera
cabeza de puente América Latina.
También habría que incluir aquí a los
profesionales y técnicos de alto nivel
que intervienen en las decisiones estratégicas
de las empresas, sin por
ello formar parte de su plantilla: todo
el nuevo sector de los llamados servicios
avanzados a la producción y que
es empleado en los sectores de la publicidad,
los servicios informáticos,
las consultorías económicas y financieras,
los despachos de abogados o
las asesorías técnicas (arquitectura,
ingeniería, nuevas tecnologías, etc.).
Éste es el nuevo ejército de directivos
y profesionales que forma
el grupo de decision-makers de las
corporaciones con sede en Madrid,
con altas remuneraciones, estilos
de vida caracterizados por un elevado
consumo y una posición estructural
fuerte en mercados de
trabajo exclusivos.

2. Al mismo tiempo hemos asistido
al nacimiento de una nueva versión
del proletariado de servicios. Si
el éxito de la economía madrileña se
debe a la concentración de centros
de decisión económica y financiera,
no todas las funciones que engrasan
las máquinas de mando están
necesariamente bien remuneradas.
En primer lugar, sólo el mantenimiento
y la seguridad de edificios y
propiedad ha significado la multiplicación
de un segmento de empleo
formado básicamente por limpiadoras
y guardias de seguridad. En segundo
lugar, sostener el intercambio
de información y el exigente flujo de
personas imprescindible para la reproducción
del aparato decisional
madrileño ha supuesto también la
contratación de decenas de miles de
personas dedicadas a la logística (el
flujo de mercancías), los servicios aeroportuarios
(el aeropuerto de Barajas
es la principal industria de la ciudad),
las actividades relacionadas
con ferias y congresos (Madrid es el
segundo centro internacional en este
capítulo), y los servicios de hostelería
y restauración (con más de 150
hoteles de 4 y 5 estrellas y varios miles
de restaurantes que viven de las
comidas de negocios y de empresa).

La corte de los cuidados

Por último, la reproducción de la
nueva clase directiva ha generado
también su propia corte de sirvientes
que van desde los trabajadores de
las industrias culturales hasta los
empleados en las industrias de lo
‘psi’ y del wellness y, por supuesto,
las tareas inmediatas de cuidado realizadas
por las cerca de 300.000 empleadas
domésticas de la región. El
servo-proletariado metropolitano
compone así la mayor parte del empleo
madrileño. Sus condiciones de
vida y trabajo son casi las opuestas a
las antes descritas: precarización,
salarios en muchos casos inferiores
al salario mínimo, alta inestabilidad
en el empleo y en el acceso a los servicios
elementales. Además, y ésta
es una novedad radical, la mayor
parte de este trabajo es realizado por
los colectivos más minorizados: mujeres
y/o migrantes.

3. Un nuevo elemento ha tenido
un impacto profundo en este reciente
proceso de dualización social. Se
trata de la disminución del peso relativo
de las rentas derivadas del trabajo
y el crecimiento paralelo de las
rentas derivadas de los activos financieros
(y también inmobiliarios). El
reciente ciclo inmobiliario ha sido
tan determinante como la estructura
laboral en las nuevas relaciones desiguales
que se dan en la región.
El aumento del precio de la vivienda
ha dejado sin casa a una parte importante
de la población y ha supuesto
un endeudamiento muy elevado
de otra parte, al tiempo que ha significado
un crecimiento espectacular
de la riqueza de aquel segmento de
población que o bien ha visto cómo
crecía el valor de un patrimonio que
ya era considerable, o que gracias a
su capacidad de ahorro y de endeudamiento
ha sido capaz de hacer inversiones
de alta rentabilidad. Este
proceso de financiarización se ha
traducido también en una mayor segregación
espacial. Quienes han podido
se han ido a vivir a espacios residenciales
“protegidos” tanto contra
la pérdida de valor de su propiedad
como contra la típica “promiscuidad
urbana” de los pobres. Así el
Sur, ocupado por migrantes y poblaciones
atrapadas, vuelve a ser mucho
más pobre que el Norte. Y así,
también, la ciudad se ha hecho más
cruel e inhabitable.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

separador

Tienda El Salto