INFRAESTRUCTURAS // LOS IMPACTOS ECONÓMICOS Y AMBIENTALES DEL NUEVO PUERTO PARA TENERIFE
Puerto de Granadilla: ¿especulamos?

El proyecto de ampliación del puerto de Granadilla, lanzado a bombo y platillo por las autoridades políticas y económicas de Tenerife, ha sido desautorizado por toda clase de informes ambientales y técnicos. La Comisión Europea lo rechazó en 2004 por infringir una directiva, mientras sus defensores aseguran que será la palanca impulsora de la economía y el bienestar en Canarias. Sus detractores, silenciados por los medios locales, se preguntan qué necesidades reales cubre un proyecto que amenaza 10.000 puestos de trabajo del actual puerto, que se encuentra además infrautilizado.

Texto de Javier Jiménez, periodista y miembro de Ben Magec-Ecologistas en Acción de Canarias.

14/06/06 · 16:10
Edición impresa
JPG - 39.5 KB
 
UN MACROPUERTO INDUSTRIAL EN LA PLAYA DE VIDRIO. Sus promotores aseguran que tendrá el doble de actividad que el mayor puerto del Estado. // Mataparda

El proyecto del Puerto Industrial
de Granadilla se extiende
sobre 6 kilómetros
de costa virgen del sur de
Tenerife y es tan sólo el principio de
una planificación ultradesarrollista
basada en un crecimiento indiscriminado
que pretende convertir la isla
en el Singapur del Atlántico, según
palabras del Consejero de Economía
y Hacienda del Gobierno
de Canarias, J. C. Mauricio. De ser
así, Tenerife (con más de 2.000 kilómetros
cuadrados), con la misma
densidad demográfica que Singapur
(683 kilómetros cuadrados), tendría
12 millones de habitantes: 15 veces
su población actual.

Desde hace años, distintos sectores
empresariales y administraciones
políticas han reclamado la necesidad
de este puerto como motor
económico prioritario para la isla,
argumentando, por un lado, que el
actual puerto de la capital, Santa
Cruz, está saturado y no admite ampliaciones,
y, por otra, que el nuevo
puerto está llamado a convertirse en
la plataforma intercontinental que
relanzará la economía canaria.
Incluso se ha llegado a declarar su
construcción como de interés público
de primer orden.

Sin embargo, estas justificaciones
se han ido desmontando con informes
técnicos que dejan a las claras
intereses especulativos y no sociales.
Datos del propio Gobierno
de Canarias demostraron que el
puerto de Santa Cruz tenía aún una
capacidad de crecimiento del 30%
en el tráfico de mercancías. Asimismo,
P. A. Meneses, anterior presidente
de la Autoridad Portuaria, ha
presentado en reiteradas ocasiones
un proyecto de ampliación de la
dársena norte que triplicaría la capacidad
actual del puerto capitalino
con la tercera parte del dinero que
requiere sólo la primera fase del
Puerto de Granadilla. Ésta tiene un
presupuesto de partida de 600 millones
de euros, la mayoría solicitados
a los fondos europeos. Su construcción
pretende justificar a su vez
la supuesta necesidad de otras macroestructuras,
asociadas a un modelo
de desarrollo del que el puerto
es la punta del iceberg.

Es el caso de la segunda pista del
aeropuerto del sur de la isla, que soporta
actualmente sólo una tercera
parte de su tráfico potencial, pero
que se presenta, según palabras de
A. Plasencia (constructor y presidente
de la Federación Provincial de
Entidades de la Construcción), como
una obra indispensable para obtener
los 30 millones de metros cúbicos
de material de relleno necesarios
para el puerto. La compra de terrenos
en la zona y su recalificación, el
asentamiento de empresas pertenecientes
a políticos relacionadas con
la actividad portuaria o la reactivación
de maquinaria de construcción
en desuso aparecen como móviles
especulativos frente al supuesto interés
general de esta obra. Pero precisamente
en el sur, área de mayor
crecimiento poblacional de la isla,
este interés general pasa mucho antes
por la necesidad de infraestructuras
de otra índole: un hospital público,
centros de enseñanza, residencias
para mayores, guarderías infantiles
y un largo etcétera de verdaderas
carencias en la zona.

Se habla de que este puerto sería
el motor económico de la isla, pero
antes bien parece lo contrario. El
traslado a Granadilla de la actividad
comercial portuaria dejaría a la capital
sin su principal empresa, el actual
Puerto de Santa Cruz, de la que
viven algo más de 10.000 trabajadores.
Igualmente, de ubicarse un
puerto en el sur, principal núcleo
turístico, la contaminación derivada
del tráfico de buques asestaría un
duro golpe al primer motor económico
de la isla, el turismo. Incluso
su rentabilidad económica es más
que dudosa, ya que los fuertes y
continuos vientos de la zona (meca
mundial del windsurf) ralentizarían
y encarecerían la operatividad en el
puerto, según sostienen estibadores
e informes técnicos.

Impactos ambientales

Si desde el punto de vista económico
el puerto no parece justificable,
por sus afecciones medioambientales
éste representaría un atentado
de consecuencias irreversibles. Su
construcción sepultaría seis kilómetros
de costa en perfecto estado de
conservación, erradicaría diecisiete
playas y haría desaparecer indirectamente
otras siete, destruiría un espacio
natural marino de importancia
comunitaria (LIC Sebadales del
sur) y afectaría irreversiblemente a
otros dos (Montaña Pelada y Montaña
Roja). Dos especies catalogadas
de protección estricta, en peligro
de extinción, la Piña de mar y la
Tortuga boba, desaparecerían. La
obstaculización de las corrientes
marinas y eólicas que produciría el
dique exterior del puerto interrumpiría
la dinámica litoral y el aporte
de arena a las playas y dunas de la
zona. Por todo ello, el proyecto del
puerto ha recibido decenas de informes
técnicos contrarios a su aprobación.

Tanto la Secretaría General del
Ministerio de Medio Ambiente como
el Director General de Política
Ambiental del Gobierno de Canarias
denunciaron la incompatibilidad
ambiental del proyecto y se opusieron
a su realización. La Universidad
de La Laguna emitió sus propios informes
en el mismo sentido. Sin embargo,
como denunciaron Greenpeace
o el Sepca, la Viceconsejera
de Medio Ambiente del Gobierno de
Canarias, Milagros Luis Brito, obvió
estos informes y remitió al Ministerio
de Medio Ambiente y a la Unión
Europea otros encargados a posteriori
a una empresa privada y firmados
por ella misma (y no por un técnico),
concluyendo la viabilidad de
la obra y su poco significativo impacto
ambiental. Con todo, la Dirección
General de Medio Ambiente de la
Comisión Europea rechazó en agosto
de 2004 el proyecto al no ser conforme
a las disposiciones de la
Directiva 92/43/CEE.

El Puerto Industrial de Granadilla
ha pasado de ser mucho más
que una amenaza económica y
medioambiental para llegar a convertirse
en un atentado a las bases
de la democracia. A pesar de que
cerca de 60.000 personas firmaron
una propuesta de ley para proteger
la costa afectada, la mayoría
política del Parlamento de Canarias
votó en contra de que tan siquiera
se debatiera. El poder económico
de Progresa Tenerife pagó
cuadrillas que arrancaban o tapaban
los carteles que convocaban a
la ciudadanía a una manifestación
contra el puerto y el desarrollismo.
A la misma asistieron casi
100.000 personas, a pesar de que
la televisión autonómica las ninguneara.
La mayoría de medios de
comunicación locales, en los que
la voz oficial tiene carta blanca,
boicotean las ruedas de prensa de
los sectores sociales (universitarios,
sindicales, ecologistas...) que
ofrecen información alternativa, y
se niegan también a publicar las
cartas de respuesta a los ataques
que reciben estos colectivos.
Responsables políticos califican a
los detractores del puerto como terroristas
sociales al tiempo que rechazan
toda invitación al debate
público.

El proyecto del Puerto Industrial
de Granadilla se ha convertido en un
conflicto social que abre serios interrogantes
sobre las grandes obras
públicas en Canarias. ¿En beneficio
de quién se recurre al concepto de
"interés público de primer orden"?
¿Dónde queda la participación ciudadana
cuando se desoye su voz?
¿Cómo se justifica que recursos naturales
públicos acaben siendo fuente
de explotación privada?

Tags relacionados: Tenerife
+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

separador

Tienda El Salto