El postcapitalismo como no-trabajo
Proletarios, ¡extinguíos!

Para Postone, en Marx, la eventual superación del capitalismo no supondría la realización del trabajo y del proletariado, sino su abolición.

, Sociólogo
23/01/13 · 19:49
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OPERARIOS. Fábrica de aluminio en Argentina. / Olmo Calvo

El trabajo de Moishe Postone resulta sugerente para quienes creemos necesario (y fructífero) un diálogo crítico con Marx y su legado. Su interés no radica en proporcionarnos la –enésima– lectura definitiva de Marx (talibán spirit), sino en el hecho de sugerir un acercamiento a este autor que nos permite esquivar algunos de los callejones sin salida (para la reflexión teórica y la acción política) en los que nos había metido lo que Postone denomina el marxismo tradicional: una especie de lugar común de la izquierda (marxista y no marxista) que –dicho de forma quizá un tanto simplificada– caracterizaría al capitalismo como un sistema basado en la dominación y explotación de una clase sobre otra (capitalistas versus proletarios) por medio de la propiedad privada y los mecanismos del mercado.

Para este marxismo tradicional existiría una contradicción fundamental entre lo que entiende como las relaciones sociales capitalistas básicas (la propiedad privada y el mercado) y las fuerzas productivas (el modo de producción industrial). Se presupone así que las potencialidades de la producción industrial (en sí misma independiente del capitalismo) estarían siendo pervertidas (y obstaculizadas en su desarrollo) por los usos particularistas que hace de ella la clase capitalista a través de los mecanismos del mercado y la propiedad privada. De manera que podríamos imaginar una sociedad (llamémosla “socialismo”) no basada en la propiedad privada y el mercado, donde dicha producción industrial pudiera ser reorientada nuevamente hacia el bien común, posibilitando la plena realización y afirmación del trabajo y del proletariado (Arbeit macht frei).

Para el sociólogo Pierre Naville la antítesis fundamental del “trabajo” (asalariado) no es el trabajo enriquecido, revalorizado o mejorado, sino el “no-trabajo” El marxismo tradicional realizaría así una crítica del capitalismo “desde el punto de vista” del trabajo (concebido como un principio constitutivo universal y transhistórico de la condición humana). Frente a este tipo de aproximaciones, Postone va a reivindicar un Marx –el de los Grundrisse y El capital, por ejemplo– en el que la crítica del capitalismo es inseparable de la crítica del trabajo asalariado (el cual, en el capitalismo, desempeña un papel inédito en la historia como mediador general de las relaciones sociales). Un Marx en el que la eventual superación del capitalismo (lejos ya de lecturas deterministas de la historia) entrañaría no sólo la desaparición de la “forma valor” de la riqueza (específica de este tipo de formación social y ligada al gasto de tiempo de trabajo humano), sino también la propia abolición del trabajo y del proletariado (¡no su plena realización!). Como se encargó de señalar hace más de 50 años y en plena Guerra Fría el sociólogo Pierre Naville (otro sugerente lector de Marx): la antítesis fundamental del “trabajo” (asalariado) no es el trabajo enriquecido, revalorizado o mejorado, sino el “no-trabajo”.

Pensar la posibilidad de una sociedad postcapitalista requerirá eliminar el carácter de “mediación social general” (de “lengua franca” o de “gramática general” de las relaciones sociales) que tiene hoy el trabajo asalariado, dando pie a organizar la sociedad y el tiempo (auténtica materia prima de las relaciones sociales) en torno a otros principios de mediación (social, política) no determinados por el gasto de tiempo de trabajo humano. En Postone no encontraremos (por suerte) la solución a ninguno de estos desafíos, pero sí algunas herramientas de análisis con las que pensarlos. No es poco.

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