"FRANCIA // El 28% de los vecinos de las ""banlieues"", por debajo del umbral de la pobreza"
Precariedad y respuestas populares

Historias de opresión, pero también de rebeldía contra un orden social injusto. Las banlieues francesas se rebelan contra la exclusión.

Texto de Idrisss, Jon Bernat y Régis (17bis), Grenoble

25/01/10 · 0:00

El 28% de los trabajadores de las Zonas Urbanas Sensibles, una categoría de análisis e intervención pública, están por debajo del umbral de la pobreza. En el caso de las mujeres, este porcentaje alcanza el 38%. La renta media de sus habitantes no alcanza el 60% de la renta nacional media. Esto es flagrante en el caso de los jóvenes, ya que entre el 30% y el 40% de los menores de 26 años están inactivos y el 40% de los activos no tienen trabajo (mayormente chicos). Mientras, el resto vive en la economía sumergida, en la precariedad laboral y sufre las discriminaciones ligadas a su condición de clase, edad, sexo o color de piel... Con unas tasas de fracaso escolar que doblan la media nacional, la falta de expectativas en estos barrios no hace sino empeorar con los años.

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COCHES CALCINADOS. Bomberos apagando las llamas en un barrio de París. Alain Bachellier.

La vivienda es otra de las claves de esta situación: hacinamiento en altas torres de cemento, con edificios mal aislados de la humedad y el frío (uno de cada cuatro) y degradaciones permanentes que a veces tardan años en renovarse. A esto debe sumarse la progresiva disminución del acceso y el tamaño de las viviendas sociales y la imposibilidad crónica de emancipación de los jóvenes.

Desde la escuela

Lejos de limitarse a factores socioeconómicos estructurales, cabe destacar la represión institucional que se vive cotidianamente en los suburbios. Esta empieza en el sistema escolar, sobre todo con la actual proliferación de dispositivos punitivos y de segregación de los alumnos “problemáticos” (ficheros de control, relegación en centros especiales, seguridad privada...). En un plano más global, toda una gama de mecanismos amenazan a los jóvenes y a las familias: dispositivos de control y sanción, gentrificación y desplazamiento involuntario, expulsión de los sin papeles (58.000 expulsiones reconocidas por el Gobierno en el periodo 2008-2009) y criminalización de toda forma de supervivencia ilegal (reventa de estupefacientes, pequeños robos, engaño a las instituciones...).

La violencia policial es, por último, la forma más cruda y directa de represión que se vive en estos barrios. Como afirma el historiador Maurice Rajsfus (ex militante del grupo del ‘68 francés Socialisme ou Barbarie), los diferentes cuerpos de la policía francesa “están fuera de la ley”. Controles rutinarios injustificados, insultos y vejaciones permanentes (no hay más que ver los vídeos con las palabras Banlieue-Police en internet), son la norma en una policía infestada de patriotismo racista, que además tiene, con el nuevo ministro de Interior Brice Hortefeux, manga ancha para vulnerar todos los protocolos de intervención. Los jóvenes descendientes de la inmigración son a sus ojos “criminales en potencia”.

De la protesta a la propuesta

El conflicto entre policía y los jóvenes de los barrios populares tuvo eco internacional durante los múltiples motines que se produjeron en noviembre de 2005. La cobertura mediática excepcional, su larga duración y su simultaneidad en decenas de ciudades fueron el hecho diferencial de esta escalada de rabia popular y violencia policial. Durante tres meses se decretó el Estado de excepción, y se produjeron 4.470 arrestos y 763 encarcelamientos.

Desde los primeros motines urbanos en los suburbios de Lyon (Vaulx-en-Velin en 1979 y en Les Minguettes en 1981 y 1983) hasta los enfrentamientos de 2007 en Viliers-le-bel, tales revueltas sociales espontáneas son frecuentes en este país. Hay varias razones, pero el detonante suele ser la muerte de jóvenes en contacto con la policía: Habib en Toulouse en 1998; Bouna y Zied en Chichy-sous-Bois en noviembre de 2005; Larami y Mushin en Villiers-le-bel en noviembre de 2007; Yakou Sanogo en Bagnolet y Mohamed en Fréjus en 2009… A pesar de lo expresado por los medios, los que participan en estos motines no son inmigrantes. Son jóvenes, en general de nacionalidad francesa, descendientes de la inmigración y las clases populares, herederos de un pasado de opresión y colonialismo que adquiere nuevas formas.

Autodefensa colectiva

Más allá de estas revueltas espontáneas, colectivos como Verité et Justice reivindican un esclarecimiento de las muertes de jóvenes de barrios populares a manos de la policía. También emergen procesos de autoorganización como el Mouvement de l’Immigration et des Banlieues (MIB), fundado en 1995 o el Forum Social des Quartiers Populaires (FSQP). Este último trata de impulsar un movimiento político nacional, favoreciendo un espacio de convergencia para dar voz a los habitantes de los barrios populares, con autonomía de las organizaciones políticas tradicionales, acusadas de ser partícipes del abandono de las banlieues y de los hijos e hijas de la inmigración.

En un plano interclasista, florecen en todo el país plataformas de solidaridad y denuncia contra la represión de los sin papeles, tales como el Réseau Education Sans Frontières y el Réseau Universités Sans Frontières, así como huelgas de hambre y acciones radicales contra los centros de retención. Las luchas por la vivienda digna también cuentan con numerosos colectivos y plataformas, tales como Defends-Toit (Defiéndete y Defensa-Tejado) en Grenoble, impulsando una autodefensa colectiva a las expulsiones de familias morosas o de ocupantes ilegales de inmuebles.

CIFRAS DE LAS BANLIEUES

4.470 detenciones se produjeron durante el Estado de excepción declarado en noviembre de 2005.

58.000 sin papeles fueron expulsados entre 2008 y 2009 según el ministro de Inmigración.

40% de los menores de 26 años están inactivos; entre los activos, el 40% no tiene trabajo.

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