A pequeña escala, con los ayuntamientos
pasa como con los gobiernos
estatales. Alguien con dinero
quiere unos terrenos, promueve a
un alcalde, lo financia, y le indica
dónde tiene que firmar: “Firme ahí,
en la X”. El edil en cuestión legaliza
el proyecto, recibe un buen habano,
una palmadita en la espalda, y
entonces comienzan las obras...

Situémonos. Salamanca, declarada
por la UNESCO “Patrimonio
de la Humanidad”. Hospital de la
Trinidad, fruto de una donación
particular a la iglesia. Ésta mantiene
el edificio con fines comunitarios
y, según constaba en los antiguos
estatutos que lo regían, tanto
el hospital como sus terrenos aledaños
debían de ser gestionados
para dar asistencia a los necesitados...
Con la iglesia hemos ‘topao’.
Don Braulio, obispo de Salamanca
en 1996 (actualmente, en Valladolid),
antes de abandonar su cargo
decide modificar dichos estatutos.
La empresa Palco 3, propiedad
de Román de Pablos, compra ese
mismo año los terrenos traseros del
hospital, catalogados en el Plan
General de Ordenación Urbana
(PGOU) como “equipamiento” no
urbanizable, algo que hacía extraña
esta adquisición... Nueva palmadita
en la espalda, nuevo puro y
nueva orden: “Firme usted en la X”.

En 1998, el Ayuntamiento aprueba
una modificación puntual del
PGOU. La parcela se convierte en
“residencial”, dotándola de la mayor
edificabilidad posible: “¡Que comiencen
las obras!”.

La resistencia se organiza

Los afectados se juntan y tanto la
Asociación de Vecinos del Barrio
San Bernardo (Asamber), como
Ecologistas en Acción y diversas
personas a título personal recurren
la tramitación de todo este proceso;
primero, de forma administrativa y
posteriormente, vía judicial.

El Ayuntamiento desestima todas
las alegaciones, que dan la razón a
los vecinos, y, por supuesto, el proyecto
sigue adelante. Al ver que la
justicia local no hace nada para detener
este atropello, un organismo
como la Unesco a través de su comité
International Council on
Monuments and Sites (ICOMOS),
reprende cuatro veces al Ayuntamiento
salmantino. Pero el alcalde
Julián Lanzarote no les ha hecho
el menor caso hasta la fecha.

Así llegamos a 2009. El edificio
ha superado las expectativas, tanto
en altura, en contaminación acústica
y en perjuicios ocasionados directamente
al bloque de viviendas
lindantes, que ven cómo se levanta
un muro metálico por encima de
sus tejados, condenando sus patios
de luces a la humedad, a la carencia
de luz y al ruido de los cientos
de aparatos de aire acondicionado.

Últimas omisiones

Los vecinos, que ya no saben a
quién reclamar, piden de nuevo al
Ayuntamiento que paralice la obra,
e inicie un expediente de sanción
al constructor, obligando a Palco 3
a restaurar el edificio conforme al
proyecto inicial.
Técnicos municipales inspeccionan
el lugar y manifiestan que
los vecinos llevan razón, certificando
que el edificio ha sobrepasado
el proyecto inicial, no sólo
en altura, sino en volumen, además
de otras tantas irregularidades
que califican a dicha construcción
de “ilegal”. Pero, ¿qué
ha hecho desde entonces el
Ayuntamiento?

El señor Lanzarote, se ha limitado
a restar importancia al hecho y
a esperar un nuevo informe “políticamente
más correcto” por parte
de la constructora. Así, el 7 de mayo
de 2009, el Ayuntamiento le da
el visto bueno, remitiendo ese
apropiado informe a la Junta de
Castilla y León para su aprobación.
Mientras tanto, De Pablos sigue
construyendo su edificio al margen
de permisos, licencias, etc.
Aparte del edificio ilegal que se alza
en los antiguos terrenos del
hospital de La Trinidad, alcalde y
constructor pretenden también
desmantelar parte del patrimonio
histórico salmantino. Ahora se les
ha ocurrido derribar el teatro Bretón,
de 500 años de antigüedad.

Un alcalde contra los vecinos

El problema más sonado
para Julián Lanzarote
(PP) tuvo como raíz la
intención de su consistorio
de aumentar los
impuestos municipales
(con subidas de un 14%
en la factura del agua o
un importe neto de 17
euros en la tasa de basuras)
mientras el alcalde
“perdonaba” una deuda
de 20 millones de euros
a constructores afines al
Gobierno, según denuncia
la Federación de Asociaciones
de Vecinos de
Salamanca. Del mismo
modo, Lanzarote, que no
obstante ha sido reelegido
tres veces como alcalde
de la ciudad, omitió
las protestas de miles de
salmantinos contra el
párking de la plaza de
Los Bandos, un aparcamiento
subterráneo innecesario,
como señaló la
Plataforma Ciudadana
Los Bandos Sin Aparcamiento
en las más de
1.700 alegaciones presentadas
junto a 18.500
firmas en contra del proyecto.
Éste se paralizó
durante un tiempo, sin
embargo, en abril el
Ayuntamiento anunció
que el proyecto se va a
reanudar a pesar de la
oposición al mismo.
Junto a esto, la Plataforma
Salvemos al Teatro
Bretón (teatrobreton.info)
ha logrado que la justicia
paralice la demolición de
este centro y ha solicitado
una entrevista con la
ministra de Cultura, Ángeles
González Sinde para
mantener el teatro que,
en caso contrario, posiblemente
dejaría su
espacio a distintos apartamentos
de lujo.