Las asambleas marcaron el sentido de un sí crítico ante la propuesta de ciu y erc
El porqué de los distintos votos de la CUP en torno a la soberanía

La cuestión europea fue clave en la abstención de dos de los parlamentarios de las CUP en la votación de la declaración de soberanía aprobada el 23 de enero.

, Barcelona
05/02/13 · 14:43
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No hubo periodista en las entrevistas posteriores a las elecciones catalanas del 20N que no le preguntara al nuevo diputado David Fernández por su definición metafórica de la Candidatura de Unidad Popular como “caballo de Troya” de las clases populares. Les resultaba difícil enmarcar el papel y la estrategia de esta formación en el Parlament, que si está ahí es más para denunciar y hacer visibles las alternativas que para ser una fuerza parlamentaria al uso. Nos cuenta Fernández que para la CUP la política institucional es “una herramienta más”, un instrumento que hace de caja de resonancia de todos los conflictos por los que los movimientos sociales y la izquierda independentista y anticapitalista llevan años clamando en las calles. Una posibilidad más de juego dentro de un proyecto que sigue siendo municipalista, “a ras de suelo” y de transformación radical desde lo local.

De esta estrategia se deriva su votación, no exenta de polémica, ante la declaración de soberanía y el derecho a decidir del pueblo de Catalunya del 23 de enero. La postura de la CUP ante la declaración impulsada por CiU y ERC fue un sí crítico que se materializó con la abstención de dos de sus diputados y el voto a favor de otro. Como todas las formaciones en el Parlament que están a favor de la autodeterminación había presentado su propia declaración y se había sentado a negociar el texto hasta el último momento. Pidió también una mesa a cinco en la que se incluyera a todos los grupos que de una forma u otra aceptaban el derecho a decidir (CiU, ERC, ICV, PSC). Paralelamente, y con el calendario en contra, las asambleas a lo largo y ancho del territorio fueron expresando su postura. El 15 de enero se reunieron las locales, el 17 las territoriales. Finalmente el sábado 19 de enero se reunió el consejo político durante seis largas horas que sirvieron para plasmar un intenso debate interno que se acabó resolviendo con ese sí crítico y las dos abstenciones.

El porqué de las abstenciones

Si bien había un consenso en torno al mensaje que tenía que enviar la CUP no estaba claro cómo debía plasmarse eso en la lógica parlamentaria. Un sector de la organización creía que la división en el voto no se entendería, que le parecería confusa a la ciudadanía ajena al debate. Finalmente se decidió que dos diputados se abstuvieran pero que a la vez contaran con cierto margen de flexibilidad, de modo que si en los pocos días de negociación parlamentaria que faltaban se conseguía eliminar las referencias a la UE, se lograba que el referente territorial fueran los Países Catalanes, y se reconocía la posibilidad de la desobediencia civil y la necesidad de la participación ciudadana, los tres votos en la cámara serían afirmativos. Únicamente se logró el último punto por lo que se asumió ese sí crítico con dos abstenciones.

Estructura básica de las CUP

En todo el territorio catalán existen 120 asambleas locales de la CUP en un centenar de núcleos de población que son la esencia municipalista del proyecto. De estas agrupaciones locales surgen 11 asambleas territoriales, de las que surge un consejo político formado por tres personas de cada asamblea territorial y cuatro miembros del secretariado nacional sin derecho a voto. Este secretariado tiene únicamente funciones de coordinación. A las tres personas de cada territorial se las elige según un criterio básico de pluralidad de modo que los 33 miembros funcionan como “sensores del territorio” y reflejan bien los debates en los ámbitos locales. Paralelamente existen grupos de trabajo sectoriales y abiertos, sobre sanidad, cultura, autodeterminación, antirrepresión, etc.

Abajo del todo en esta pirámide invertida estarían las tres personas que ahora actúan en el Parlament según la máxima zapatista de “mandar obedeciendo” lo que sale de las asambleas. Para ello hay una comisión de seguimiento con miembros de las once territoriales, de las sectoriales y de las organizaciones que dieron su apoyo en la campaña, como Endavant o el Moviment en Defensa de la Terra u otros no independentistas como En Lluita. Se mantienen además reuniones bilaterales con diferentes movimientos sociales –como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca o el Comité de empresa de la Corporación Catalana de Medios, por ejemplo– para cumplir con su compromiso de introducir en el Parlament la voz del pueblo catalán. Evidentemente, en el vértice de esta pirámide invertida está la asamblea nacional, también abierta, que se reúne con una convocatoria de al menos un mes de antelación.

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comentarios

2

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    pepo
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    10/02/2013 - 4:44pm
    Ser catalanista mola, pero ser castellanista no. Eso es de retrógrados pueblerinos.
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    bartleby
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    07/02/2013 - 5:03pm
    Gracias por la explicación, Adrián. Sentía curiosidad por conocer el funcionamiento de la CUP. No había vuelto a saber nada de ella desde las elecciones Catalanas.
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