ENTREVISTA // LINDSEY GERMAN, PORTAVOZ DEL MOVIMIENTO PACIFISTA BRITÁNICO STOP THE WAR COALITION
“El plan de la OTAN en Libia ha sido abrir el mercado a petroleras británicas y francesas”

Lindsey German, escritora,
activista y coordinadora del
principal grupo británico
contra la guerra, Stop the
War Coalition, explica los
objetivos de la intervención
militar en Libia.

02/01/12 · 10:30
Edición impresa
Lindsey German / FOTO: Jos van Zetten.

La pacifista británica Lindsey
German lleva casi cuatro décadas
de lucha política, la mayor parte en
las filas del Socialist Workers Party,
y ha sido candidata a las elecciones
a la alcaldía de Londres en dos ocasiones,
2002 y 2008. Experta en política
y derechos de la mujer, desde
septiembre de 2001 encabeza Stop
the War Coalition
junto a Tony Benn
–exministro y antiguo secretario general
del Partido Laborista–, grupo
de oposición a la guerra que organizó
en 2003 la manifestación más
grande de la historia del Reino
Unido. Tras la intervención de la
OTAN en Libia y ante la posibilidad
de futuros conflictos en Irán y Siria,
German se posiciona en contra del
militarismo occidental y anuncia
nuevas movilizaciones.

DIAGONAL: ¿Qué opina de las reuniones
de las compañías británicas
BP, Shell y Arup con el Consejo
Nacional de Transición libio (CNT),
con la presencia de los ministros de
Comercio y Defensa británicos?

LINDSEY GERMAN: No me sorprende
en absoluto. Estaba claro que
cuando el Reino Unido y Francia
lanzaron el ataque contra Libia y
Gadafi lo que buscaban era un cambio
de régimen para abrir el país al
comercio con petroleras
británicas
y francesas. Su objetivo ahora es introducir
todo tipo de compañías en
el país para obtener el mayor beneficio
posible, como sucedió en Iraq
y ahora en Libia.

D.: ¿Se ha cumplido el propósito de
proteger a los libios como pidió la
ONU?

L.G.: No, desde luego. Dijeron que el
objetivo principal era proteger a la
población de Bengasi de los ataques
de Gadafi y, aunque se estima que
los muertos causados por él antes de
la intervención fueron entre 2.000 y
3.000 personas –un número terrible,
pero relativamente pequeño comparado
con lo que está sucediendo en
otros países–, desde los bombardeos
de la OTAN, decenas de miles de
personas han muerto
y las cifras aún
siguen aumentando. También se han
producido persecuciones y racismo
contra los africanos que apoyaron a
Gadafi. El resultado de la intervención
de la OTAN no ha sido la protección
de civiles, sino el aumento
significativo de muertos, heridos y
violaciones de derechos humanos.

La justificación de los derechos
humanos para intervenir en una
guerra es falsa.
Existen numerosos
abusos en todo el mundo, como el
caso de los asesinados en El Cairo,
donde la policía disparó a los ojos de
los manifestantes causando cegueras
y, sin embargo, el Reino Unido
ha decidido no tomar partido en ese
país. Es una postura muy hipócrita.

D.: ¿Cuál debería haber sido la alternativa
a la intervención en Libia?

L.G.: La frase tan extendida de que
Gadafi estaba atacando a su propio
pueblo no es del todo cierta. Gadafi
atacaba a la parte de su pueblo que
se rebeló contra él, de la misma forma
que las autoridades americanas
están destruyendo el movimiento
Occupy, arrestando y golpeando a
las personas que protestan. Así es como
los gobiernos oprimen las rebeliones.
No estaba de acuerdo con
Gadafi, pero tampoco esperaría a
que México bombardee Washington
para defender al movimiento
Occupy...
El deber del pueblo de
Libia es defender sus derechos y no
acudir a los salvadores de fuera.

D.: ¿Cómo ve el futuro de Libia tras
la toma de posesión del CNT ?

L.G.: El Consejo Nacional de
Transición libio ha formado un
Gobierno extremadamente prooccidental,

excluyendo a los islamistas y
a todo aquel que podría oponerse al
control de las grandes compañías y
gobiernos de Occidente, que han
conseguido establecerse muy firmemente
en Libia. Mi opinión es que
éste es un Gobierno muy inestable.
Los islamistas, sobre todo, no permitirán
esta situación por mucho tiempo,
y supongo que se producirán mayores
conflictos que podrían derivar
en una guerra civil. En este caso, si
los islamistas llegaran al poder, la reacción
de Occidente sería tratar de
eliminar este Gobierno, lo que resultaría
en la extensión de la guerra en
el Magreb.

En Siria, a pesar de no haber intervenido
militarmente, el responsable
de Exteriores británico William
Hague se ha reunido con los opositores
sirios en Londres, una medida de
la diplomacia británica sorprendente.
De nuevo, estoy en completo
desacuerdo con el presidente sirio
Bashar al Assad y si el pueblo quiere
liberarse, debe depender de su propia
lucha, no de Francia y el Reino
Unido, cuyo papel histórico en la región
es bastante cuestionable.

D.: ¿Son las sanciones la alternativa
a la intervención militar?

L.G.: No. Yo me opuse a las sanciones
en Iraq cuando empezaron en
1991, mientras mucha gente pensaba
que era una alternativa a la guerra.
Sin embargo, las sanciones son
una guerra económica. La gente que
más sufre son los pobres.
Tendríamos
que realizar otro tipo de preguntas,
por ejemplo: ¿por qué tiene la UE
y EE UU, con graves problemas internos,
la autoridad de interferir en
los asuntos de otras naciones?
Más allá de Occidente, la perspectiva
del mundo es muy diferente.
Se considera a los países más ricos
como nuevos colonialistas económicos
y militares.
 

«ISRAEL TIENE ARMAS NUCLEARES Y SE ACEPTA»

DIAGONAL: ¿Cree que Irán será el próximo objetivo?

LINDSEY GERMAN: El informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAAE, por sus siglas en inglés) que revelaba que Irán “podría” haber desarrollado armas nucleares no presenta pruebas irrefutables que confirmen este hecho. Sin embargo, sí tenemos evidencias irrefutables sobre la posesión de armas nucleares de Israel, el único país en Oriente Medio, y esto se considera perfectamente aceptable. La presión internacional sobre Irán, los informes y las sanciones son similares al informe que presentó el Gobierno británico en 2002 diciendo que Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva. El informe de la IAAE no es objetivo. Muchas pruebas que vienen de agencias de inteligencia como la CIA, se están utilizando como pretexto para la guerra. Pero saben que causaría una guerra mucho más grande de lo que hemos visto en los últimos años: afectaría a Afganistán, Libia, Líbano, Iraq e Israel. Son los israelíes los que están pidiendo la intervención, y siempre han conseguido que EE UU y sus aliados les apoyen. Estamos ante una situación muy peligrosa.

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