ANÁLISIS // LA RELACIÓN ENTRE LOS PARAÍSOS FISCALES Y LA ESTRATEGIA NEOLIBERAL
Los paraísos fiscales: bases piráticas del capitalismo mundial

La campaña de recogida de la aceituna 2007-2008 se ha caracterizado por
un incremento en la llegada de inmigrantes que desbordó las previsiones.
Este artículo analiza la falta de atención al colectivo inmigrante.

06/03/08 · 0:00
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El año pasado las Islas Vírgenes
británicas invirtieron
más en China que Japón
o los EE UU. La Isla
Mauricio fue, de largo, el primer inversor
en la India. Los paraísos fiscales
son estados fantoches ligados
a las metrópolis coloniales o territorios
autónomos de las mismas, en
los que las leyes relativas al control
de los capitales no existen o están
sujetas a excepción. Estos territorios,
teóricamente soberanos, funcionan
bajo la autoridad formal de
monarcas de opereta o de un consejo
gestor, con frecuencia ligado al
núcleo duro del capital mundial. Los
métodos de lavado de capital y fraude
son innumerables, pero el interés
fundamental de los leviatanes financieros
globales consiste en establecer
empresas filiales puramente nominales
que acumularán billones de
dólares libres de impuestos mediante
la técnica llamada ‘precio de
transferencia’ entre las empresas de
un mismo grupo.

Pilares de la mundialización

Según Simon J. Pack (Los paraísos
fiscales, pilares de la mundialización
económica), una encuesta realizada
en 2005 por la firma Ernst & Young
sobre 476 multinacionales repartidas
en 22 países afirma que las estrategias
de precio de transferencia están
en el núcleo de la política fiscal del
77% de ellas. El 68% (43% en el año
2000) de las empresas declara integrar
esta estrategia desde la fase de
concepción de sus productos. Este
sistema sirve en primer término para
la evasión del impuesto sobre el beneficio,
pero también para enmascarar
deudas, al presentar a los inversores
potenciales un balance más
atractivo que la situación real.
El 37% del stock de inversión en el
extranjero de las empresas europeas
se sitúa en paraísos fiscales. El 47%
de las inversiones extranjeras en
Francia proviene de un paraíso fiscal.
Al final del año 2004, el Presidente
Bush propuso una amnistía fiscal
(5,25% en vez del 35% de impuesto
sobre el beneficio) a las empresas
que desearan repatriar a los Estados
Unidos una parte de sus beneficios
ocultos. Estos porcentajes no cesan
de aumentar, lo que da indicios de la
creación de búnqueres financieros
mundiales, enemigos de cualquier
idea de repartición de la riqueza y de
la existencia misma del concepto de
tesoro público. En efecto, para evitar
la fuga de capitales, los gobiernos se
ven forzados a bajar la imposición de
las empresas para hacerse atractivos
al capital, lo que ahoga aún más el
estado de los hospitales, saneamiento,
educación y vivienda de los parias
que cuentan con su fuerza de trabajo
como único valor atractivo al capital.
Por el contrario, un gobierno que se
enfrentara a los ataques piráticos de
los magnates financieros no tardaría
en sentir en sus carnes toda la presión
que el capital puede ejercer en
concepto de amenaza armada y propagandística.
Así, en el seno de la
Unión Europea, la tasa de imposición
sobre las empresas ha pasado
del 35% en 1955, al 25,5% en 2005. A
la inversa, la tasa de imposición sobre
el trabajo se mantiene en el 36%
para el mismo período. Los ingresos
sobre el beneficio de las empresas en
los Estados Unidos representan hoy
la mitad de su nivel de los años ‘60.

‘Hedge funds’ en las Caimán

Bill Gates, en contra de la imagen
de filántropo de la que pretende
dotarse, hace perder cada año 500
millones de dólares al fisco yanqui.
Las Islas Caimán son la sede del
80% de los hedge funds o fondos
de inversión especulativos, esas gigantescas
masas de capital que dirigen
la política internacional. El
Presidente del Consejo Rector de
este ‘Estado’, en realidad dependiente
aún de la Corona británica,
el señor Richard W. Rahn, dirige a
su vez el Discovery Institut, con sede
en Seattle, una de las unidades
de guerra psicológica articuladas
por el imperio contra el “Eje del
Mal”. La soberanía de estos reductos
filibusteros se vende literalmente
a abogados que cuentan con
gran influencia sobre la legislación
local y que pueden obtener lo que
deseen en una semana.
Pero tirando un poco del hilo, llegamos
a la conclusión de que el principal
paraíso fiscal del planeta es hoy
la plaza financiera de Londres, siguiendo
la gran tradición pirática inglesa.
En efecto, de los diez requisitos
generalmente aceptados para ser
considerado como paraíso fiscal,
Londres cumple con todos, a saber:
imposición débil o nula para los no
residentes, secreto bancario reforzado,
secreto profesional blindado,
procedimiento de registro simplificado,
libertad total de movimiento
de capitales, rapidez de implantación,
apoyo de una sólida estructura
financiera, estabilidad económica y
política, buena imagen de marca y
red de acuerdos bilaterales con otros
paraísos fiscales y potencias mundiales.
No es pues de extrañar la regular
implicación de establecimientos
londinenses en operaciones financieras
dudosas.
Es evidente, pues, que la existencia
de paraísos fiscales es un instrumento
imprescindible para el capital,
creados y protegidos por los principales
países que lo sirven, es decir,
los Estados Unidos y Gran Bretaña y
sus satélites. Nada podría resultarles
más mortífero que un ataque coordinado
contra estos tumores supurantes
de corrupción.

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