ANÁLISIS // LA EXTREMA DERECHA TRADICIONALISTA CIEGA A LOS REPONSABLES MUNICIPALES DE VIC
Ousama en la ‘ciutat dels Sants’

El autor denuncia la
visión a corto plazo del
Ayuntamiento de Vic y su
falta de ideas como
explicación de su ataque
al empadronamiento.

09/02/10 · 0:00
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Setmanari Directa

El 13 de diciembre de 2009
Ousama fue a votar por
primera vez desde que
llegó a Vic. Lo que se decidía
en las urnas era el referéndum
por la autodeterminación de
Catalunya. La ciudad de Vic acogía
este referéndum donde permitía el
voto a todos sus ciudadanos mayores
de 16 años con independencia
de su lugar de origen, de su color
de piel, de su sexo y de su culto.

En declaraciones a la prensa, el
alcalde de Vic, Josep María Vila, señalaba
que “el derecho a la autodeterminación
es un derecho adquirido
por todos los ciudadanos” del
municipio. El mismo Joan Laporta,
presidente del F.C. Barcelona, fue
la noche anterior a los actos de clausura
de campaña a favor del ‘Sí’.

Ousama estuvo allí, escuchó al
alcalde y al presidente del Barça, y
a muchos otros que fueron a celebrar
un acto de “aplastante normalidad
democrática”, en palabras del
alcalde esa misma noche. Lo que
Ousama desconocía era que pasado
un mes, ese mismo alcalde
anunciaría la intención de impedir
el acceso al padrón municipal, y
por tanto, el acceso a derechos básicos
como la sanidad y la educación
a los inmigrantes sin visado
que residían en el municipio.
Ousama empezó a sentirse contrariado,
extraño en su propia casa.

La niebla, fenómeno climatológico
típico de la ciudad, le resultaba cada
vez más asfixiante. Como Laura, la
protagonista del libro escrito por
Miquel Llor (Laura a la ciutat dels
Sants, 1931), que se ocupa de retratar
un Vic opresivo, moralizante y
hostil hacia a los otros. Lo primero
que vino a la cabeza de Ousama fue
pensar por qué en Vic, y no en otra
ciudad, se propone tal medida claramente
racista, xenófoba y totalmente
irresponsable.

Históricamente la ciudad de Vic
ha sido un feudo del catalanismo
conservador y de la derecha religiosa.
Esa hegemonía se hace evidente
a partir de 1932 y supone una diferencia
con el resto de ciudades medianas
de Catalunya. Es un hecho
histórico que en las elecciones de
1936 fue Vic el único municipio de
toda Catalunya donde el Frente
Popular que agrupaba a las izquierdas
no ganó las elecciones.
En la actualidad, Vic tiene un
Gobierno tripartito, pero a diferencia
de la mayoría de gobiernos tripartitos
que están presentes en los
ayuntamientos de Catalunya (compuestos
por PSC, ERC e IC) éste lo
componen CiU, PSC y ERC.

Otro fenómeno ha puesto a Vic
en el mapa de singularidades políticas
de Catalunya: la presencia, como
segunda fuerza política en el
consistorio, del partido Plataforma
per Catalunya (PxC). Partido racista,
xenófobo y conservador que tiene
como líder a un tal Josep Anglada,
oriundo de la misma ciudad.
A diferencia de otros fenómenos
de neofascismo en Europa, como el
caso del lepenismo francés que tiene
su base electoral en los cinturones
rojos metropolitanos, el caso de
PxC sólo tiene base electoral en algunas
ciudades medianas de la
Catalunya interior (con historia política
conservadora y fuerte peso de
lo que se conoce como derecha de
orden). Por ello podemos decir que
el fenómeno de PxC se asemeja más
a un partido fascista del siglo pasado
que a una experiencia neofascista-
posmoderna.

No es de extrañar que durante el
último pleno del Ayuntamiento de
Vic, donde se discutía la propuesta
de prohibir el empadronamiento a
los inmigrantes sin visado, el portavoz
de PxC y líder del mismo, Josep
Anglada, dijera textualmente: “Los
inmigrantes ilegales no tienen que
tener ningún derecho en nuestra
ciudad ya que no aportan nada bueno,
sólo delincuencia y gasto social”.
Llegados a ese punto podemos situar
esta medida en un intento de
captar voto del PxC por parte del tripartito,
atribuida a un supuesto miedo
al fenómeno PxC. Un miedo que
recuerda claramente al mismo temor
que alegó Von Pappen en el
momento que ofreció la cancillería
de la República de Weimar a Hitler
y así asegurar el orden y la gobernabilidad
de la república.

Lo que más sorprende es que detrás
de esta medida se encuentra el
respaldo de partidos de la izquierda
catalana como son PSC y ERC. Este
hecho nos lleva a pensar que hay
una falta total de ideas a la hora de
gobernar la ciudad y que esa medida,
aparte de racista y xenófoba, es
también fruto de la inutilidad y el
electoralismo homicida para repartirse
el pastel electoral en las próximas
municipales.

Ousama, como antes Laura y
muchos otros, hace tiempo que vienen
a Vic para hacer de la suya una
vida mejor. Muchos migrantes han
llegado a Vic a trabajar en el potente
sector agroalimentario del “fuet
de Vic”, un tipo de sector que en toda
España se caracteriza por altas
tasas de explotación y negación de
derechos elementales. Si añadimos
esto a una política institucional claramente
xenófoba, nos viene a la
memoria aquella frase de “el trabajo
os hará libres” que presidía la entrada
de uno de los lugares mas
sórdidos y asquerosos de la historia
del siglo XX, momento clímax
de la tecnología fascista.

Frente a las pasiones tristes y los
bucles fascistoides del Ayuntamiento
de Vic, cabe la esperanza
de que la otra Vic, la de Ousama,
Laura y muchos más, que nos
consta que existen, hagan lo posible
para que no se vuelvan a repetir
este tipo de propuestas. Ellos sí
son la ciudad del futuro, de Vic, de
Catalunya y de Europa.

DIFERENCIAS
DE CRITERIO

D.S.P.

«Acatamos, pero no compartimos».
La fórmula, usada
también por el Ayuntamiento de
Torrejón de Ardoz (Madrid) para
rectificar su propia política de
empadronamiento, evidencia la
brecha entre los criterios de las
cúpulas políticas y la realidad de
sus cuadros locales. En Vic, las
concejalías de ERC y PSC se han
saltado el consenso del tripartito
en la Generalitat sobre el carácter
puramente censal del padrón.
Si bien el PSC ha sido menos
contundente, la dirección de ERC
ha denunciado con claridad el
carácter «estéril» y «populista» de
impedir el empadronamiento a
quienes carezcan de permiso de
residencia en el Estado español.

No obstante, las directrices acordadas
por las asociaciones de
municipios catalanes, que respetan
el carácter no policial del
padrón, están lejos de ser respetadas
en todos los Ayuntamientos.
Las asociaciones de inmigrantes
denuncian que las trabas
en los servicios sociales municipales
están a la orden del día
también en Cataluña.

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