Miles de personas se han manifestado en los días previos al viaje oficial del presidente de EE UU a Israel y Palestina. Los palestinos rechazan su visita.

Horas antes de que Barack Obama pusiera el miércoles 20 de marzo por primera vez un pie como presidente de Estados Unidos en Israel y, posteriormente, en Palestina, las muestras de rechazo no se han hecho esperar. Belén y Ramalla han sido testigos en los últimos días de concentraciones y acciones contra el presidente norteamericano y la continuidad de las políticas de apoyo a Israel de su ejecutivo.
El domingo pasado, jóvenes palestinos derribaban frente a la Iglesia de la Natividad de Belén un cartel gigante que ha sido replicado en diferentes partes de Cisjordania en el que se leía “Obama, no traigas tu smartphone. En Palestina no tenemos 3G.” En su lugar, se erigió una nueva pancarta: “Nadie debería ser sujeto de tortura, trato cruel, inhumano o degradante,” en una crítica más directa a la opresión israelí.
El breve tour que realiza por la región ha sido organizado de forma desigual. El presidente llegó el miércoles por la mañana a Israel, donde visitó el sistema defensivo militar multicapa conocido como Cúpula de Hierro, se reunió con el presidente Shimon Peres y el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y mantuvo diversos encuentros en centros culturales y educativos.
Mientras tanto, se desplazó brevemente a los Territorios Palestinos Ocupados en dos ocasiones: para encontrarse con el presidente palestino Mahmud Abbas, su primer ministro Salam Fayyad y acercarse a la Iglesia de la Natividad en Belén, donde es supuesto que nació Jesús. “Pedimos a los palestinos que se manifiesten contra el que Israel considera ‘su más cercano aliado en la región’. Es el llamamiento que se ha hecho a la población para unirse a una marcha este martes en Ramalla.
"No queremos que nos visite Obama"
“Hemos venido aquí para decir que no queremos que Obama nos visite. Los norteamericanos y Europa nos tratan como ‘pobre gente’. Al Estado sionista le dan bombas y luego se lamentan de los efectos que causan, y a nosotros nos dan una flor. No respetan nuestra humanidad, nuestros orígenes. Lo único que Obama podría hacer para ser bienvenido en Palestina es parar inmediatamente su ayuda a la industria militar israelí –armamento, logística- y ayudarnos de una vez a conseguir nuestros derechos”, explica un anciano que participa en la protesta y porta un cartel del mandatario norteamericano con el eslogan ‘No Hope’ (Sin esperanza).
“Nosotros no somos enemigos de todo el mundo; somos enemigos de aquellos que matan a nuestros hijos, que bombardean nuestras casas, que no permiten a los niños ir a la escuela. Sólo queremos el derecho a vivir como cualquier otro, en paz.” Un hombre, que prefiere no dar su nombre, explica que es mitad palestino, mitad norteamericano. Lleva una cartulina escrita en las manos: “Mentiroso”. “Obama no es neutral”, dispara. “Está en contra de Palestina y sus decisiones lo demuestran. Si él quisiera, podría acabar con la ocupación mañana poniendo presión sobre Israel, retirando la ayuda que destina al país hasta que éste colapsara.”
El secretario general de la Iniciativa Palestina, Mustafa Barghouti, también participa en las protestas. “La razón de estar aquí es mandarle un mensaje a Obama. No está siendo imparcial, todo lo contrario. La última oportunidad del Proceso de Paz y la vía de los dos estados está siendo completamente destrozada por un estricto y extremista gobierno israelí, que ha anunciado la expansión de los asentamientos.”
Barghouti hace referencia al anuncio del nuevo ministro de Vivienda israelí, Uri Ariel, quien aseguró que el recién constituido Ejecutivo de Netanyahu mantendrá su política –ilegal- de expansión de asentamientos en la Palestina ocupada. Ariel, miembro del partido Bayit Yehudi –la Casa Judía, de corte nacionalista y sionista- utilizó nombres bíblicos para referirse a Cisjordania: "Construiremos en Judea y Samaria más o menos como se ha hecho hasta ahora.
No veo motivos para cambiarlo”.
Las razones podrían llegar del Derecho Internacional, que contempla la ilegalidad de los asentamientos israelíes en Cisjordania y Jerusalén Este, mientras que el Cuarto Convenio de Ginebra considera crimen de guerra la transferencia de población de un territorio ocupante al ocupado. “Israel rechaza la creación de un auténtico Estado palestino. Obama debería prestar atención a la realidad de un sistema segregacionista que se ha establecido aquí, como el que sufrió hace tiempo su propio país.”
Durante la conferencia que Obama ofreció en El Cairo en 2009, dejó entrever un posible cambio de dirección en las políticas norteamericanas en la zona. Aunque aseguró que sus lazos con Israel "nunca se romperán", denunció que la situación actual del pueblo palestino “es intolerable. Sufren las humillaciones diarias que acompañan a la ocupación. Nunca daremos la espalda a su derecho legítimo a vivir con dignidad y un estado propio." Además, instó a los palestinos a que siguieran estrategias no violentas.
Esta forma de resistencia se ha convertido uno de los pilares estratégicos de la organización política y social en el Estado Palestino. Barghouti es uno de sus firmes defensores. “(Obama) Al menos debería decir algo positivo sobre los movimientos palestinos de resistencia no violenta o, en cualquier caso, criticar la represión de Israel ante estas iniciativas. Pero no está haciendo nada. Sólo se dirige al público israelí e ignora el dolor y el sufrimiento palestinos con gestos negativos, como rechazar reunirse con la hija de un prisionero o eludir la visita a la tumba del presidente Arafat, pero no la de Isaac Rabin, cuando ambos fueron asesinados por los mismos enemigos de la paz. Visita de manera oficial Jerusalén Oeste pero no Este. Es injusto”, critica.
“La ira de la gente refleja su sentimiento de decepción, porque las expectativas que se tenían con este presidente eran mucho mayores que con cualquier otro. Por su trayectoria, por su alto conocimiento de la causa palestina –por encima de los demás presidentes- y, por su puesto, por el hecho de que él mismo y su padre fueron víctimas de actitudes segregacionistas. Su silencio sobre estos sistemas tan similares es inaceptable.”
“En mi opinión, no debemos esperar a que otros resuelvan nuestros problemas. Nadie va a venir a darnos una solución. Tenemos que confiar en nosotros mismos. Y eso es lo que estamos haciendo con la resistencia no violenta, que debería derivar en una unidad palestina a nivel interno”, plantea el antiguo ministro de Información. “Además, insisto en el llamamiento a la comunidad internacional a ejecutar fuertes acciones de boicot y sanciones contra el régimen de Apartheid.”
"Obama ha sido permisivo con Israel"
Una profesora de Ciencias Políticas en la Universidad también tiene claros sus motivos. “Nosotros, los palestinos, no creemos que Obama haya apoyado nuestros derechos. Al contrario, ha sido muy permisivo con Israel, especialmente con la cuestión de los asentamientos y estamos muy decepcionados.” Si las protestas llegan incluso antes de que se produzca la visita, es porque ninguna señal ha dejado entrever un cambio de rumbo en las tradicionales relaciones de apoyo entre Estados Unidos y Palestina. “Todo lo que esperamos de su visita es que afiancen su relación, que Norteamérica continúe apoyando a Israel y sus demandas. No hay signos que induzcan a pensar que pueda traernos algo positivo.”
Y recalca la desequilibrada agenda de Obama en la zona. “Ni siquiera pasará por alguna universidad palestina, pero sí visitará una de las universidades más sionistas que existen.”
Estados Unidos no debe ser la referencia
¿Qué significado tiene Estados Unidos en Oriente Medio? “No hay que olvidar que es una súper potencia. Su política exterior, cualquiera que ésta sea, afecta a la región. En primera instancia, cuando se supo de la visita de Barack Obama, creímos que verdaderamente se hablaría de nuevo sobre la solución de los dos estados, definidos por las fronteras de la guerra del 67, pero no será así. Todo Oriente Medio estaba expectante ante un posible cambio impulsado por Obama, especialmente tras su discurso en El Cairo, pero todo ha quedado en palabras”, explica esta politóloga.
“Si escuchas la opinión pública, te das cuenta de que los israelíes no creen en la solución de los dos Estados. Y si consideras los hechos sobre el terreno, más del 22% de lo que fue declarada nuestra tierra tras las fronteras del 67 ha sido robada por el Muro del Apartheid o confiscada con los asentamientos. Yo no veo ninguna esperanza factible para la creación de dos estados. Y tampoco creo que sea lo que Israel está buscando”, concluye.
Khitam Saafin, presidenta de la Unión de Comités de Mujeres Palestinas, considera que el presidente estadounidense no merece ser bienvenido. “Su gobierno apoya la ocupación y sus políticas. Tradicionalmente, han rechazado cualquier avance en la consecución de nuestros derechos en los debates de Naciones Unidas. La última, su voto en contra de una declaración que denunciaba la falta de posibilidades de desarrollo de las mujeres palestinas a causa de la ocupación. Para mí, es un ejemplo de cómo las políticas americanas apoyan la ocupación.”
“Querríamos un cambio de postura por parte de Estados Unidos en la lucha por nuestros derechos ¿y cómo? Apoyando la legalidad internacional y nuestro derecho a la autodeterminación. Pero Norteamérica no ayudará a retomar ningún proceso de paz si no presiona a la potencia ocupante. Y no lo hace.”
Los manifestantes recorren durante dos horas las calles del centro de Ramalla. La mitad del tiempo, el grupo se estanca ante un cordón policial de la Autoridad Palestina que restringe el acceso a las inmediaciones de la Mukata, sede del gobierno palestino y tumba del presidente Yasser Arafat. Se produjeron algunos enfrentamientos entre los propios manifestantes, que creen reconocer a infiltrados de la inteligencia palestina entre los asistentes. Vuelan zapatos que después cubrirán el asfalto, en imitación a aquel lanzamiento de un joven iraquí contra el presidente Bush que ha creado tendencia.
Diversos cánticos se repiten sin cesar durante la marcha: “Michelle (primera dama), llévate a Obama contigo”, “Libertad, Derecho al Retorno y Dignidad” y algunos piden la mecha que encienda la llama de la Tercera Intifada. “En mi opinión no es la Tercera Intifada lo que está por venir, sino la continuación con la anterior. Para algunos, la Segunda Intifada no ha terminado, y nuestra lucha y resistencia debe continuar”, expone Khitam.
Iyad forma parte del colectivo juvenil Palestinos por la Dignidad, surgido a principios del pasado año en protesta a las negociaciones entre la Autoridad Palestina e Israel. Ellos han convocado la manifestación. Rechazan la posible vuelta a cualquier negociación desigual, el papel permisivo de Estados Unidos ante el conflicto palestino-israelí y demandan “restaurar parte de su dignidad, la oposición a la hegemonía occidental, al colonialismo sionista y al consentimiento interno,” como puede leerse en su comunicado.
“Yo sí creo que una Tercera Intifada o levantamiento llegará, tarde o temprano. Pero la clave está en pensar cómo y en qué consistirá. Y tenemos que preparar el terreno para cuando esto suceda, por eso nos movilizamos.”
“Este tipo de visitas, en cualquier caso, sólo pueden darle a Palestina más negociaciones. Y así hemos estado estancados más de 50 años. No queremos que nuestro gobierno sea manejado por Estados Unidos o vuelva a procesos infructuosos”. Es la frustración de quienes ven cómo las negociaciones se han agotado sin ofrecer alternativas.
Resistencia contra Israel
“El gobierno norteamericano subvenciona al ejército israelí, que después mata a nuestra gente. Consideramos que la esperanza no va a venir de Estados Unidos o de Israel, sino de nuestra resistencia a oponernos a procesos de negociación que no llevan a nada. De reconciliarnos y unirnos como palestinos contra el régimen ocupante; crear un proyecto nacional fuerte y estable bajo el amparo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y no liderado por la Autoridad Nacional, que no ha funcionado bajo los términos de los Acuerdos de Oslo”, valora Iyad.
“Los movimientos de Boicot, Desinversión y Sanción son otra de las herramientas que podemos utilizar a nivel internacional”, concuerda con Barghouti. “Sí, necesitamos movimientos de solidaridad y manifestaciones, pero también acciones como estas contra la ocupación israelí, contra los colonos que nos roban la tierra. La resistencia popular es la clave, debe ser la base de nuestra agenda y nuestra estrategia.”
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