La “principal arma anticrisis” de la UE amenaza con reproducir los daños causados en Grecia por la troika. El Estado español será su banco de pruebas.
El estreno mediático, el 8 de octubre en Luxemburgo, estuvo a la altura de la misión: el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE por sus siglas) tenía que ser “la principal arma anticrisis en las manos de la Unión”, como anunciaron a bombo y platillo aquel día los mandatarios del Continente. Sin embargo, la prometida solución al problema de la deuda soberana en Europa ya ha tropezado con su primer obstáculo: la cumbre que se celebró en Bruselas los pasados 18 y 19 de octubre. Allí, el rescate del Estado español, verdadero banco de pruebas del MEDE, ha sido objeto de largas negociaciones entre los jefes de Gobierno de la Eurozona. Tras un “quizá” de Mario Monti y François Hollande y un “nein” de Merkel el mecanismo ha revelado su verdadera naturaleza: se trata de un instrumento más para llevar a cabo los mismos “rescates” que se han visto en Grecia, Portugal, Irlanda. Y cuando Madrid rescate, otra vez, a los bancos, la cuenta será cargada sobre la deuda pública. En tiempos de políticas neoliberales esto significa una sola cosa: más sangre, sudor y lágrimas.
¿Qué es el MEDE?
El MEDE (o ESM, European Stability Mechanism en inglés) es el nuevo fondo de rescate de la Unión Europea. Sustituye a dos entidades existentes: el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (MEEF por su siglas en castellano) y el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), que ya se han distinguido en la intervención de Grecia, Portugal e Irlanda. Los nuevos y los viejos mecanismos son entidades con sede en Luxemburgo, y se distinguen por su temporalidad (el MEDE es permanente, los otros eran provisionales) y por su dotación de capital. El FEEF se financiaba sólo a través de nuevas emisiones de deuda, el MEDE ya tiene 80.000 millones de euros aportados por los Estados miembros. Presidido por el alemán Klaus Regling, el nuevo fondo cuenta con una capacidad de préstamo inicial de 200.000 millones de euros que aumentará hasta los 500.000 millones en los próximos 18 meses. Además, la combinación del MEDE con el FEEF permitirá alzar hasta los 700.000 millones la cifra a disposición de la entidad luxemburguesa.
Se trata sin embargo de unas modificaciones poco relevantes para justificar el “cambio de rumbo” prometido por Bruselas. De hecho, debería haber otra diferencia substancial entre el MEDE y los anteriores fondos de rescate: cuando a finales de junio los líderes europeos anunciaron la creación de la nueva entidad, esta parecía estar libre de la tutela del Fondo Monetario Internacional (FMI). Los nuevos rescates de la Eurozona, empezando por el del Estado español –esa era la promesa– iban a ser diferentes de la agonía de Grecia. Y la solución al alcance de Bruselas era prescindir de los hombres de negro del FMI, que se han ganado, en décadas de intervenciones en todo el mundo, una reputación bastante funesta. Lástima que al final el fondo que había salido por la puerta de los borradores, haya entrado por la ventana, debate tras debate, en la versión definitiva del MEDE. Y volverá a ser protagonista de las negociaciones junto con la Comisión Europea y el BCE: en fin, la troika estará al mando, como siempre.
El “cortafuegos automático”
El nuevo fondo permanente gestionará los futuros “rescates”, aunque los países del euro solo podrán acceder a partir de marzo de 2013 a estas ayudas si han ratificado el pacto fiscal, que obliga a incluir la “regla de oro” –límite al déficit estructural anual– en sus legislaciones (España ya lo hizo en septiembre de 2011). Además tendrán que firmar un memorándum, es decir, aceptar las condiciones dictadas por la troika, cosa que el Gobierno de Rajoy hizo en junio. El resultado final es muy diferente de lo que los líderes europeos habían prometido. Mario Monti, en particular, había insistido en la necesidad de un “cortafuegos automático” que se enfrentase a la especulación sobre la deuda de los países periféricos. Después de tantos recortes –era el razonamiento del primer ministro italiano– la prima de riesgo seguía por las nubes, lo que hacía necesario un mecanismo que, por encima de un determinado nivel de diferencial, interviniese comprando deuda soberana para aplacar la especulación.
En el MEDE, sin embargo, no hay nada de automático; es más, durante la última reunión europea la canciller alemana Angela Merkel ha conseguido bloquear otro rayo de sol que se había abierto con el nuevo fondo de rescate: que la recapitalización necesaria para salvar los bancos en el Estado español se inyectase directamente a las entidades necesitadas. Es decir, que no repercutiera sobre las cuentas públicas. El FEEF se financiaba a través de emisiones de deuda, el MEDE ya tiene 80.000 millones de euros aportados por los estados
Pero, tras posponerse la creación de una Unión Bancaria europea hasta 2014, Merkel ha dado un tajo a las esperanzas de Mariano Rajoy de que las medidas se aplicaran al caso español de forma retroactiva. El ‘nein’ de Berlín supone que el rescate bancario europeo ha añadido al volumen de deuda del Gobierno de Madrid los 40.000 millones a los que ascenderá la ayuda. Aunque, según dicen los rumores, siga habiendo negociaciones informales para un nuevo compromiso entre las capitales e instituciones de la UE con el objetivo de repartir el coste de recapitalizar los bancos entre el MEDE y los Estados, todo ha vuelto a la casilla de salida.
Es la prueba de que en Europa, como en la Sicilia del siglo XIX relatada por El Gatopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, “si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”. Y esto significa, una vez más, obligar a los Gobiernos en apuros a sentarse a la mesa de las negociaciones. Siempre que tengan bien claro que es la troika la que tiene la sartén por el mango.
APUNTES SOBRE EL BANCO MALO
Sareb: almacén de ladrillos
El 16 de noviembre es la fecha prevista para que se ponga en marcha el banco malo, llamado Sareb, en el que la banca comercial volcará sus activos tóxicos -principalmente pisos-. Sareb dispondrá de 90.000 millones en activos.
Sueldos millonarios
Spencer Stuart es la empresa encargada de formar el consejo directivo de Sareb. Está previsto que el consejero delegado del banco malo cobre un máximo de 500.000 euros al año. Según informa publico.es, los siete directivos de la entidad cobrarán un total de dos millones de euros anuales.
comentarios
0