Como todo el mundo sabe después de sus artículos sobre el Cabanyal, Manuel Vicent es un perriflauta, un antisistema y, por si esto fuera poco delito, de Castellón.
El PSOE juega a dos bandas en el Cabanyal
Que un señor de Castellón, amante de la música y de los animales, se pronuncie contra los derribos del ladrillazo y la especulación en el barrio marinero, es más de lo que un redactor medio del diario Las provincias puede soportar.
Como todo el mundo sabe los valencianos más ilustres de los siglos pasados y probablemente de los venideros, Zaplana o Pujalte, son de Murcia. Eso no impide ser presidente de la generalitat, ni directivo del Levante, pero como es perfectamente lógico, para un redactor medio de “Las provincias”, inhabilita para protestar por el Cabanyal. No el ser murciano expresamente, que todo se andará, pero sí el no pertenecer al “terruño”.
Como todo el mundo sabe Salvem el Cabanyal está formado, mayoritariamente, por ucranianos, senegaleses, bolivianos y, lo que ya resulta inadmisible, un señor de Ponferrada. Todos ellos violentos antisistema que arrasan cualquier vestigio de civilización, allá por donde pasan, atacando a la policía y persiguiendo burgueses, como puede comprobar cualquier redactor medio de Las provincias que no se deje engañar por el sonido de las flautas o el ladrido de los perros.
Las comisarías valencianas, como todo el mundo sabe, están desbordadas por las denuncias de los pacíficos burgueses que se vieron salvajemente atacados por hordas de perriflautas, probablemente radiactivos, como demuestran los hospitales llenos de heridos por las mordeduras de los canes salvajes, adiestrados por la internacional perriflauta en bases afganas, casi con toda seguridad hidrófobos.
Faustino Villora, nacido, como todo el mundo sabe, en otro planeta, y quienes junto a él protestaban, protestan y protestarán, son antisistema, perriflautas. Antisistema “gurtel” sobre todo. El sistema gurtel es, hay que reconocerlo, muy bonito e imaginativo.
Se gana mucho dinero, público, se viaja bastante, a Miami, al Vaticano o a la península arábiga, se reciben regalos, simples demostraciones de cariño, de la marca más cara, como no podría ser menos, y los jueces te tratan como si fueras de la familia. Todo ello es, para un redactor medio de “Las provincias”, lo normal, el sistema.
Las páginas de Internet que convocan a cualquier acto en contra de derribar Valencia para que Valencia tenga salida al mar, son, para un redactor medio de Las provincias, francotiradoras que orientan la convocatoria de revueltas. En cambio enviar las excavadoras desde el ayuntamiento a derribar el Cabanyal, a tapar las fosas comunes del cementerio, o a trasladar restos humanos a las canteras, es el alma misma de la democracia, como explican en sus últimos trabajos Ferrari o Louis Vuitton, ideólogos municipales, y recogen ferpectamente en su libro de estilo los redactores medios del diario Las provincias.
También citan, en el que es, sin ningún género de duda, el mejor periódico del mundo, como todos sabemos y sus numerosos premios internacionales respaldan, a los anarquistas, el picante de todas las salsas. En Valencia nunca hubo anarquistas, está documentado. En el Cabanyal nunca hubo anarquistas, se puede demostrar. Y si los hubo serían murcianos. Consulten hemerotecas.
Solo nos queda agradecer la impagable labor ciudadana del insigne rotativo del terruño que, una vez más, demuestra su heroica defensa del sistema incluso contra los actos criminales y terroristas de un puñado de extranjeros mercenarios sin otro interés que desprestigiar a Rita Barberá, Camps, Cotino, Costa, Fabra y demás exponentes máximos de la valencianía de bien, hombres y mujeres que cada noche se exponen a las patrullas del amanecer, como todo el mundo sabe, sin perder por ello la elegancia, el savoir faire; impasible el ademán, como si dijéramos. Amunt Honduras.
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Artículo publicado en ’Las Provincias’:
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