ENTREVISTA: CÁNDIDO GONZÁLEZ CARNERO, SINDICALISTA, EXCARCELADO TRAS LA ACUSACIÓN DE ROMPER UNA CÁMARA DE VÍDE
“De no ser por las movilizaciones, aún seguiríamos en prisión”

El caso de Cándido y
Morala (sindicalistas
condenados por romper
una cámara de vigilancia)
generó una gran campaña
de solidaridad. Cándido
habla sobre los intereses
que hubo tras el juicio.

19/07/07 · 0:00
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LIBRES AL FIN. El 11 de julio, cientos de personas se congregaron en Gijón para mostrar su apoyo a los sindicalistas./ Olmo Calvo

Llevan dos semanas en la calle y en
este tiempo no han pasado un día
sin dar una rueda de prensa, una
charla o atender a los medios.
Cándido González Carnero y Juan
Manuel Martínez Morala (ambos de
la Corriente Sindical de Izquierdas),
salían el pasado 5 de julio de la prisión
de Villabona (Asturias), tras 19
días encarcelados.

No obstante, aún tienen pendiente
que el Tribunal Supremo decida qué
hacer con su condena de tres años
de prisión y las multas de 1.200 euros
a cada uno por la destrucción de
la caja de conexiones de una cámara
de vigilancia durante las protestas
de Naval Gijón en 2005, a lo que se
suma una indemnización de 5.625
euros por el coste de la cámara. Todo
ello a raíz de una acusación del
Ayuntamiento de Gijón (gobernado
en coalición por PSOE e IU) y tras
un proceso penal plagado de irregularidades,
como la no admisión de
un vídeo que exculpaba a los acusados
[no aparecen cuando se rompe
la cámara], o la aplicación de una ley
diseñada contra la kale borroka.

Más allá del aspecto procesal, Carnero
señala otros factores en este juicio:
el deseo de criminalizar y amedrentar
la protesta de los trabajadores,
así como la connivencia de los
poderes políticos con los intereses
especulativos que existen tras el cierre
de Naval-Gijón.

DIAGONAL: ¿Qué papel ha jugado
la movilización social para que os
pusieran en libertad?

CÁNDIDO G. CARNERO: Si no hubiera
sido por las campañas de solidaridad
estoy seguro que seguiríamos
aún en prisión. Pienso que las
autoridades midieron mal el asunto.
Durante mucho tiempo llevaban
con ganas de ejemplarizar con alguien.
Nosotros somos prejubilados,
siempre defendimos la continuidad
de Naval Gijón y debieron de pensar
que era tiempo de meternos un escarmiento,
pensando que no tendríamos
mucho apoyo. Pero la respuesta
ha sido multitudinaria. La presión
fue constante. No sólo en Asturias,
sino en todo el Estado, y también a
nivel internacional. Era histórico que
en plena democracia dos trabajadores
fueran a prisión por protestar por
su puesto de trabajo.

D.: ¿Por qué se aplicó una condena
tan severa? ¿Creéis que era una estrategia
para detener las protestas?

C.G.C.: Es un hecho constatado la
criminalización de los movimientos
sociales. De alguna manera se pretende
echar atrás a las luchas sociales.
Nosotros éramos personas conocidas
por nuestra trayectoria, que
tuvimos un papel importante en las
protestas de Naval Gijón. Así que
intentan hacer pensar: “Si a estas
dos personas les pasa esto, ¿qué
puede pasar con alguien a quien no
le conozca ni dios? ¿Para qué salir a
la calle? ¿Para jugársela?”. Ahora
alguien pega un cartel en la calle y
son 300 euros de multa. Eso es represión.
Aunque la represión más
grande es que te quiten el puesto de
trabajo. Y eso es lo que está ocurriendo
en Asturias.

D.: ¿Qué actitud ha tenido en todo el
caso el Ayuntamiento?

C.G.C.: Nosotros hablamos de que
ha habido una trama política, judicial
y especulativa. Izquierda Unida
ya ha pagado un precio en las últimas
elecciones. Tuvo una posición
de defensa de los intereses del Ayuntamiento
de Gijón. Creo que eso fue
calando en la sociedad. La inmensa
mayoría de la gente no se cree lo que
dice el Ayuntamiento.

D.: ¿Por qué se da esa trama?

C.G.C.: Es algo que tiene unas connotaciones
claras. Política porque es
el Ayuntamiento de Gijón el que pone
la denuncia. Y la policía pone
nuestros nombres. Es un cajetín [el
circuito de la cámara] que se había
roto un montón de veces, y después
lo volvieron a quemar. La trama política
va por esa vía. Luego la policial:
el principal testigo en nuestra
contra era un policía infiltrado, una
persona que instigaba a la gente a
romper cosas y él también rompía.
Y nos condenaron sin pruebas,
pensamos que la condena estaba
decidida de antemano. No es normal
que pruebas tan evidentes no
se tuvieran en cuenta. De ahí que
ahora estemos haciendo recursos
de amparo al Tribunal Constitucional
porque se violaron derechos
constitucionales.

D: Vosotros pertenecéis a la CSI.
¿Cómo veis el papel que han jugado
otras organizaciones sindicales?

C.G.C.: Han jugado un papel bastante
ambiguo. UGT sobre todo.
Nosotros siempre fuimos muy críticos
con la actitud de UGT y Comisiones
en el asunto de Naval Gijón.
En la línea de lo que UGT y CC OO
vienen haciendo constantemente,
ahora aceptan el cierre, reducción
de plantillas, aceptaron que un buque
que se iba a construir en Gijón
se llevara a Ucrania. Y ante un hecho
como el nuestro no han estado
para nada a la altura de las circunstancias.

Me parece que no hicieron
nada para que no ingresáramos en
prisión y luego para sacarnos.
Sabían que nosotros no fuimos la
gente de la acción que nos acusan.
Y UGT en Asturias defiende a capa
y espada los intereses del PSOE.
Como el PSOE era el demandante
hubo un cierre de filas. A última
hora dijeron que se sumaban a las
peticiones de indulto. Pero eso es
lavar la cara.

D.: Después de vuestra salida, ¿qué
vais a hacer a partir de ahora?

C.G.C.: Hay creada en Gijón una
Plataforma contra la Represión y por
las Libertades. Y vamos a seguir trabajando
en ella. Está nuestro caso,
pero hay muchos otros. Lo primero
que hicimos cuando salimos de prisión
fue decir: por lo menos que
nuestra condena sirva para que otros
trabajadores no vuelvan a entrar en
la cárcel por defender su puesto de
trabajo; porque se está dando un estado
de represión que no corresponde
a un estado de derecho.

«El cinismo de los verdugos»
_ Tras el ingreso en prisión,
las numerosas
muestras de solidaridad
con los detenidos
pasaron a convertirse
en movilizaciones casi
diarias por su liberación.
A ello se sumó
una petición de indulto
que fue firmada por
miles de personas y
representantes de
todos los partidos y
sindicatos. A esta firma
de quienes antes no
les habían apoyado se
sumó incluso un respaldo
del Ayuntamiento,
algo que indigna
bastante a Cándido
Carnero: «Los propios
verdugos se sumaron a
la petición de indulto.
Quisieron corregir sobre
la marcha. Pero con
eso no pueden engañar
a nadie. Si denuncias
a alguien luego no
puedes decir que le
apoyas. Es una posición
hipócrita Es una
posición tremendamente
cínica del Ayuntamiento».

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