ANÁLISIS // SEGURIDAD NUCLEAR Y SOLUCIONES ENERGÉTICAS
No se puede prever todo

Reflexionamos sobre la
probabilidad de los
accidentes nucleares y la
actitud del sector
académico pronuclear
que minimiza la gravedad

01/04/11 · 8:00
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Ilustración: Luis Demano/Sinc

No es probable que se produzca
un terremoto de
nivel 9 en la escala de
Richter, seguido de tsunami,
pero ha ocurrido. No es probable
que se den unas pruebas de seguridad
en una nuclear unidas a los
errores de un operador en una central
sin contención primaria, pero todo
esto ocurrió en Chernobil
en 1986.

No es tampoco probable que se rompa
el circuito secundario de una central
nuclear y que el operador de la
central decida introducir agua fría en
el reactor, lo que generó una gran
burbuja de hidrógeno radiactiva, pero
terminó por pasar en Harrisburg
en 1979. Lo mismo podría decirse de
una larga serie de accidentes nucleares:
la probabilidad de que se concatenen
sucesos que saquen a la central
de sus bases de diseño es baja
,
pero puede ocurrir y acaba por
hacerlo. Éste es el problema de la
energía nuclear. Se lucha por reducir
la probabilidad de sucesos catastróficos,
pero la realidad es tozuda y se
encarga de poner sobre la mesa, mediante
accidentes terribles, la peligrosidad
de esta fuente de energía.

Algo que llamó la atención tras el
accidente de Fukushima fue la actitud
del sector académico español
más pronuclear, que se empeñaba
en negar la gravedad
de la situación.
Decían que el escape radiactivo había
sido insignificante y que la situación
estaba ya controlada.

Un experto, catedrático de la
Universidad Politécnica de Madrid,
llegó a afirmar que las explosiones
de hidrógeno eran esperadas
y no
causaron daños significativos. Y el
colmo fue contemplar cómo la presidenta
del Foro Nuclear afirmaba que
los reactores habían soportado bien
el terremoto y que los sucesos de
Fukushima demostraban que esta
energía es segura.

Tampoco la clase política española
quedó bien parada, pues acordó
suprimir el artículo de la Ley de
Economía Sostenible
que limitaba a
40 los años de vida de las centrales
nucleares, abriendo así la puerta para
que funcionasen hasta 60 años.

En estos momentos, aún no se ha
controlado la situación en el reactor
número 3 de la central de Fukushima
Daiichi, cargado con uranio y también
con plutonio, lo que aumenta su
peligrosidad. Y la nube radiactiva ha
alcanzado la ciudad de Tokio
, poblada
por más de 30 millones de personas,
y a unos 250km de distancia de
la central nuclear. En algunos puntos,
los niveles de radiactividad
alcanzan un factor 500 y en las proximidades
de la central se ha llegado
a 10.000 veces el nivel permitido.

Los expertos discuten si la radiactividad
escapada es comparable
a la de Chernobil.
Hay cálculos
que la cifran en un 10%, otros en
un 50%. Incluso hay físicos que afirman
que se ha escapado más radiactividad
que en Chernobil. Pero
los isótopos que se han fugado son
sobre todo yodo y cesio, más ligeros
y menos peligrosos que los residuos
de alta actividad que se fugaron
en la central ucraniana.

En la central nuclear de Fukushima-
Daiichi, no uno, sino una concatenación
de fallos generó el accidente.
Hay que reflexionar sobre la temeridad
de construir 54 reactores
nucleares en un país con tanta actividad
sísmica como Japón. Y preguntar
por qué se colocan al nivel del
mar
(a pesar del fácil abastecimiento
de agua, el riesgo de tsunamis que se
producen después de un terremoto
es muy alto en Japón).

El emplazamiento y el
diseño de los reactores
nucleares también son
responsables del
accidente de Fukushima

También hay que preguntarse
por qué en las centrales nucleares
se diseñan contenciones con un
sistema de venteo que es incapaz
de evitar las explosiones de hidrógeno
que causan tantos daños a los
reactores y a las piscinas de combustible
gastado. Y por qué en
Fukushima los sistemas de refrigeración
y de alimentación de emergencia
no estaban preparados
para
soportar la inundación.

Asimismo cabe preguntarse por
qué se tarda más de 20 horas en tomar
la decisión de enfriar los reactores
con agua de mar, puesto que se
sabía que ésta iba a dañar los reactores.
Y por qué se tarda casi dos semanas
en restablecer la alimentación
eléctrica. Así que desde un punto de
vista técnico, podemos afirmar que
los responsables del accidente no sólo
fueron el terremoto y el tsunami
,
sino también el emplazamiento y el
diseño de los reactores nucleares.

La UE reacciona sugiriendo nuevas
pruebas en las nucleares europeas
para ver su estado. El Gobierno
español ha anunciado que va a revisar
la sismología de sus ocho centrales
nucleares. Cabe objetar que estas
pruebas deberían haberse realizado
antes. Pero sobre todo cabe objetar
que los terremotos no son el único
riesgo de las centrales nucleares
y
que podemos encontrarnos ante un
accidente severo inducido por simples
equivocaciones humanas.

La lección fundamental que cabría
obtener de Fukushima es que
la industria nuclear no lo puede
prever todo. Y que existen sucesos
que, aunque poco probables, acaban
por suceder, puesto que las
centrales son inherentemente inseguras.
Desde mi punto de vista, lo
más sensato sería proceder a un
cierre escalonado de centrales nucleares
y sustituirlas por energías
limpias sin riesgos
, y por medidas
de ahorro y eficiencia

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comentarios

1

  • |
    anónima
    |
    03/04/2011 - 10:36am
    Hay una expresion inglesa que dice "SHIT HAPPENS". Las afirmaciones de Castejón demuestran que hay algún científico que tiene conciencia a diferencia de los que se han prodigado en comentarios y respuestas tranqulizadoras sin ningún fundamento, a los que más que científicos, les calificaría de tecnócratas. Siempre ha habido un ramalazo franquista entre los ingenieros pronucleares, heredado de la militarizada Junta de Energía Nuclear. Ese cariz autoritario es el que ha sustraido a la opinión pública la realidad de los riesgos de la energía nuclear, engañandola y tratandola como si fuera menor de edad. Este bunker pronuclear instalado en la Escuela de Industriales de la Politécnica de Madrid sacó en los 80 una pegatina que decía "nuclear hoy, solar mañana". Pues bien, el "nuclear hoy" se les ha aguado en Fukushima y, por más hierro que quiten, se verá el error de construir centrales nucleares que aún siguen defendiendo.
  • Ilustración: Luis Demano/Sinc
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