ÁFRICA // CULTIVOS PARA AGROCOMBUSTIBLES
Nigeria, un país bajo el control de las trasnacionales

Con la complicidad del Gobierno nigeriano y bajo la
mesa, empresas multinacionales se adueñan de grandes
superficies de tierra destinadas a los biocombustibles.

19/06/09 · 0:00
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Otro caso destacado en el fenómeno
de la compra y expropiación de tierras
en África es el de Nigeria, el
país más poblado del continente y
el octavo exportador de petróleo al
mundo. “Nigeria está bajo el control
económico de las empresas multinacionales,
principalmente alemanas,
inglesas, chinas y estadounidenses,
que explotan desde decenios los recursos
petroleros y agrícolas”, relata
a este periódico Mariann Bassey,
coordinadora del Programa de Soberanía
Alimentaria de Environmental
Rights Action y Amigos de
la Tierra-Nigeria.
La petrolera Shell es la principal
multinacional presente en el país y
ahora está implicada en un juicio
por las explosiones y la quema de
gas a cielo abierto en los pozos de
extracción, con enormes impactos
en el ecosistema fluvial y agrícola
del Delta del Níger y que perjudica
gravemente la salud de las comunidades,
afectadas por enfermedades
respiratorias y tumorales.
Sin embargo, el nuevo negocio de
diversas multinacionales son los
agrocombustibles, “aunque la mayoría
de las empresas extranjeras
se esconden bajo el manto protector
de empresas locales aliadas, para
llevar a cabo sus negocios”, precisa
Mariann Basseyl.

Negocios con alimentos

El Departamento para la Energía
Renovable nigeriano (RED, por sus
siglas en inglés), es una sección
creada por la empresa petrolera estatal
(NNPC), encargada de desarrollar
la industria de agrocombustibles
en el país, procurando inversiones
conjuntas con empresas extranjeras.
Casplex Company y sus socios
chinos han comprado 15.000 hectareas
de tierra para la cultivo de yuca
para etanol, mientras que la alemana
Hagen & Co Engineering Gbr, ha
adquirido amplias zonas fértiles en
diferentes comunidades del delta del
Níger para el cultivo de agrocombustibles
y transgénicos.
Además, Food for All International
(FFAI) and Centre for Jatropha
han firmado un acuerdo con el Gobierno
para la producción de agrocombustibles
destinados a la producción
de electricidad en el país, adquiriendo
terrenos cultivables en muchas
comunidades en el Delta del
Níger, donde ya han empezado el
cultivo de la planta de jatropha.
Por otro lado, la empresa ‘nigeriana’
Global Biofuels Limited está
construyendo, con apoyo de la petrolera
estatal, la primera refinería de
agrocombustibles en Nigeria. Además
ha invertido 750 millones de dólares
para producir etanol en el país.
“Todas estas empresas se están
adueñando de enormes territorios
para producir alimentos o agrocombustibles.
Están cambiando el uso de la tierra de la producción de alimentos
a la producción de carburantes”,
señala Mariann Bassey.
“La mayoría de los políticos están
a favor de las multinacionales.
La política nigeriana de biocarburantes
por ejemplo, producida por
la NNCP, es modelada a partir de
los planes y acuerdos con el sector
petrolero donde todo se hace para
favorecer a los actores extranjeros.
Están exentos de pagar los impuestos
de importación y otras tasas relacionadas
con los biocarburantes
dentro y fuera de Nigeria. Además,
los gobiernos no están dialogando
con los sectores clave de la sociedad
mientras que desarrollan sus
estrategias nacionales sobre agrocombustibles”,
añade.

Desplazados

El desplazamiento de poblaciones
enteras desde sus hogares ancestrales
es el principal efecto de las expropiaciones.
“Las comunidades no
terminan de creerse la promesa del
Gobierno o de las empresas de que
serán reubicadas. Promesas similares
se han hecho en el pasado, pero
nunca han sido cumplidas. El Gobierno
siempre puede recurrir al reasentamiento
obligado de una comunidad
entera por una ley de tierras
nigeriana, que confiere la custodia
de todas las tierras a los gobiernos
estatales”, sostiene Bassey.
La última vez que el Gobierno desplazó
una comunidad en la parte
norte de Nigeria desde su localidad
originaria para desarrollar un “proyecto
nacional”, recuerda Bassey,
las poblaciones denunciaron que la
indemnización pagada no fue suficiente
ni para construir casas de barro
en su nueva situación. La mayoría
de las personas no tenían tierras
de cultivo y se vio obligada a emigrar
en masa a otros lugares, como
las ciudades, en búsqueda de medios
de subsistencia.
“En Nigeria hemos encontrado
que en muchas comunidades visitadas
las personas no tienen idea
del actual proceso de acaparamiento
de tierra de estas multinacionales.
No conocen los acuerdos
entre el gobierno nacional y las
empresas extranjeras, ni saben para
qué será utilizada la tierra expropiada.
Lo que estamos haciendo
es crear conciencia de la realidad,
construir las capacidades de
las comunidades de resistir a este
asalto especulativo sobre la tierra
por parte de las empresas occidentales”,
relata Mariann Bassey.

Tags relacionados: Número 104 Ecología
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