ADIEU SARKO. El marido de Carla Bruni ha anunciado que deja la política. / Foto: Claude Degoutte.

“Sarkozy, c’est fini”. Con estas palabras
inició su discurso el carismático
Jean-LucMélenchon, candidato
del Frente de Izquierdas en la
segunda vuelta de las elecciones
presidenciales francesas. La segunda,
el domingo 6 demayo, confirmó
la victoria de François Hollande.

Después de tres mandatos con
presidentes de derechas, se abre una
nueva etapa en Francia. Con una
abstención del 20% entre los 45 millones
de electores, Hollande sacó
una ventaja de unmillón de votos sobre
Nicolas Sarkozy. Francia dice
adiós al presidente que decidió celebrar
su llegada a la presidencia hace
cinco años en un lujoso restaurante
del centro parisino, que pasó sus vacaciones
en el yate de sus amigos de
la patronal y que ostentaba su Rolex
en los platós de televisión.

De la UE a la guerra de Libia

Sarkozy fue el artífice del Tratado de
Lisboa firmado en 2007, dos años después
de que el pueblo francés rechazara
el proyecto liberal deConstitución
Europea. Fue el presidente del cierre
de maternidades, hospitales y escuelas,
de la reducción de la función
pública, las privatizaciones y la
desindustrialización. Reintegró a
Francia en el seno de la OTAN y
emprendió la guerra de Libia. Fue
también el presidente que intentó estigmatizar
a los inmigrantes y a sus
hijos nacidos en Francia, y vilipendiaba
a los trabajadores sindicados
invitándoles a “dejar a un lado la
bandera roja” para aceptar las reglas
de juego impuestas por la UE y la
globalización financiera.

La primera vuelta de las presidenciales,
dos semanas antes, ya había
marcado el desenlace. Hollande
ocupó el primer puesto frente
a Sarkozy, los votantes dieron además
un 11% de los votos al Frente
de Izquierda (compuesto por el
Partido Comunista Francés y el
Partido de Izquierda deMélenchon,
entre otros). Pero seguía planeando
la reelección de Sarkozy por el apoyo
del electorado de extrema derecha
de Marine Le Pen. Por eso todas
las fuerzas de izquierdas pidieron
el voto para Hollande.

La clave en estas elecciones ha
sido romper la espiral de desmoralización
de la población. En Francia el
paro alcanza el 10%. Tanto la
izquierda como la extrema derecha
han utilizado este discurso, frente
a unas políticas liberales presentadas
por Sarkozy como inevitables.
Muchos ciudadanos han sido por eso
receptivos a las ideas de extrema derecha
(17.8%paraMarine Le Pen en
la primera vuelta).

Minutos después de la derrota,
Sarkozy anunció que se retiraba del
primer plano de la política. Según
los analistas, los deslizamientos hacía
posturas extremistas han hecho
implosionar el consenso gaullista en
la derecha francesa. Ahora, las batallas
entre los jefes de filas quedan
abiertas: el acercamiento al Frente
Nacional de Le Pen o la defensa de
los principios republicanos. En este
debate, el centro-derechista François
Bayou se desmarcó antes de la segunda
vuelta al desvelar su decisión
de apoyar a Hollande.

Hollande, presidente

En su primera alocución como nuevo
presidente de la República ante
decenas de miles de personas congregadas
en la Bastilla, Hollande
dio las gracias a todos sus votantes,
haciendomención especial a los votantes
del Frente de Izquierda.
Durante la campaña electoral,
ante la dinámica del Frente de
Izquierda y la popularidad de su
candidato, Hollande ya se había
visto obligado a dejar de lado los
planes de austeridad y adoptar una
postura favorable a un plan de crecimiento
económico sostenido por
la inversión pública.

El nuevo presidente también
propuso una serie de medidas fiscales
destinadas a hacer pagarmás
el capital y las clases pudientes. Y
se apropió de las temáticas en defensa
de los valores republicanos
que Mélenchon y los militantes del
Front de Gauche habían puesto en
primera línea de debate: Liberté,
Egalité, Fraternité, Laïcité, frente a
la constante división de la población
francesa según sus orígenes,
sus creencias y sus opiniones políticas
practicada por Sarkozy.

“Otra política es posible”

Hollande, antiguo alumno de la
Escuela Nacional de la Administración,
del Partido Socialista francés
desde la era Mitterrand, presidente
del partido durante diez
años de continuo declive electoral
a nivel nacional, recibió durante
la campaña el apodo de Flamby
(una conocida marca de flan),
en oposición al extremadamente
enérgico Sarkozy.

A pesar de los resultados, Hollande
no augura un cambio de
rumbo radical en las políticas en
el país vecino, quinta potencia
mundial y segunda de la UE. Las
elecciones legislativas del 10 y 17
de junio definirán el rumbo político
del país. A nivel europeo, el eje
Merkel-Sarkozy ha pasado a la
historia. La victoria de Hollande
también puede significar una
vuelta al primer plano de la política
con mayúscula frente a gobiernos
impuestos en Grecia e Italia.
Alemania, en vísperas de elecciones
generales en otoño, también
se pronunciará.