Una votación a última hora marcada por las presiones de la empresa rechazó ayer la convocatoria de huelga indefinida prevista para el 25 de enero en Sadiel, empresa que se encarga del mantenimiento informático de la Junta de Andalucía y de Endesa.
- Foto: Marcos Prado.
"Un paso previo y obligado para conocer la situación de la empresa es reflexionar sobre la de España. (...) No os descubro nada nuevo si os digo que España está muy mal". Con este y otros argumentos que aluden en abstracto a la situación de crisis económica, la empresa logró a última hora el rechazo de la plantilla de Sadiel a la convocatoria de una huelga indefinida a partir el 25 de enero.
La convocatoria había sido aprobada por la plantilla en su asamblea del 15 de diciembre, y ya estaba legalizada. Sin embargo, en la asamblea del miércoles 18, la propuesta se rechazó con 163 votos en contra, 93 a favor y 5 votos en blanco. La plantilla llegó a ese resultado tras más de dos horas de discusión.
"En estos días la empresa ha puesto toda la carne en el asador para desconvocar la huelga", se lamenta Marcos Prado, delegado del comité de empresa a través de la plataforma sindical independiente Parato2, impulsora de la movilización. Además de la carta dirigida a la plantilla, la participación activa de la gerencia y de cuadros medios en las asambleas ha terminado de inclinar la balanza en contra de la huelga indefinida, según este sindicalista
"Se ha votado que no a esta huelga, pero eso no quiere decir que se abandone la lucha", precisa Prado. En un sondeo no vinculante celebrado el lunes, un 64% ya se había manifestado en contra de la huelga indefinida pero, de esos votos negativos, un 44% (de un total de 300) aducía motivos económicos para no secundarla y sólo un 12% (48 votos) estaba en contra del paro.
La plantilla de Sadiel lleva con el sueldo congelado desde 2010, y también ha perdido las pagas extras y otros beneficios sociales desde que la Junta de Andalucía vendiera su participación al grupo Ayesa.
El precedente de la venta
En mayo del pasado año, Sadiel,
empresa líder en Andalucía en el
sector de las tecnologías de la información
cuya titularidad había
sido semipública desde su fundación
en 1984, pasaba a manos de
la empresa privada Ayesa. La
Junta de Andalucía se desprendía
así, con la venta de la participación
en Sadiel de la Agencia
Andaluza de Innovación (IDEA),
de una empresa con una plantilla
de 1.500 trabajadores y encargada
de sistemas esenciales para el funcionamiento
y control de la
Administración Pública como son
la gestión de nóminas y personal
de la Junta de Andalucía y la gestión
presupuestaria, esto es, pagos
y cobros.
Si antes de la venta las condiciones
de trabajo ya habían tomado un
cariz de precarización, la transferencia
a manos privadas acentuó la
dinámica hasta el punto de que, en
un sector caracterizado a menudo
por la individualización y ausencia
de lucha sindical, los trabajadores
aprobaran, el pasado 15 de diciembre,
iniciar una huelga indefinida.
Tres son las demandas que impulsan
la huelga: el desbloqueo de
la negociación colectiva, el cese de
la política de recortes de derechos
de los trabajadores por parte de la
compañía y el mantenimiento del
poder adquisitivo (subida de sueldos
correlativa al IPC) con efectos
retroactivos desde 2010.
El comité
de empresa, compuesto mayoritariamente
por representantes de
Parato2 –grupo independiente y heterogéneo
de trabajadores que, forzado
por la legislación sindical,
concurrió a las elecciones bajo las
siglas de CC OO– llevaba tiempo
soportando una negociación del
convenio en el que se sentían constantemente
“ninguneados”.
A este
panorama contribuía el comportamiento
de los sindicatos mayoritarios
que conllevó la desvinculación
de Parato2 de CC OO y, sobre todo,
un claro enfrentamiento con UGT
que, con una participación minoritarios
en el comité de empresa, ha
colaborado con la dirección para
intentar ‘colar’ un convenio planteado
de modo unilateral. La situación
laboral, además, ha empeorado
ostensiblemente desde la adquisición
de Sadiel por Ayesa.
Además de soportar una congelación
salarial que, en palabras de
Marcos Prado,
les ha llevado "a una pérdida
de poder adquisitivo de entre un
15 y un 20%”, y de haber sido retirados
beneficios como los trienios
–aumentos de 5% del salario cada
tres años– o la jornada intensiva
en verano, el ritmo de destrucción
de puestos de trabajo, que afecta
especialmente a los subcontratados,
pone de manifiesto una política
de despidos “al límite del ERE”.
De hecho, reflexiona Prado, “los
trabajadores tenemos claro que
tras la política de despidos la intención
es hacer un Expediente de
Regulación de Empleo”.
La operación de transferencia de
Sadiel a capital privado se materializó
mediante la compra por parte
de Ayesa a Idea y a Endesa del
15,5%de las acciones que cada una
poseía. Asimismo, Ayesa adquirió
de Cajasol (actual Banca Cívica)
un 15% y otro tanto de Indra. En
definitiva, y debido a la baja valoración
inicial de Sadiel –35 millones
de euros–, renunciar a una empresa
que, además de ocuparse de
la gestión de buena parte de los datos
de la Junta, facturó en 2010 118 millones de euros,
le supuso a la Junta de Andalucía
una baja cantidad, en torno a los
5,5 millones de euros. Los trabajadores
denuncian que esta operación
ha supuesto “un expolio a los
bolsillos de todos los andaluces”
porque “Sadiel se ha vendido muy
por debajo de su valor real”.
El sector informático asiste a
una depauperación progresiva de
sus condiciones laborales. La de
Sadiel habría sido la segunda huelga indefinida
en el sector. La primera
fue llevada a cabo en 2010 en la
consultora informática Alalza.
Convocada por CGT, tras 10 días
de huelga consiguieron un acuerdo
favorable para los trabajadores.
La Coordinadora de Informática de
este sindicato manifestó
su apoyo y solidaridad a los trabajadores
de Sadiel.
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