El proyecto TriBall, con la gestión de 30 locales comerciales
en una zona céntrica y abandonada por las instituciones,
transforma el tejido urbano de Madrid. Abordamos este
caso, sintomático de los cambios en los modelos de ciudad.
- CALLE DESENGAÑO. Una tienda de
ropa en una de las calles que forman
parte del proyecto / Juan Carlos Rojas
A principios de 2008, con el titular
“TriBall compra un barrio” se presentaba
el Proyecto TriBall. La cercanía
con la calle Fuencarral y la
Gran Vía junto al abandono institucional
y degradación que afectaban
a “el triángulo de la Ballesta” animó
a dos socios (el comerciante Eduardo
Moreno y el arquitecto Miguel Ángel
Santi Ibáñez) a iniciar un proceso de
gestión de más de 30 bajos comerciales
que en menos de tres años pasó
a denominarse zona Triball.
Máximo beneficio, mínimo riesgo
El proyecto de Triball centra su discurso
en la revitalización del barrio
mediante la dinamización de la actividad
comercial y residencial “para
que se convierta”, según declaraciones
de Moreno “en una zona normal”.
Pero como ya ocurrió con
Chueca en los años ‘90, el denominado
triángulo Ballesta se encuentra
sometido a una estrategia similar en
la que el ocio y la moda son los parámetros
que definen un escenario futuro
de gentrificación que tiene como
víctimas a prostitutas, politoxicómanos
y vecinos.
La estrategia adoptada ha sido la
de impulsar el alquiler de locales que
habían echado el cierre para el establecimiento
de nuevas tiendas y
creación de una marca comercial
propia y diferenciada de la zona limítrofe.
Para ello, la asociación adquirió
más de 30 bajos con el asesoramiento
y administración de GROVE
Consultores, una empresa especializada
en el diseño y comercialización
de centros y parques comerciales.
Durante estos últimos meses Tri-
Ball ha ampliado la compra, ha mantenido
el espacio comercial “okupación
creativa” sin cobrar el alquiler
de los locales y ha desarrollado una
campaña de márketing y publicidad
sin precedentes para legitimar esta
operación y, por otro lado, construir
la imagen de proveedores de seguridad,
limpieza y convivencia que quieren
proyectar más allá de las fronteras
del barrio y de la ciudad.
Simultáneamente han capitalizado
los recursos del barrio a través de
las mesas de negociación del Área
de Rehabilitación Pez-Luna dirigiendo
el apoyo institucional a su operación
comercial y atribuyéndose los
recursos que estaban destinados a
las mejoras del barrio. La remodelación
del mobiliario urbano, la regularización
del tráfico en las calles aledañas
al triángulo, la instalación de
cámaras de videovigilancia junto a
una mayor presencia policial hacen
público el apoyo institucional, que financia
la operación de limpieza y
prioriza la zona TriBall dentro del
Plan de Rehabilitación.
Alentados por el éxito, el pasado 7
de febrero diez entidades crearon la
Federación de Comerciantes y Vecinos
del Centro de Madrid. En ella está
presente la asociación de empresarios
de la Gran Vía, de Montera,
Cibeles, Tirso de Molina-Lavapiés,
Triball, Foro Cívico y Plataforma
Corredera Baja de San Pablo. Su primer
objetivo será la creación de un
enorme centro comercial elitista de
puertas abiertas que secunde la estrategia
de TriBall, se extienda hasta
Mostenses-San Bernardo y consolide
el proceso de gentrificación de
Malasaña como barrio residencial de
clase alta. La capitalización de la zona,
con la consiguiente subida del
precio de la vivienda, les convertirá
en los principales promotores a través
de sus diferentes sociedades.
Los vecinos del barrio son otro factor
clave en el proceso. La conceptualización
de la zona como área degradada
ha generado una relación
entre vecinos y asociaciones de conflicto
con la Administración, fragmentando
el interés común y las redes.
Tras la remodelación de la plaza
de los cines Luna, la iniciativa privada
de TriBall se apropió del discurso
y mecanismos de la administración,
participando en las mesas de trabajo
de servicios sociales y desarrollando
supuestas actividades socioculturales
para el barrio a través de diseñadores
y artistas cool que encarnan
los valores más significativos del proyecto.
Asociaciones de vecinos y comerciantes
como el Foro Cívico y la
Corredera Baja de San Pablo son la
otra parte del poder simbólico de la
empresa. Sus numerosas apariciones
son la defensa pública de la recuperación
del barrio como una conquista
de Triball para el bien común:
“se ha logrado que las autoridades
por fin actúen y se impliquen en la
transformación”, “se ha atraído la
atención pública a aspectos positivos
y no lo de siempre”, “se dinamiza el
barrio no solo como zona de copas”
y “se ha alejado la drogadicción” son
declaraciones a pie de calle.
Pero no todo es cooperación acrítica
vecinal: altas ofertas de dinero a
comercios tradicionales para que se
vayan, inspecciones policiales a locales
fuera del circuito, quejas por las
intimidaciones y coacciones, no cesión
de locales a colectivos por su nacionalidad…
son ejemplos de cómo,
con la tribalización, se vacía un barrio
para volver a llenarlo y de cómo
una Administración hace una cesión
integral encubierta de su gestión a la
empresa privada por encima de múltiples
iniciativas de autogestión y
participación vecinal que se han venido
dando desde hace años (Más información
en la página web //antitriball.
wordpress.com).
VEN, GENTRIFÍCAME OTRA VEZ...
Objetivo: 'pijicizar' Sevilla
_ MARÍA JOSE ROMERO
_ La pijización del barrio de la
Alameda sigue avanzando; y la
reforma urbanística del paseo
de la Alameda, que ahora culmina,
es la guinda de un pastel
tematizado como Alameda
bohemian-chic. Ya aparecen
muchos carteles de alquiler y
venta, pero el incremento de
los precios producido en los
últimos años no remite, ni
visos. Tras tanta lucha vecinal
en torno a este espacio, el
Ayuntamiento puso en marcha
hace cinco años un proceso
de «participación» para definir
el nuevo diseño y usos del
paseo. Pero al poco se desvelaba
como simple artimaña de
distracción. La reurbanización
y regusto finales son de
cemento armado y amarillo;
todo amarillo: ¡pues toma dos
tazas! Y el uso y disfrute de la
calle se ve atacado ahora por
una ordenanza «cívica» que
transgrede derechos constitucionales
y que entra en colisión
con el uso y disfrute vecinales
de la Alameda; donde
dicha norma se está jugando
su credibilidad, a los pies de
una nueva comisaría policial.
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Raval de Barcelona
_ JORDI BONET
_ Con la Revolución Industrial, la
instalación de fábricas y viviendas
obreras hizo del Raval barcelonés
uno de los barrios
más poblados. Así, pasó a ser
puerta de entrada de sucesivas
migraciones y escenario
privilegiado de la efervescencia
social catalana. El Franquismo,
con voluntad de castigar
un foco de resistencia
obrera, hizo caer el barrio en el
olvido institucional, acelerando
los procesos de degradación.
Con la democracia, el Ayuntamiento,
inició una estrategia
de «higienización bajo la excusa
del estado de degradación»
que se reflejó en distintos planes
urbanos , así como la instalación
de un cluster cultural
en su zona norte (CCCB,
MACBA, universidades...). Hoy,
el Raval se encuentra sometido
a una fuerte presión gentrificadora.
Conviven poblaciones
de muy bajos recursos
económicos, sometidos a
mobbing inmobiliario, con
nuevos profesionales y equipamientos
orientados a la oferta
turística (hoteles, apartamentos
turísticos...).
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