Proliferan los permisos para esta técnica de extracción de hidrocarburos, con fuertes
impactos en el medio y la salud, que se publicita como nuevo El Dorado energético.
"Además de los efectos en el medio, divide a las comunidades"
Una apuesta sucia y tóxica
- El lendakari Patxi López visitando las prospecciones en Texas.
La pasada semana el lehendakari
vasco Patxi López anunciaba en
Dallas, "a pie de uno de los pozos de
extracción" –según explicaba el diario El País– que el próximo año se
llevarán a cabo las dos primeras perforaciones en Euskadi para extraer
"shale gas" (gas de pizarra) con la
técnica denominada fractura hidráulica (fracking en su acepción coloquial en inglés).
En todo el Estado proliferan los
permisos para aplicar esta técnica
con fuertes impactos medioambientales, que profundiza en el modelo
energético basado en los combustibles fósiles. En cambio, ha sido prohibida en Francia y se han dictado
moratorias en diversos condados de
EE UU, Canadá, Suiza e Inglaterra.
Gas "no convencional"
El "gas no convencional" es gas natural que no se halla en grandes bolsas, sino mucho menos concentrado,
por lo que resulta complicado extraerlo. El gas de pizarra (también
denominado gas de esquisto), que
pertenece a este tipo, se encuentra a
mucha profundidad y distribuido en
pequeñas burbujas no conectadas
entre sí. El fracking es la técnica utilizada para extraerlo. Primero se
hace una perforación vertical hasta
llegar a la capa de pizarra para, a
continuación, perforar horizontalmente e inyectar millones de litros
de agua a mucha presión, mezclados
con arena y aditivos químicos –hasta
500 sustancias entre las que se figuran elementos cancerígenos y muta-
génicos–. Así se libera el gas que, junto con el agua, la arena y los aditivos,
retorna a la superficie, pudiendo
arrastrar otras sustancias como metales pesados, radón o radio.
Los riesgos medioambientales y
para la salud pública de este método de extracción son una evidencia
para las poblaciones de EE UU en
las que la contaminación de los
acuíferos se ha producido ya. "Lo que hemos observado", explica Josh
Fox, director del documental
Gasland, "es que está relacionado
con casos desde cáncer, a problemas
respiratorios, daños cerebrales, desórdenes neurológicos, hipersensibilidad a químicos, y todo tipo de extrañas alergias".
¿Una nueva burbuja?
Pese a la propaganda de la Administración Obama, que apuesta por extender la explotación de gas no convencional en todo el mundo, la serie
de artículos “Drilling” (Perforación)
publicados por The New York Times
ha sacado a la luz decenas de correos electrónicos y documentos internos de funcionarios de la Administración de Información de la Energía
estadounidense que plantean un
"fundado escepticismo" sobre la industria de gas de pizarra. Los correos apuntan a una posible "burbuja
energética", dado que –dice un alto
funcionario– "las estimaciones de la
industria podrían exagerar la cantidad de gas que las empresas pueden
obtener de la tierra a un precio asequible". Se afirma "el carácter impredecible de la perforación de gas
de pizarra", y que es difícil saber
"cuánto tiempo serán productivos los
pozos".
Para Daniel Gómez, miembro de
la Asociación para el Estudio de los
Recursos Energéticos, "la fiebre del
gas pizarra estará llenando los bolsillos de aquellos que cuentan con la
información adecuada". Según
Gómez, "en el momento justo se saldrán del negocio, dejando a los incautos inversores en la cuneta, y buscarán otra fiebre". En esa misma
línea, el consultor geológico estadounidense, Arthur Berman, miembro
del sitio web de discusión sobre energía The Oil Drum, señala que "las reservas han sido considerablemente
exageradas", que las estimaciones
que se están manejando tienen "una
probabilidad del 5% de ser ciertas", y
que nadie habla de los pozos secos,
de los que produjeron y ya están inactivos, y de los que están produciendo "una cantidad ridículamente baja de gas".
En la Unión Europea, parejo a la
"fiebre" por el gas no convencional,
se ha iniciado un debate sobre el impacto ambiental del fracking. En julio de este año, Francia prohibía esta
técnica debido a los peligros medioambientales que entraña. Los titulares de permisos han tenido que
comunicar a la administración las
técnicas "utilizadas o previstas", y
ello ha supuesto la derogación de
tres permisos este mes. En Lancashire (Reino Unido), la pasada primavera se interrumpieron las perforaciones en dos pozos al producirse
seísmos a unos 500 metros de los
mismos. El Servicio Geológico
Británico ha conectado los seísmos
con el fracking. En cambio, en el extremo opuesto, Polonia se ha convertido en la máxima defensora de la
técnica.
La fiebre llega a España
En un reciente viaje a Amsterdam,
Ben van Beurden, jefe de Shell
Chemical, ala química de petróleo y
gas de Shell, ha señalado que pese a
la "fiebre europea" por el gas de pizarra, las posibilidades de este tipo
de negocio en Europa son limitadas
pues "se trabaja mucho mejor si los
derechos sobre los minerales pertenecen a los propietarios de la tierra",
dado que "los propietarios privados
tienden a ceder al significar dinero
en el bolsillo". En Europa el subsuelo
es competencia de las administraciones públicas.
El anuncio de Patxi López, –relativo al permiso Enara, de 2006–, ha
seguido la tónica de otras presentaciones, haciendo hincapié en el "autoabastecimiento", mantra que repiten, pese al carácter aproximado de
las estimaciones, doquiera se pretende introducir el fracking. Aunque dicen haber encontrado "significativos
indicios", aún deben invertir cien millones de euros en dos nuevas prospecciones "para confirmar definitivamente el hallazgo".
Actualmente, hay solicitados, y
en varios casos concedidos, permisos para casi todas las comunidades autónomas: País Vasco,
Cantabria, Asturias, Castilla León,
Castilla La Mancha, La Rioja,
Navarra, Cataluña, Comunidad
Valenciana, Aragón y Andalucía ya
están en el mapa del fracking. En la
mayor parte de los casos ni las poblaciones ni, a menudo, los alcaldes
tienen conocimiento de ello.
En Cantabria, la Asamblea contra la fractura hidráulica surgió al
conocerse por la prensa la existencia del permiso Arquetu, tramitado para una zona contigua a
la reserva natural del Saja-Besaya. Ni siquiera los alcaldes lo
sabían. Esta asamblea ha presentado ante la Dirección General de
Industria un recurso y algunos
ayuntamientos, tras ser informados, se han animado a presentar
mociones de rechazo.
Para Ecologistas en Acción es relevante señalar que "caminar hacia
una cobertura 100% renovable es incompatible con el apoyo a la explotación y uso de los combustibles fósiles". El gas no convencional, y el
modelo extractivo que implica, en
cambio, parece seguir en los planes
del Gobierno estatal que, en septiembre, afirmaba que "las actividades de prospección de hidrocarburos tienen un interés estratégico y
económico evidente".
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