EL ESTANCAMIENTO DE LAS NEGOCIACIONES EN LA OMC LLEVA A LA UE A INCLINARSE POR LOS TLC
La UE se cansa de esperar a la OMC

Junto al relanzamiento de
la Constitución Europea
por medio de la vía rápida,
para la mayoría de la
población europea pasa
desapercibido que
Bruselas prepara nuevos
ajustes y avanza con sus
políticas neoliberales.

24/05/07 · 0:00
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ANTI WTO. El estancamiento de la OMC quedó patente en la última reunión de la OMC en Hong Kong en diciembre de 2005.

La canciller alemana, Angela Merkel,
y el nuevo presidente francés,
Nicolas Sarkozy, se comprometieron
recientemente a trabajar juntos
para “sacar a la UE de la parálisis”
en la que se encuentra después del
rechazo popular al proyecto de la
Constitución Europea en Francia y
Holanda en 2005. Sarkozy, que viajó
a Berlín pocas horas después de
tomar posesión como presidente de
Francia, aseguró que esta visita a la
capital alemana “no sólo era un gesto
simbólico”, sino una forma de
lanzar un mensaje político de gran
calado al resto de socios comunitarios.

También tiene previsto reunirse
con el presidente del Gobierno
español para “reactivar la construcción
europea”. Sarkozy aboga
por un tratado simplificado, que
contemple sólo mejoras en el funcionamiento
de la Unión de los 27,
que sería aprobado en Francia por
vía parlamentaria, sin recurrir de
nuevo a un referéndum. El miedo
de los poderes políticos europeos
a repetir el fracaso es grande.

Pero a pesar de la crisis institucional,
en los últimos meses, la UE
ha puesto en marcha nuevas políticas
económicas y comerciales que
tendrán enormes impactos sociales
y ambientales, dentro y fuera de
Europa. En octubre del 2006, por
ejemplo, la Comisión Europea lanzó
su estrategia ‘Europa global:
compitiendo en el mundo’, en la
que esboza la forma en que Bruselas
buscará acuerdos bilaterales
de libre comercio con importantes
economías emergentes y, así, garantizar
nuevos y provechosos
mercados para las empresas europeas.

La apuesta por la vía bilateral
es debida al estancamiento de las
negociaciones multilaterales en el
seno de la Organización Mundial
de Comercio desde 2001. La UE
también pretende reforzar los derechos
sobre la propiedad intelectual
y reducir las barreras no arancelarias -como políticas sociales y
ambientales- de sus socios comerciales,
además de potenciar unas
“reformas internas” en el interior
de la UE, aún más favorables al sector
empresarial y acordes con la estrategia
de Lisboa. El informe expone
una agresiva estrategia de
‘competitividad externa’. En palabras
del comisario de Comercio de
la UE, Peter Mandelson: “Queremos
garantizar que las empresas
europeas competitivas, respaldadas
por las políticas internas adecuadas,
deben poder ganar acceso
a los mercados mundiales y operar
en ellos con seguridad. Ésta es
nuestra agenda”. Para poder comprender
las verdaderas prioridades
e intenciones de la UE, es necesario,
muchas veces, consultar documentos
internos, como por ejemplo
los elaborados por la Dirección
General de Comercio Exterior de
la Comisión. Allí queda reflejado
que la estrategia de Mandelson se
reduce, de acuerdo con Alexandra
Strickner, del Instituto para la
Agricultura y la Política de Comercio,
a lo siguiente: “Si la UE desea
mantener su competitividad en el
mercado mundial, debe intensificar
sus esfuerzos para crear oportunidades
para sus empresas en el
exterior, apuntando especialmente
al entorno normativo en terceros
países”. Pero para construir empresas
fuertes, añade, la UE también
“debería crear un entorno más favorable
para las empresas dentro
de sus propias fronteras”. Lo que
supone mayor desempleo, precariedad,
una profundización de la
privatización de los servicios públicos
y menos gastos públicos en
sanidad, educación, cultura, integración,
personas mayores y con
discapacidad, además de perjudicar
sobre todo a las condiciones de
vida de las mujeres, concluye Barbara
Specht, de la red feminista europea
WIDE. En nombre de la
competitividad, esta estrategia
promueve no solamente acuerdos
comerciales con todas las regiones
del mundo, sino también y fundamentalmente
una mayor desregulación
social, laboral y medioambiental
en la propia UE.

En abril, la Comisión Europea ha
adoptado otra comunicación con el
título Una Europa global: una
Cooperación Reforzada para facilitar
a los Exportadores Europeos el
Acceso a los Mercados. Según sus
palabras, esta estrategia desmantela
las barreras comerciales en otros
países y crea “nuevas oportunidades
de exportación”. La piedra angular
es una nueva “cooperación
descentralizada”, o sea la creación
de grupos de trabajo ad-hoc sobre
el terreno entre la Comisión, los
Estados miembros y las empresas
en terceros países. La asociación de
Cámaras Europeas de Comercio e
Industria, Eurochambres, se mostró
encantada. Según su comunicado
de prensa, “la estrategia de acceso a
mercado es un ejemplo de cosas
que están bien hechas”. Arnaldo
Abruzzini, secretario general de
Eurochambres, dijo: “Nosotros hemos
pedido a la Comisión desde hace
mucho tiempo que desarrolle
una política comercial más activa y
que promueva los intereses de las
empresas europeas en el exterior”.
La nueva estrategia es un paso en
esta dirección, según Abruzzini.


La UE apuesta por los tratados bilaterales de libre comercio (TLC)

El Consejo de Ministros de la
Unión Europea de Asuntos
Generales y Relaciones Exteriores
aprobó en Luxemburgo,
el 24 de abril, el mandato de
la Comisión Europea para
negociar cinco nuevos tratados
de libre comercio (TLC)
con India, Corea del Sur, países
del ASEAN, América Central
y los países andinos.
Curiosamente, el mismo día,
una delegación de Businesseurope,
el lobby de las patronales
europeas como la
CEOE, se reunió con David
O’Sullivan, de la Dirección
General de Comercio de la
Comisión Europea, para
hablar sobre las negociaciones
en la OMC, incentivar un
rápido comienzo de las negociaciones
bilaterales y
demandar disposiciones obligatorias
de servicios comerciales.

“Estos tratados suponen
una mayor amenaza para
el medio ambiente y los ciudadanos
en los países en
desarrollo, así como en Europa,
que las nefastas propuestas
hechas ya en la OMC”,
subraya Charly Poppe, de
Friends of the Earth Europe.
“Los derechos de las comunidades
locales y de los Estados
para decidir sobre sus
propias políticas macroeconómicas
están siendo reemplazados
por orden de las
empresas transnacionales
europeas”, agrega.

Más de 90 redes y organizaciones
internacionales criticaron
en una carta dirigida a los
ministros que “los nuevos TLC
constituyen una grave amenaza
a la justicia social, la equidad
de género y el desarrollo
sostenible, tanto dentro como
fuera de la UE”. En particular
vulneraría la seguridad alimentaria
y generaría enormes
pérdidas de empleos. La
inclusión de los “temas de
Singapur” en las negociaciones,
que ya fueron rechazados
en el marco de las negociaciones
en la OMC,
amenaza con restringir las
posibilidades de los países
en desarrollo para aplicar
reglas de inversión, políticas
de competencia y compras
públicas para promover políticas
más acordes con las
necesidades de su población,
como la lucha contra el hambre,
la conservación de recursos
naturales y el acceso universal
a los servicios públicos.

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