ESPECULACIÓN // LA INSTALACIÓN SE SITÚA ENTRE LA VALLA Y EL CETI
La UE investigará el campo de golf de Melilla

La Comisión de Peticiones de la UE investigará el campo de golf de Melilla,
edificado junto a la valla que separa la ciudad y en la que decenas de
inmigrantes han muerto en los últimos años intentando cruzar desde África.

, Melilla
19/12/09 · 0:00
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Una petición de Ecologistas en Acción
ha motivado el interés de la
Comisión Europea por esta instalación
deportiva, que costó casi dos
millones de euros y de la que parte
de su financiación corrió a cuenta
de los Fondos Europeos de Desarrollo
Regional (Feder). No obstante,
apenas dos centenares y medio
de vecinos de Melilla están federados
y aproximadamente un centenar
utiliza el swing habitualmente.

El campo de golf de Melilla es
un paréntesis verde entre la enorme
valla que separa la Ciudad Autónoma
de Marruecos y el Centro
de Estancia Temporal de Inmigrantes
(CETI), donde decenas de
irregulares pasan las noches con
el temor de que la Policía escoja
esa jornada para arrestarlos y devolverlos
a su país. En los alrededores,
pequeñas chabolas sirven
de refugio para nigerianos, marroquíes
o argelinos que, si se acercan
por el CETI a buena hora, pueden
ver el abundante agua con la
que se riega el campo de golf.

“Símbolo de la opulencia”

“Situar un símbolo de la opulencia
entre una valla fronteriza con el
Tercer Mundo y un Centro de
Estancia de Inmigrantes constituye
un mal gesto”, denuncia, diplomático,
Manolo Soria, miembro de
Guelaya-Ecologistas en Acción de
Melilla. Pero la visión del campo de
golf en mitad del candado que cierra
la puerta de Europa a la población
empobrecida es más que una
imagen fea. A pesar de ello, los responsables
políticos de la Ciudad
Autónoma, liderados por el alcalde-
presidente, Juan José Imbroda
(PP), se cierran en banda en su defensa
de la instalación deportiva y
acusan de “enemigos de Melilla” a
aquellos que han llamado la atención
sobre lo hiriente de la instalación.
Eso sí, prefieren no realizar
declaraciones, ya que no han respondido
ninguno de los requerimientos
realizados por este medio
para posicionarse sobre la cuestión.

Pero las razones contra el campo
de golf no se reducen a la ética y la
estética. “La ciudad tiene escasez
de agua potable”, señala Samuel
Martín, miembro de la organización
ecologista. “No obstante, el campo de golf utiliza ingentes cantidades
de agua que podrían estar
surtiendo de agua potable a Melilla,
en vez de estar ‘fabricándola’
con la desaladora que, a su vez, es
gran consumidora de electricidad”,
añade Manolo Soria. A esto se le
suma el hecho de que “para mantener
la hierba del campo en una latitud
como la de Melilla, hace falta
usar ingentes cantidades de productos
fertilizantes y fitosanitarios
que pueden contaminar los acuíferos
de la ciudad”.

Aunque resulte sorprendente,
es perfectamente legal destinar a
un campo de golf la financiación
europea que está pensada para el
desarrollo de una región. La normativa
comunitaria avala la creación
de instalaciones deportivas o
infraestructuras que potencien el
turismo. Pero, ¿cuántos golfistas
llegan cada día desde la península
a un campo de golf de nueve hoyos
desde donde pueden vislumbrar
primeros planos de pobreza
mientras practican su deporte? No
existen datos al respecto, aunque,
como señala Soria, “dudamos mucho
que vayan a venir miles de turistas
para practicar aquí el golf,
sabiendo que cualquier español
tiene a día de hoy algún campo a
menos de 30 minutos de su casa”.
A pesar de ello, la Ciudad
Autónoma, al contrario que otros
municipios estatales, se encarga
también de sufragar el mantenimiento
con fondos públicos, para
lo que ha subcontratado a la empresa
Goyca SA, responsable
también de la construcción del
campo, que ocupa un 2% del total
del territorio melillés. “El suelo,
el mantenimiento y el agua lo pagamos
entre usuarios y no usuarios”,
denuncia el ecologista.

También otros sectores han percibido
la existencia de intereses urbanísticos
en los alrededores del
campo, tal y como denunció el
Colegio de Arquitectos de Melilla,
que mostró “su inquietud” ante la
posibilidad de que la Ciudad Autónoma
edificase en unos terrenos
calificados como “no urbanizables”
ante la “preexistencia de compromisos”
con las promotoras.
No obstante, a pesar del interés
mostrado por la Comisión Europea,
los responsables ecologistas
no confían en que la investigación
tenga un efecto directo sobre el
campo de golf o sobre la valla.

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