opinión
La toma de posición de los medios comerciales brasileños

El editorial del centenario periódico O Estado de
São Paulo
, uno de los más importantes del Brasil,
del 25 de septiembre de 2010, constituye un
episodio significativo en la comunicación de masas
en el país. A la manera de ver de este analista,
asumir una posición públicamente implica una
nueva era en las relaciones de las empresas
periodísticas con la política brasileña.

11/10/10 · 12:11
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En el texto titulado “O mal a evitar” (El mal a evitar),
el periódico de la familia Mesquita (una de las que
componen el oligopolio mediático brasilero) define
su rechazo al concepto de los medios
comportándose como partidos políticos
y al mismo
tiempo asume el apoyo a José Serra, del Partido
de la Social Democracia Brasileña – PSDB (el
mismo del ex-presidente Fernando Henrique
Cardoso) e Indio de la Costa, del Partido
Demócratas – DEM (el más conservador y
neoliberal de las elecciones) alegando que es
necesario evitar un daño mayor.

Al contrario de varios compañeros en la ciencia política contemporánea, entiendo
que la prensa (los agentes económicos cuyo producto simbólico condensa
información, opinión y sentido) aún bebe en la tradición de la Revolución Francesa
y debe siempre exponer su visión de mundo y posicionar-se en las coyunturas
políticas. Está en su naturaleza, y aún cuando no lo explicite, de todos modos realiza
estos dos movimientos.

Cuando una de las mayores empresas del país define su preferencia en este
momento político
, veo tal hecho como un motivo de celebración, ya que defiendo
esta tesis hace más de diez años. Conmemoro la hazaña como periodista por
formación, finalmente graduado en esta especialidad en la Universidad Federal del
Río de Janeiro y también por ser actor tanto en los medios alternativos como en la
enseñanza, en el área de comunicación y política.

Uno de los pasos para aumentar la participación popular en este régimen es el
explicitar las posiciones. Yo aún, modestamente, nunca escondí mi no adhesión al
proceso de democracia indirecta y abrí la defensa de la vía de la democracia directa,
donde las decisiones fundamentales pasan por plebiscitos o referéndum. Reconozco
estemos muy distantes de este modelo democrático radical. En lo que concierne a
las relaciones tensas entre la gran prensa y el gobierno, necesitamos tener frialdad
analítica para comprender el motivo de esa incomodidad.

Hace pocos días escribí que la campaña está siendo pautada por los medios. Esto
no implica necesariamente adulteración factual, pero los énfasis y enfoques siempre
están y estarán vinculadas con el punto de vista de quien produce el contenido.
Es de eso que se trata la pugna de los candidatos gubernistas con las mayores
empresas de comunicación del Brasil, como las Organizaciones Globo, la editora
Abril y el periódico Folha de São Paulo, que junto con el periódico Estado de São
Paulo
, componen el principal núcleo informativo del Brasil.

Este proceso electoral viene siendo una disputa en dos partes. En la primera
mitad, concomitante con la eliminación de los canarinhos en la Copa del Mundo y,
posteriormente, el inicio de la campaña obligatoria, todos los candidatos afirmaban
la agenda positiva. Desde el inicio, intentaban tomarse un aire de verosimilitud
con el gobierno de Luiz Inácio Lula de Silva, del Partido de los Trabajadores – PT.

Ya en la segunda parte del primer turno de las elecciones, y concomitante con
las denuncias y en contra de las pautas de los medios, la disputa comienza a barajar el
mazo. No se trata de una novedad, en vista de lo ocurrido en la elección pasada,
cuando la acción de los “aloprados” [entusiastas impulsivos] creó un hecho mediático necesario para inyectar
aliento en la oposición tucana. En esa ocasión, la Policía Federal detuvo a dos
personas conectadas al PT con R$ 1,7 millón, que serían supuestamente usados
para comprar un dossier contra José Serra, entonces candidato a la Gobernación
de São Paulo. Un hecho idéntico se dio en 2002, con la Operación que gestara la
empresa Lunus, perjudicando la candidatura de Roseane Sarney (DEM), hija del ex-
presidente de apellido homónimo, José, beneficiando así el propio Serra, que pasó a
contar con el apoyo de toda la derecha.

Esa vez el trabajo de las mayores empresas periodísticas fue investigar, recalentar
y difundir una imagen –en parte correcta– de que hay (o había) un escándalo
en el primer escalón de la Presidencia. La oposición trabaja hoy con la evidente
maniobra de campaña de asociar a Dilma con su ex-subordinada del Ministerio de la
Casa Civil, Erenice Guerra. La situación defiende, a mí modo de ver en forma muy
tímida, la tesis de que los medios “toman partido” y se inclinan a favor de una o dos
candidaturas.

No veo la toma de posición como problema o dilema, tanto conceptual como de
práctica política. Los medios de país alguno son “neutros, imparciales y objetivos”.
Además, si hay algo incompatible con la producción de sentido es la neutralidad.

Contradictoriamente, la afirmación de neutralidad como teoría es fácilmente
refutable, pero como doctrina tiene un efecto de legitimación absurdo. Cuando
la empresa de la familia Mezquita explicita su preferencia electoral y expone los
motivos, invita sus pares a hacer lo mismo, adhiriéndose o no a su candidato.

Repito. Tal hecho es muy saludable para aumentar la politización de los aún pocos
brasileños que consumen y comprenden la producción de periodismo con énfasis
en la política
. Espero, sinceramente, que todo y cualquier vehículo mediático, sea
grande o pequeño, empresarial o sindical, de mercado o alternativo, privado o
comunitario, haga lo mismo. Sólo así derrumbamos el falso mito de la neutralidad
y objetividad
y pasamos a comprender que la decisión colectiva está implicada en
disensos y antagonismos.


Comentario Final después de la primera vuelta: Los medios han conseguido
una victoria puntual, una vez que imponen la agenda para el candidato más a la
derecha (no que los aliados de Dilma no sean de derecha y ella misma es, cuando
mucho, una keynesiana desarrollista) y en la primera vuelta de las elecciones
generales brasileñas, Dilma ha recibido un 46,91% (47.651.434 votos), Serra se
llevó un 32,61% (33.132.282 votos)
y la ex petista intentando abrir una cuña de
tipo tercera posición, Marina Silva obtuvo 19,33% (19.636.359 votos). Esta batalla,
los medios de familias oligárquicas nacionales han salido parcialmente victoriosos.

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