LIBIA // PELEA DIPLOMÁTICA ENTRE FRANCIA Y RUSIA
“La resolución 1973 de la ONU permite hacer cualquier cosa”

El conflicto libio, empantanado entre los desencuentros
en el Consejo de Seguridad de la ONU y las llamadas de
la Unión Africana por alcanzar una solución política.

15/07/11 · 7:50
Edición impresa

Muamar Gadafi se dirigió, mediante
un mensaje grabado, a los miles de
seguidores que el viernes 1 de julio
se concentraban en la céntrica Plaza
Verde de Trípoli: “Los libios son capaces
de llevar un día esta batalla a
Europa, hacia sus oficinas, sus hogares
y sus familias, que se convertirían
en objetivos militares legítimos,
tal y como ellos han hecho con
los nuestros. […] Si lo decidimos, somos
capaces de trasladarnos a
Europa como langostas, como abejas.
Aconsejamos que se retiren antes
de que se convierta en un desastre”.

El líder libio, que permanece aún
en Trípoli, según fuentes oficiales,
tensaba así las relaciones diplomáticas
entre los estados miembros de la
OTAN marcadas en primer lugar
por la orden de detención emitida
por el Tribunal Penal Internacional
de la Haya contra Gadafi, su hijo
Saif Al Islam, y el jefe de los servicios
de Inteligencia, Abdulá al
Senussi. Y, en segundo lugar, por el
reconocimiento por parte de Francia
de haber aprovisionado de armas a
las milicias opositoras.

El miércoles 29 de junio el periódico
Le Figaró informaba, sin citar
fuentes, que a principios de ese mes
aviones franceses habían suministrado
armas a los rebeldes en las
montañas de Nafusa, al suroeste de
Trípoli. Según el periódico francés,
una gran cantidad de lanzacohetes,
rifles de asalto, ametralladoras y misiles
cayeron en paracaídas sobre un
territorio en el que desde hace semanas
se desarrollan los combates entre
fuerzas gadafistas y opositoras.

JPG - 136.1 KB
 
Foreign and Commonwealth Office

El portavoz del ejército francés,
Thierry Buckard, no tardó en responder.
Justificó la intervención en tanto
que se hizo “en defensa de la población
civil y ante la constatación de
una agravación de la situación humanitaria
en la zona”. El ministro de
Exteriores francés, Alain Juppé, fue
más lejos. Corroboró las palabras de
Buckard y añadió: “La población civil
era muy vulnerable y por eso se
lanzaron en paracaídas comida, medicina,
y también armas para la defensa
propia”. Además, recordó que
si bien la resolución 1970 del Consejo
de Seguridad de la ONU, aprobada
en febrero, prohibía suministrar
armamento de ningún tipo, la 1973,
firmada un mes después por Naciones
Unidas, autorizaba a “tomar
cuantas medidas fuesen necesarias”
para proteger a la población civil.

El gobierno de Rusia no se tomó
bien las noticias llegadas de Francia.
El 30 de junio un visiblemente molesto
ministro de Exteriores pidió explicaciones
de lo ocurrido a su homólogo
galo, con quien precisamente
debía reunirse en San Petesburgo
el día siguiente. “Se trataría de una
grave violación de la resolución
1970 de la ONU, la cual imponía un
embargo sobre la venta de armas a
Libia”, dijo el ministro Serguei
Lavrov. Tras el encuentro oficial, ambos
políticos anunciaron, en una rueda
de prensa conjunta, que de ahora
en adelante no permitirían “puntos
poco claros” en documentos internacionales.
Aún así, Juppé apuntó que
los epígrafes 4 de ambas resoluciones
de la ONU amparaban la intervención
francesa. Y Lavrov matizó:
“El punto cuarto de la resolución
1973 permite a quien sea hacer cualquier
cosa”.

El 30 de junio, Lavrov,
ministro de Exteriores
ruso, pidió explicaciones
a Francia por las armas
lanzadas sobre Nafusa

Si bien no vetó la resolución 1973,
Rusia sí ha criticado durante los últimos
meses la misión de la OTAN, a
la que ha acusado en repetidas ocasiones
de actuar fuera del alcance de
los mandatos de Naciones Unidas.
Este incidente supone un palo más
en la rueda de los intereses de
Francia y Reino Unido, cuya propuesta
de resolución de condena a
las agresiones contra la población civil
de Bachar al Assad en Siria se topó
desde el principio con el rechazo
de Moscú, aliado del gobierno de
Damasco. La ingeniería diplomática
se afana en que Rusia o China,
opuesta también al borrador presentado
y apoyado por la mayoría de
Estados europeos, no ejerzan su derecho
al veto en una resolución cuya
ausencia por el momento levanta cada
día más críticas entre víctimas y
simpatizantes de la causa siria.

La Unión Africana pide diálogo

Por otra parte, la Unión Africana
(UA), que engloba a 53 Estados del
continente, llamó a los países miembros
a no secundar la orden de arresto
contra Muamar Gadafi, su hijo y
el jefe de la Inteligencia libia emitida
por el Tribunal Penal Internacional
de la Haya. Para la UA, ejecutar esta
resolución dificultaría los esfuerzos
africanos para encontrar una solución
política a la situación en Libia.
Además, el presidente de la Unión,
Jean Ping, acusó al Tribunal de La
Haya de actuar de forma “discriminatoria”
al obviar los crímenes cometidos
por Occidente en países como
Iraq, Afganistán y Pakistán.

DECLARACIONES SOBRE EL TERRENO

GADAFI
«Los libios son capaces de llevar un
día esta batalla a Europa, hacia
sus oficinas, sus hogares y sus
familias, que se convertirían en
objetivos militares legítimos tal y
como ellos han hecho con los
nuestros». Muammar el Gadafi,
líder libio.

FRANCIA
«Estamos exactamente dentro del
marco de las resoluciones del
Consejo de Seguridad de la ONU
y de nuestros socios de la OTAN,
a quienes informamos de nuestra
actuación. Todos los medios son
buenos para proteger a la población
libia». Alain Juppé, ministro
de Exteriores de Francia.

DIÁLOGO
«Es bueno que la hoja de ruta de
la Unión Africana permita reunirse
a todas las partes y alcanzar una
solución». Bashir Saleh, jefe de
gabinete de Gadafi.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

Foreign and Commonwealth Office
separador

Tienda El Salto