Desde que un grupo de empleados de cadenas comerciales de Milán convocara en 2001 el primer May Day, la iniciativa ha encontrado eco en otras ciudades europeas que se han sumado al primero de mayo de la precariedad. Este año el May Day se celebra en
doce ciudades europeas, incluyendo Sevilla y Barcelona, para volver a espantar los fantasmas de la falta de derechos básicos de vivienda, sanidad, ciudadanía o trabajo.
- SANTA PRECARIA. El uso desviado de la iconografía religiosa se ha convertido en una marca de los May Day. / Indymedia Barcelona
Jóvenes precarios, inmigrantes
sin papeles, trabajadores despedidos
y víctimas de la especulación
inmobiliaria se movilizarán
el próximo primero de mayo en
varias ciudades europeas en la
que ya es la quinta edición del
May Day. Esta versión alternativa
del Día Internacional del Trabajador -nacida en Milán- se celebrará
en Barcelona y Sevilla por
tercer y segundo año consecutivo.
Con esta iniciativa, sus organizadores
pretenden recuperar la
combatividad perdida en las tradicionales
marchas de los sindicatos
mayoritarios, por quienes
ya no se sienten representados.
En Barcelona, este año las consignas
se centrarán en los “conflictos
reales de la ciudad”, por lo
que temas como la inmigración,
el espacio público o la inminente
reforma laboral estarán presentes
en la movilización. “Precariedad
cero; ni en la vida, ni en el trabajo”
será el lema de una convocatoria
en la que ocuparán un lugar
preferente los colectivos afectados
por la Ordenanza cívica aprobada
recientemente por el Ayuntamiento
barcelonés (prostitutas,
sin papeles, activistas de colectivos
urbanos); movimientos por
una cultura alternativa (que hace
unas semanas ocuparon el teatro
Arnau); o los trabajadores despedidos
en Seat, entre otros.
La marcha, que en parte discurrirá
por el barrio céntrico del
Raval, irá acompañada por diversas
acciones reivindicativas, pero
que no se conocerán hasta el mismo
día de la protesta barcelonesa,
una de las más concurridas en
las ediciones anteriores del May
Day. Entre los promotores de la
convocatoria, están el Colectivo
de Apoyo a Chiapas, la asamblea
del Barrio de Sants, la Asociación
Derechos y Papeles para Todos,
los grupos políticos Revolta
Global (Espacio Alternativo), los
independentistas Endavant y En
Lluita (En Lucha), así como la
Xarxa contra la Precarietat i el
Tancament d’Empreses (La Red
contra la Precariedad y el Cierre
de Empresas) y aquellos sindicatos
reunidos en la Coordinadora
Unitaria Sindical de Catalunya
(CUSC), como la IAC, En Construcción
o CO.BAS.
Bajo el lema “Tenemos derecho
a tener derechos. Los precarios
del Sur se rebelan”, por otro lado,
diversas ciudades andaluzas están
trabajando para superar las
1.500 personas que reunieron por
primera vez en Sevilla el año pasado,
en la segunda movilización
más importante del Primero de
Mayo en Andalucía, después de
la que organizó el Sindicato de
Obreros del Campo (SOC) en
Almería. En la línea de la convocatoria
catalana, los ejes de la jornada
se centran en temas como
la inmigración, la vivienda o los
conflictos en el trabajo. También
la represión in crescendo que se
está viviendo en el espacio público
tendrá su presencia a través de
la plataforma de artesanos de Sevilla
La Paca- y su conflicto candente
en la capital andaluza.
Además de la movilización, en
el sur también organizarán acciones
descentralizadas los días
previos y un concierto que culminará
con la grabación de un CD
recopilatorio de canciones cuya
letra tenga una temática laboral.
El 1 de mayo por la mañana, los
colectivos implicados en el May
Day -la Liga de Inquilinos, centros
sociales como el de Casas
Viejas, la asamblea Ninguna Persona
es Ilegal, el colectivo En
Tránsito de Málaga y la Oficina
de Derechos Sociales, entre
otros- también apoyarán las ocupaciones
de fincas que protagonizarán
el SOC, por un lado, y la
CNT y CGT, por el otro.
Muchos y muy diversos colectivos
reunidos en una misma convocatoria
que intenta (con mayor
o menor éxito) vincular con imaginación
los conflictos laborales
de toda la vida con el resto de
conflictos que acechan nuestro
día a día. Y un mensaje subliminal
para los grandes sindicatos,
cuyas direcciones ignoran hace
tiempo a los más golpeados por
las políticas neoliberales; ¿sabrán
(o querrán) entenderlo?
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